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Cap32 : Examen De Graduación Ninja

Después de una retirada exitosa, Yasuke comenzó a sentir cómo la adrenalina se disipaba gradualmente, dejando paso al dolor que recorría su cuerpo. Cada músculo resentido, cada herida infligida durante el combate, ahora se hacía presente con una punzada aguda.

Con gesto adusto, Yasuke recorrió su cuerpo con la mirada, identificando las múltiples heridas y contusiones que adornaban su piel. Maldiciendo en silencio, sacó varias hojas de su bolsa y las contó con cuidado. Después, las llevó a su boca y comenzó a molerlas entre sus dientes.

Hacía unos días, durante una de sus expediciones en busca de comida y rollos de información, había observado cómo unos conejos comían una hierba y luego caían profundamente dormidos. Movido por la curiosidad, recolectó algunas de esas plantas y las llevó consigo. Experimentando con dosis controladas, descubrió que la hierba funcionaba como un potente calmante natural.

Sin embargo, Yasuke era consciente de los peligros de su uso descontrolado. Si se administraba en exceso, podía llevarlo al estado de somnolencia extrema e incluso al desmayo. Demasiada cantidad, y podía ser fatal. Después de realizar varias pruebas con animales pequeños, había calculado cuidadosamente la dosis necesaria para su propio peso.

Ahora, con las hojas molidas en su boca, Yasuke esperaba sentir pronto el alivio que le brindaría el calmante natural. Sabía que no podía permitirse quedarse inmóvil por mucho tiempo. Aunque había logrado escapar del enfrentamiento con Haruki, no podía bajar la guardia.

Consciente de que no podía arriesgarse a permanecer en el mismo lugar, Yasuke decidió ponerse en movimiento. Sabía que debido al efecto del tranquilizante, sus sentidos estaban actualmente desconectados, lo que lo dejaba vulnerable a cualquier amenaza que pudiera surgir. No quería confiar en que su último ataque fuera suficiente para disuadir a Haruki de seguir su rastro.

Con esta precaución en mente, Yasuke sacó varios mapas que había conseguido durante sus expediciones anteriores. Aunque todos parecían iguales a simple vista, había aprendido a notar las pequeñas pero importantes diferencias entre ellos, especialmente en lo que respecta a las rutas seguras y las zonas donde habitaban bestias peligrosas.

Con cuidado, examinó cada uno de los mapas, comparando las diferentes rutas y marcando mentalmente las áreas más peligrosas que debía evitar. Aunque su mente estaba nublada por el efecto del tranquilizante, su instinto de supervivencia seguía alerta, guiándolo hacia decisiones prudentes y calculadas.

Después de estudiar los mapas detenidamente, Yasuke eligió una ruta que parecía ser la más segura y menos transitada. Con paso cauteloso, se adentró en el espeso bosque.

Después de dos horas que le parecieron eternas, Yasuke finalmente divisó lo que había sido su asentamiento, su refugio seguro en este peligroso bosque. Sin embargo, en lugar de encontrar la tranquilidad que esperaba, fue recibido por un desorden evidente que activó todas sus alertas de peligro.

Parecía que algo había perturbado la tranquilidad de su refugio seguro en el bosque. Yasuke avanzó con cautela hacia el lugar, alerta ante cualquier posible amenaza. El desorden evidente a su alrededor aumentó sus preocupaciones, y cuando notó que una de sus trampas había sido activada, su corazón comenzó a latir con más fuerza.

Una sensación de inquietud se apoderó de él mientras inspeccionaba los alrededores en busca de cualquier señal de lo que podría haber causado este caos. ¿Qué había sucedido en su ausencia? ¿Quién o qué había invadido su refugio? Estas preguntas revoloteaban en su mente mientras se preparaba para enfrentar cualquier peligro que pudiera acechar en las sombras del bosque.

Con cautela, Yasuke comenzó a buscar pistas que pudieran ayudarlo a entender lo que había ocurrido

Con el corazón latiendo rápidamente, Yasuke se acercó al tronco hueco y examinó el área con precaución. La sangre fresca manchaba el suelo cerca de la entrada, lo que indicaba que algo había ocurrido recientemente. Una sensación de temor se apoderó de él mientras se preparaba para enfrentar lo que pudiera encontrar dentro.

Con cuidado, Yasuke se agachó y entró en el tronco hueco, con sus sentidos alerta y su cuerpo tenso ante cualquier posible amenaza. Su mente calculaba rápidamente las posibilidades y se preparaba para actuar en caso de emergencia.

Dentro del tronco hueco, siguiendo el rastro de sangre, Yasuke se encontró con algo sorprendente: un majestuoso leopardo albino de imponente presencia. El animal, de pelaje predominantemente blanco con manchas apenas perceptibles, emanaba una aura de misticismo y ferocidad. Sus ojos rojos intensos destacaban poderosamente, observando con cautela la entrada del refugio.

El leopardo yacía acostado, con una expresión vigilante en su rostro felino. Siguiendo el recorrido de sangre, Yasuke notó que una de las extremidades del animal había sido atravesada por un kunai, probablemente perteneciente a una de las múltiples trampas que había dejado antes de su ausencia.

A pesar de su sorpresa, Yasuke comprendió rápidamente la delicadeza de la situación. Con movimientos lentos y respetuosos, intentó acercarse al animal herido, pero un gruñido profundo resonó en el aire, advirtiéndole que no se acercara más.

Entendiendo la advertencia del leopardo albino, Yasuke retrocedió unos pasos, mostrando respeto hacia el animal y reconociendo su dominio sobre el espacio. Con cuidado, retrocedió lentamente, manteniendo una distancia segura pero vigilante.

Yasuke se encontraba en una situación delicada. El agotamiento físico y mental por la batalla del día había sido extremo, y los efectos de los tranquilizantes que usaba para controlar el dolor lo sumían en una profunda somnolencia. Sin embargo, el riesgo de ser atacado por la noche, tanto por sus enemigos como por la bestia herida que ahora compartía su refugio, era una preocupación constante.

Cada ruido en la oscuridad lo hacía sobresaltar, cada sombra lo mantenía tenso y preparado para la acción. A pesar de su debilidad física, Yasuke sabía que no podía permitirse bajar la guardia, especialmente en un entorno tan hostil como el Bosque de la Muerte.

La noche transcurrió lentamente, con Yasuke luchando contra el sueño y la fatiga, pero también contra el miedo y la incertidumbre. Cada momento de quietud era interrumpido por los sonidos de la naturaleza circundante, cada susurro del viento era una advertencia potencial de peligro.

A medida que el amanecer iluminaba el horizonte, Yasuke sintió un leve alivio al haber sobrevivido a la noche. Sin embargo, sabía que su lucha estaba lejos de terminar.

Yasuke se vio obligado a salir a cazar para satisfacer el hambre que lo consumía. Con su estado físico y mental debilitado, sabía que no sería capaz de realizar una caza normal. Su fondo de emergencia, que alguna vez estuvo lleno, se había visto disminuido por las necesidades de la bestia que ahora compartía su refugio.

Decidió recurrir a un plan ingenioso para conseguir comida. Utilizando parte de las últimas reservas de hierbas tranquilizantes que le quedaban, las molió hasta convertirlas en polvo. Luego, encontró un pequeño estanque en el bosque y esparció el polvo de las hierbas en el agua, permitiendo que se diluyeran.

Se ocultó cerca del estanque y esperó en silencio, con paciencia. Después de varios minutos de espera, su objetivo se materializó: un grupo de venados se acercó al estanque para beber agua. La dilución del tranquilizante en el agua del estanque no fue suficiente para hacer que los venados se durmieran, pero sí los afectó lo suficiente como para que mostraran signos de letargo y sus patas temblaran ligeramente.

Aprovechando esta oportunidad, Yasuke se movió con sigilo y precisión. Se acercó al grupo de venados y, con un movimiento rápido y certero, logró abatir a uno de ellos. Aunque sus manos temblaban y su cuerpo estaba débil, la necesidad de alimentarse le otorgó la fuerza y la determinación necesarias para completar la caza.

Después de asegurar la presa, Yasuke regresó a su refugio, agradecido por haber encontrado una solución ingeniosa para obtener comida en su estado debilitado.

Pensando en su nuevo compañero de casa.

Después de un momento de duda, Yasuke decidió actuar. Con cuidado, preparó una porción de carne y la rellenó con las hierbas tranquilizantes, sabiendo que podrían aliviar el sufrimiento de la bestia.

Una vez terminada su labor, colocó la comida cerca de la entrada del tronco, esperando que la bestia la encontrara. Mientras tanto, se concentró en preparar su propia comida, aunque su mente seguía preocupada por el estado del leopardo albino. Pasaron unos minutos llenos de tensión antes de que Yasuke decidiera verificar si la bestia había tomado la comida.Pasado un tiempo, Yasuke se aproximó sigilosamente y encontró al leopardo albino sumido en un profundo sueño. Su pelaje blanco resplandecía bajo la luz tenue del bosque, mientras que su respiración pausada revelaba la calma momentánea en la que se encontraba.

Con pasos silenciosos, se acercó al animal dormido y lo examinó con cautela. Notó que su respiración era más calmada, pero la tensión aún se reflejaba en su cuerpo herido.

Con determinación, Yasuke comenzó a examinar la herida en el hombro del leopardo. La sangre seca y la marca del kunai evidenciaban el daño infligido, pero también la resistencia del animal ante el dolor. Yasuke sabía que debía actuar con rapidez y precisión.

Decidido a brindarle ayuda, Yasuke se dispuso a tratar la herida en el hombro del leopardo. Utilizando su ropa y un palo, improvisó un torniquete para detener el sangrado

Con habilidad, intentó aplicar un torniquete en el brazo herido del leopardo. Sin embargo, la piel gruesa y resistente del animal dificultaba su tarea. Con paciencia y concentración, Yasuke canalizó su chakra para ayudar a mantener la presión en la herida y detener el sangrado lo mejor que pudo.

Una vez que logró estabilizar la herida, Yasuke se dispuso a retirar con cuidado el kunai incrustado en el hombro del leopardo. Con manos temblorosas por la tensión, comenzó a retirar la hoja metálica, pero subestimó la sensibilidad del animal.