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Cap 15: Picnic

Mientras Nonoe expresaba su frustración por la tardanza de sus amigos, dos siluetas emergieron en la distancia. Conversaban animadamente mientras se acercaban a la ubicación de Nonoe, quien los reconoció al instante y les reprendió:

—Ya estamos retrasados. Deberíamos estar en camino. ¿Podrían ayudarme a cargar los bentos para el picnic?

—Oh, disculpa. Un fanboy me distrajo —respondió Yasuke, insinuando rápidamente que la culpa era de Minato.

—¡Qué dices! Ni siquiera me avisaste que Nonoe nos esperaba —replicó Minato, visiblemente molesto.

—Eh, creí habértelo dicho. Tal vez lo olvidaste, estabas medio dormido —se excusó Yasuke.

—¡No estaba dormido! Estaba entrenando —insistió Minato.

Yasuke, con una sonrisa irónica, cogió una de las canastas de comida y se dirigió hacia la salida, seguido de cerca por un Minato frustrado.

En el campo de entrenamiento número 56, una amplia pradera albergaba cinco figuras. Cuatro de ellas conversaban sentadas en el césped, mientras una quinta yacía con los ojos cerrados.

—¿Dónde están? Están tardando demasiado —se quejó una chica con distintivos tatuajes de colmillos rojos en las mejillas.

—Quizás se han retrasado por algo importante —intentó tranquilizar otra joven de cabellos azabaches.

—Lo importante es que traigan la comida —comentó el Akimichi, aportando su perspectiva pragmática.

Mientras tanto, Nonoe, Yasuke y Minato se acercaban al grupo. Nonoe, al ver a sus amigos, corrió hacia ellos agitando los brazos:

—¡Chicos, ya estamos aquí! Lamentamos el retraso.

—Déjame adivinar, Yasuke causó el retraso —dijo la Inuzuka, dirigiéndose a Yasuke, quien solo le sonrió enigmáticamente y continuó su camino.

La situación se tornó cómica cuando Tsume, impaciente, retó a Yasuke a un combate, pero éste se negó, alegando tener un compromiso previo con Shikaku. La Inuzuka acusó a Yasuke de mentir y evadir el combate, a lo que él respondió con una sonrisa y una excusa evasiva.

Mientras tanto, los demás preparaban el picnic. Minato compartió emocionado su nueva habilidad como ninja sensor, comparándose con el Segundo Hokage. Yasuke, escuchando a distancia, no pudo evitar sonreír ante la pasión de su amigo.

Mientras la comida era extraída de las cestas, Yasuke percibió una presencia oculta, aunque su búsqueda visual no reveló a nadie. En ese instante, algo se lanzó a gran velocidad hacia él, derribándolo y esparciendo el contenido del bento sobre su figura. Con los ojos cerrados, Yasuke sintió algo húmedo rozando su mejilla. Al abrir los ojos, se encontró con Korumaru, el pequeño perro-lobo, lamiendo su rostro, disfrutando del festín inesperado que se encontraba sobre él. Desconcertado, Yasuke gritó el nombre de Tsume, quien se retorcía de risa en el suelo.

—¡Ja, ja! Bien hecho, Korumaru —exclamó Tsume entre carcajadas.

Los demás, incluyendo a Nonoe y Minato, no pudieron contener su diversión ante la escena. Después de que la hilaridad se calmara, ayudaron a Yasuke a limpiarse. El grupo se acomodó para disfrutar del picnic, mientras Tsume presentaba oficialmente a Korumaru. Explicó que aún era un cachorro en aprendizaje y que había sido liberado para explorar, lo que probablemente le llevó a olfatear la comida y actuar impulsivamente.

Yasuke, aún murmurando su descontento, compartía un bento con Minato. Este último, intrigado por el próximo entrenamiento, preguntó a Tsume sobre el jutsu que le enseñaría.

—No necesitas un compañero animal para esto —respondió Tsume—. Es un jutsu básico que aprenderemos en la academia, pero puedo darte una introducción al Kawarimi no Jutsu.

Minato escuchaba con curiosidad, pero su atención se desvaneció al darse cuenta de que Yasuke había terminado su bento mientras hablaban.

—¡Yasuke, comiste todo mi bento! —exclamó Minato, fingiendo indignación.

—Pensé que ya no querías más —respondió Yasuke con una sonrisa astuta.

Antes de que la situación se intensificara, la niña de gafas intervino, ofreciendo compartir su comida. Pronto, otros se unieron, ofreciendo porciones de sus bentos a Minato. El ambiente se llenó de camaradería mientras continuaban comiendo.

Después del picnic, el grupo comenzó a entrenar. Yasuke, apartado del resto, se sumergió en la lectura de un libro con Korumaru descansando sobre él. Los gritos de un pelirrubio rompieron su concentración, lo que le hizo fruncir el ceño y levantarse, causando que Korumaru cayera sobre la Nara dormida. Ambos se acomodaron y volvieron a dormir.

El crepúsculo comenzaba a teñir el cielo cuando Minato, eufórico, emergió de entre los árboles, su rostro irradiando un orgullo inconfundible. Había logrado, después de innumerables intentos, dominar el Kawarimi no Jutsu. Su emoción era palpable, una mezcla de alivio y satisfacción por alcanzar un nuevo nivel en su formación ninja.

—¡Lo conseguí! Después de tantos esfuerzos, finalmente lo dominé —exclamó Minato, su voz resonando a través del campo de entrenamiento.

A su lado, Tsume, con una sonrisa de complicidad, asintió con aprobación.

—Eres bastante bueno, Minato. Aunque no mejor que yo, claro está —bromeó, alentando una rivalidad amistosa.

De repente, su intercambio fue interrumpido por el vuelo inesperado de dos piedras. Minato, con reflejos afinados por el entrenamiento reciente, utilizó el Kawarimi no Jutsu para evadir el ataque con agilidad. Tsume, atrapada en su jactancia, no reaccionó a tiempo y recibió un golpe leve en la frente.

—¡Au! Eso duele —se quejó, frotándose la frente con una mueca de sorpresa y molestia.

El misterioso atacante se reveló entonces: un pelinegro con una gorra de leopardo, cuya aparición desató una mezcla de irritación y desafío en Tsume.

—¡Tú, bastardo! No aceptas un combate justo, pero me atacas a escondidas —acusó Tsume, su voz mezclando enojo con un toque de diversión.

—No fue un ataque, solo una pequeña piedra lanzada sin fuerza —respondió el pelinegro, su tono calmado contrastando con la acusación.

Mientras tanto, Yasuke observaba la escena con una expresión impasible. Minato, aún exultante por su logro, se acercó a él.

—Yasuke, ¿viste cómo evité el ataque? ¡He aprendido un nuevo jutsu! —exclamó Minato, buscando reconocimiento en su amigo.

Yasuke, sin embargo, respondió con una indiferencia calculada.

—Meh, no es tan complicado aprenderlo —comentó, provocando un destello de irritación en Minato y Tsume.

—Si es tan fácil, demuéstralo —desafió Minato, su tono mezclando juego y desafío.

Yasuke se encontró en una encrucijada. Internamente, se debatía entre admitir su desconocimiento de la técnica o improvisar una salida. Recordó entonces una técnica alternativa que había aprendido, conocida como "Shambles". Era similar en concepto pero diferente en ejecución. Con esta técnica, podría engañar a sus amigos y mantener su reputación intacta.

—Quizás pueda usar 'Shambles' para simular el Kawarimi no Jutsu —pensó Yasuke para sí mismo, planeando su próximo movimiento con cautela.

Continuara...