Shi Fei, aún en un estado de debilidad, miró a Xiao Tian. Mientras observaba su rostro apuesto, de repente sintió el deseo de sentir el calor de su cuerpo una vez más.
Por esta razón, se arrastró hacia él. Aunque su cuerpo seguía debilitado, no se rindió y continuó arrastrándose hacia él.
Xiao Tian sonrió suavemente y le acarició el cabello cuando Shi Fei de repente se tumbó sobre él.
—¿Mi amante quiere otro abrazo? —dijo él.
Shi Fei lo miró antes de finalmente asentir con la cabeza. Realmente le encantaba cuando Xiao Tian le acariciaba el cabello suavemente porque, con eso, podía sentir su amor por ella.
«Espero que podamos estar juntos para siempre, hermanito», pensó.
Shi Fei luego tomó la mano izquierda de Xiao Tian y la colocó en su cintura, dándole una señal para que la abrazara.
Al principio, Xiao Tian quería seguir teniendo sexo con ella porque aún no estaba satisfecho, pero cuando recordó que ya casi era hora del desayuno, cambió de idea.
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