—¿De verdad crees que necesitaba un ejército para apoderarme de tu reino, Luv? —preguntó Anon con una sonrisa maligna y escalofriante.
—N-No, señor... absolutamente no. L-Lo siento mucho, si te ofendí de alguna manera y— Antes de que Jui pudiera haber completado su frase, Anon colocó su dedo sobre los labios de ella y la detuvo de decir algo más.
—Shhhh... Tu voz es irritante. Ve y haz tu trabajo... Preci, vamos —dijo Anon mientras empezaba a salir de la Corte Real.
—Sí, mi señor... —dijo Preci mientras lo seguía inmediatamente desde atrás.
—Entonces, ¿cuál es la próxima ubicación a la que vamos? —preguntó Anon.
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