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— Tu padre ha muerto — Cuando Ethan pidió por un milagro para su situación económica, jamás creyó que fuera concedido, mucho menos que ser privilegiado de tal gracia divina le hiciera volver al único lugar al que juró no volver — El abogado nos espera en la hacienda que tus padres te han heredado - apenas terminó de oír lo que su esposa mencionaba, él ya estaba ahí, en esas tierras que lo vieron nacer y crecer hasta el día que en que decidió marcharse y jamás volver para ir a la universidad, ni siquiera escucho el llamado de su esposa, ya se encontraba inmerso en sus propios recuerdos.

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— ¡Ethan...! ¿Ethan me escuchas? — por supuesto que lo escuchaba, simplemente le gustaba escuchar su nombre siendo pronunciado por él, aunque, era algo que jamás dirá a su mejor amigo y vecino Iason Doppler — ¿Puedes creerlo Ethan? Mi padre una vez más me reprendió por ser tu amigo — Ethan llevo sus manos tras la nuca en un gesto desenfadado y despreocupado mientras fingía observar el valle desde la colina de la montaña dónde ambos salían correr a refugiarse cuando necesitaban estar solos o perderse de sus obligaciones. Ethan jamás confesaría a Iason las golpizas que su padre le daba también a causa de su amistad, era demasiado orgulloso, y no deseaba que su amigo lo viera con lástima, más importante, sabía que Iason evitaría eso, Lo conocía demasiado bien y no deseaba que Iason se alejara.

- ¿Así que eso es lo que te hace estar aquí tan temprano saltamontes?

- ¿Pero qué dices? ¿Estás diciendo que no trabajo?

Ethan simplemente alzo sus hombros provocando que Iason levantará una de sus cejas.

Conseguir que su mejor amigo hiciera ese gesto para Ethan era el mejor bálsamo y también la señal para largarse de ahí y echar a correr, quedarse era contraproducente tanto para la amistad de ambos, como para él mismo, había cosas que era mejor no exponer y mucho mejor no explicar. Sentimientos que no debería sentir ni desear un hombre de otro hombre, por lo que correr era lo mejor para Ethan, correr y dejar que el frío viento de la colina se llevará todo, convirtiendo a la colina en mudo testigo y cómplice de esos sentimientos impropios y amorales y tan fuera de lugar que él posee por su amigo y claro porque no disfrutar una vez más de escuchar su nombre en los labios del atractivo Iason Doppler mientras jura que cuando le dé alcancé se las pagara por insinuar que era flojo y carente de responsabilidad, pero más importante cuando le dé alcancé le hará llamarle por su nombre y no por el ridículo apodo que le ha puesto tras ganar la primera vez que ambos jugaron carreras al bajar la colina.

— Lo que tú digas saltamontes.

— Ya lo verás, Ethan, ya lo verás...

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— ¡Ethan... Ethan! — el zarandeo de su esposa tras repetir su nombre un par de veces lo trajo de golpe de regreso a la realidad.

— Perdona. Lo siento, solo es algo que me tomó por sorpresa.

— Descuida entiendo que estés en shock, aunque siendo sinceros, soy yo quien lo está mucho más, pensé que tus padres ya habían muerto y lo pensé, porque es la primera vez que sé dé ellos — Ethan podía notar cierto reproche en las palabras de su esposa y la entendía, jamás le hablo de su familia y era normal que ella creyera que tal vez la razón era porque habían muerto, ella misma no hablaba de sus padres por la misma razón.

— Sé que no debería presionarte o influenciar en tu decisión sobre aceptar, ir al abogado y tu herencia, pero...

— Lo sé, lo sé — Ethan le sonrió atrayéndola hacía él en un abrazo, para después posar su mano sobre el, aún plano, vientre de su esposa, en un par de meses empezaría a abultarse a medida que crecía su hijo preparándose para nacer - Es nuestra solución a todos los problemas económicos que tenemos, de no solucionarlos nos enterraremos en deudas impagables en un par de meses. - Ambos se habían conocido tras el irse de su casa, en la parada del autobús, tanto ella como él parecían haber corrido o necesitado alejarse de sus pasados, tal vez fue el destino que decidió jugar con ambos al hacerlos chocar nadamas bajar de sus respectivos autobuses, no pasó mucho de ese primer incidente en el que ambos volvieron a coincidir ahora como empleados de un supermercado, no solo la amistad fluyó entre ambos de manera rápida, también el amor floreció y tras casi cumplir el año de haberse mudado ambos a esa pequeña ciudad, tanto Ethan como Victoria contraían nupcias mudándose por fin juntos, la vida no era fácil para la joven pareja aun así a casi dos años después de casarse, ambos esperaban un bebé y con su hijo el pago de facturas sin pagar se incrementó de manera considerable, formar una familia no era nada fácil y menos para personas jóvenes que empiezan de cero; sin embargo, Ethan jamás se arrepentiría de haberse casado, aunque claro a diferencia de su esposa que se casó con él por amor, él lo hizo para poder olvidar y tener su propia ancla tal y como la tenía la persona de la cual seguía enamorado y que ocupaba gran parte de su corazón.

— Aquí las cosas son duras, pero vivir en una granja puede ser más duro...— le menciono Ethan tras la cena, por más que tratara de encontrar una salida para no regresar y tomar posesión de la granja que lo vio crecer, no la encontraba, la única salida que él consideraba aceptable aceptar solo se la podría dar Victoria, su esposa, el que ella le dijera que no deseaba abandonar su vida en la ciudad.

— No importa lo duro que sea, aquí las cosas no son fáciles, Ethan. Además, será algo tuyo, algo nuestro y de él — Victoria acaricio su vientre, y con ese simple gesto rompió la resistencia que aún quedaba en Ethan Gilmore. — No es por nosotros, es por él o por ella, que haremos y daremos lo mejor de nosotros, ¿No es así? — Ethan se dio por vencido, no podía refutar o encontrarle fallas a la lógica de su esposa.

— Bien, ustedes ganan — dijo por fin dándose cuenta de que su querida esposa no le daría esa salida que el tanto ansiaba, es más, podía ver en su mirada la felicidad que esa nueva aventura a su lado traería para ambos o mejor dicho para los tres, ya que su hijo se sumaría a ellos en un breve lapso de tiempo — mañana a primera hora me comunicaré con el abogado para acordar con él el día en que nos veremos.

Victoria alzó sus brazos, sé levantando de la mesa alegre y feliz, haciendo honor a su nombre, casi corriendo hasta el lugar de Ethan en la mesa, aplaudiendo feliz, por fin la vida parecía darle algo más que deudas y problemas a ambos.

— Ya lo verás, ambos haremos que la granja que has heredado un buen sitio para los tres,

Ethan no dudaba de las palabras de su esposa, pero estaba seguro de que no sería tan fácil como ella pensaba, al menos no para él, pero eso algo que solo le competía a él, por lo que escondió sus pensamientos riendo y celebrando con ella esa nueva oportunidad para ambos.

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— Entonces ya lo has llamado? — Ethan sonrió al escuchar la voz de su esposa, no es que ella no supiera que acaba de terminar de hablar con el abogado que llevaba lo del testamento de sus padres, pero sí que tenía una inusual fijación por hacer que él fuera quien le contara las cosas que él había hablado, ante eso lo único que podía hacer Ethan era rendirse y darle lo que ella deseaba, tiro de la mano de su esposa una vez estuvo cerca de la silla donde él estaba sentado acomodándola sobre sus piernas y así susurrar a su oído.

— Sí, acabo de hablar con él.

— ¿Y qué fue lo que te dijo? ¿No hay ningún problema, verdad?

Ethan no pudo evitar enternecerse y sonreír al notar la preocupación en la voz de su esposa, sobre todo por la expresión de en su rostro, el cual parecía el de una pequeña niña a la que están a punto de decirle que no tiene permiso para salir a jugar.

— No, no hay ningún problema, he quedado con el abogado para que nos encontremos dentro de una semana.