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Renacimiento en el Apocalipsis: La tercera vez es la vencida

—¿Qué haces cuando cuatro hombres entran en tu vida y la ponen completamente patas arriba? —No, en serio, no tengo ni idea. —Todo lo que quería era esconderme en mi rancho sin que nadie me molestara, pero aparentemente, ellos tenían otros planes. Por suerte para ellos, este no era mi primer apocalipsis zombi. —Si aprenden a escuchar, podríamos salir de esto con vida. —Si no, quizás finalmente podría descansar en paz. ——Li Dai Lu nació y se crió canadiense en su primera vida. Eso significaba que le enseñaron a compartir, a anteponer a los demás y a mantener la paz todo lo que pudiera. —Sin embargo, todo eso se volvió en su contra de una manera espectacular. —Reencarnada en un tiempo y lugar nuevos, Li Dai Lu hizo lo posible por proteger a todos los que podía de los zombis que estaban exterminando a la raza humana. Lamentablemente para ella, aquellos a quienes rescató no estaban tan agradecidos como deberían. —Asesinada por las mismas personas que salvó, contuvo la respiración y esperó la calma, la paz de la muerte. —Pero los Destinos no fueron demasiado acomodaticios y nuestra heroína despertó en su tercera vida, un año antes del apocalipsis zombi. —Esta vez viviría la vida según sus propios términos y a aquellos que no estuvieran de acuerdo... bueno, tendría unas cuantas palabras para ellos. —Con cuatro hombres a su lado, se deshará del manto de la civilidad y se convertirá en quien realmente estaba destinada a ser. —Esto se convertirá en un harén inverso donde no tendrá que elegir. —No hay m/m. —Otras Novelas: —Dancing with Monsters: En proceso —Star's Ships: ¡Nuevo! ¡En proceso! —Discord: Sakura#6289 —Canal de Discord: https://discord.gg/CapanRmy —Instagram: @devil_besideyou666

Devilbesideyou666 · Sci-fi
Peringkat tidak cukup
264 Chs

Capítulo 56

Penerjemah: 549690339

—El silencio acogió mis comentarios mientras los hombres se daban la vuelta y empezaban a dirigirse de vuelta a donde estaba la salida de la autopista —ignoramos los gritos de la gente que pedía ayuda, corriendo tan rápido como podíamos hacia una zona más o menos segura. La gente que podía correr con nosotros, algunos suplicándonos que los lleváramos y otros maldiciéndonos por no preocuparnos por su seguridad o por no llevarlos a una zona segura.

—Que quede claro, en lo que a mí respecta, no quedaban zonas seguras en el mundo. Bueno, había una, y estaba contando los minutos hasta que pudiera regresar a ella —escaneé la zona a mi izquierda y derecha mientras corríamos por la autopista. Necesitábamos salir de ella porque, incluso si la explosión del combustible del jet no nos mataba, provocaría una reacción en cadena en todos los coches que aún estaban en la autopista.

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