webnovel

Re: zero arco 3, 4, 5.

Pueden seguir aquí después del cp25 Luego subiré el Arco 1 y Arco 2. A partir del CP 329 comienza el arco 5.

delta_zero_1153 · Fantasi
Peringkat tidak cukup
503 Chs

Reencuentros y rugidos. Parte2

Bajando rápidamente por las escaleras, Petra balanceaba con fuerza sus pequeños brazos mientras corría.

Ella escuchó los metálicos ruidos de las cuchillas chocando entre sí que provenían desde arriba, y el silencioso grito de Frederica.

Petra no era tan tonta como para seguir obsesionada con ideas tercas e infantiles que le impidiesen escuchar las órdenes de Frederica, quien estaba luchando para que ella pudiera huir.

Pero incluso Petra, que no sabía absolutamente nada sobre peleas, lo intuía.

Esa mujer sombría era un monstruo horripilante.

La cara de Frederica se veía muy aterradora, pero la sonrisa de la mujer no había vacilado ni por un momento. Petra no ignoraba la diferencia en sus fuerzas. De hecho, era increíblemente consciente de ello.

Dejar a Frederica así significaba que sería asesinada.

_Petra: ¡Pero si Beatrice-sama estuviera aquí...!

Ella era la última persona presente en la mansión.

Parecía que la mujer sombría no era consciente de la presencia de Rem. Sin embargo, Petra creía que la mujer añadiría a Rem a su lista de objetivos si la encontrase. Pero mientras ella y Frederica se abstuvieran de anunciar el hecho de que Rem estaba allí, era poco probable que la mujer la descubriera.

_Petra: Aquí… no está… ¡¿Entonces en esta?!

Después de bajar las escaleras, Petra abrió una puerta cercana al azar y revisó el interior.

Era increíble, pero parecía que Beatrice vivía dentro de una habitación en movimiento dentro de esta mansión. Si se abrían muchas de las puertas de la mansión, eventualmente una llevaría a la habitación de Beatrice. Así de poderosa era ella como maga.

Petra necesitaba la ayuda de esa maga ahora mismo.

Si esa persona estuviera presente aquí, entonces seguramente ayudaría a Frederica. Se desharía de esa mujer sombría y protegería la mansión de ensueño de Petra.

_Petra: Aquí no está... aquí tampoco... ¡Nee-sama!

Sin aliento y con los ojos llenos de lágrimas, Petra estaba a punto de colapsar.

Había abierto todas las puertas cercanas en los cuartos de los sirvientes. Pero Beatrice no apareció. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que Frederica empezó a pelear con esa mujer?

Petra necesitaba apresurarse, realmente necesitaba apresurarse, pero aun así…

_Petra: Nee-sama…

Necesitaba correr. Pero sus piernas no se movían.

Petra golpeó sus piernas con sus palmas en un intento de vigorizar su corazón marchito. Pero no era suficiente. No podía ser valiente. Y sus esperanzas también estaban a segundos de desvanecerse.

_Petra: —Subaru.

Con la debilidad dominando su corazón, el nombre que llamó en su desesperación pertenecía a alguien que no estaba aquí.

Era el nombre de la persona que Petra creía que era la más valiente del mundo.

Él era asombroso y valiente, capaz de dominar sus temblorosas piernas mientras se enfrentaba a oponentes a los que no podía derrotar.

Cuando Petra y los demás en la aldea estuvieron en verdadero peligro y ella misma casi murió, él fue su salvador —y su nombre era el que ella llamaba.

A pesar de que ella sabía que él no estaba aquí.

_Petra: Subaru, Subaru... ayúdame, Subaru,

_¿¿??: Muy bien, lo haré, Petra.

_Petra: —¿Qué?

Llorando y con la cara enterrada en sus manos, la voz provocó que Petra mirara hacia arriba.

Las lágrimas nublaban su visión. Alguien estaba parado justo frente a ella.

Esa persona se arrodilló para ponerse al nivel de los ojos de Petra y,

_¿¿??: Es mi culpa por llegar tarde. Pero aquí estoy para ayudarte. Qué bien que estás a salvo, Petra.

Su cara familiar, con esos ojos desagradables, le estaba dando una sonrisa incómoda.

Su semblante, mientras se esforzaba por consolar a Petra, no era tierno en lo más mínimo, lo cual le dio a Petra un alivio absoluto.

_Petra: ¿Eres tú... Subaru? ¿Estás aquí?

_Subaru: Soy yo y estoy aquí. Todo está bien ahora.

Asintió con la cabeza para consolarla y Petra se acercó a él.

Dio palmaditas en las mejillas y, por inclinarse demasiado hacia adelante, cayó y él la atrapó.

No era una alucinación ni un sueño, él estaba aquí. Él estaba aquí por ella.

Le encantaría poder disfrutar del alivio que le brindaba… Pero no era el momento para eso.

_Petra: Subaru... Frederica nee-sama está peleando con una mujer arriba.

_Subaru: ¿Frederica está peleando?

_Petra: Ella es tenebrosa, con una cuchilla enorme... y daba mucho miedo.

_Subaru: Una tenebrosa y horripilante mujer con una cuchilla enorme... sí, la conozco.

El semblante de Subaru se ensombreció.

Parecía que ambos entendían lo amenazante que ella era. Petra tiró del brazo de Subaru.

_Petra: ¡Por favor, salva a Frederica nee-sama! ¡Derrota a esa mujer, Subaru!

_Subaru: ¡De acuerdo, déjamelo todo a mí! …Es lo que me gustaría decir, pero si me enfrento a alguien a quien Frederica no puede vencer, ¡me convertiré en un cadáver en menos de un segundo!

_Petra: …

Por un instante, el corazón de Petra amenazó con hundirse en la desesperación.

Pero la palma de Subaru bajó para acariciar suavemente la cabeza de Petra.

_Subaru: Y por eso envié un refuerzo absurdamente fuerte en mi lugar.

Subaru miró hacia arriba como si pudiese observar a través del suelo, aparentemente imaginando la escena que se estaba desarrollando allí. Su expresión estaba entre relajada y preocupada, algo indefinido.

_Subaru: Aunque, en una escena de reencuentro por la noche, alguien un poco molesto es demasiado molesto.

※ ※ ※ ※ ※

Frederica estaba a segundos de aceptar como un hecho: "me van a cortar en dos a través del estómago".

_¿¿??: Lo siento por esto... pero no 'stás invitada.

El metal chocó contra metal junto a una voz que sonaba gustosamente disgustada, lo cual era una contradicción, pero cierto.

Sonaba emocionado, pero también disgustado por su oponente.

Lo cual era de esperar.

_Mujer: Tú...

_¿¿??: ¡¿Piensas seguir ahí cabeza abajo para siempre, eh?! —¡Muévete de una puta vez!

Sus cuchillas habían sido bloqueadas, causando que su ataque fuera ineficaz, luego de lo cual, el pecho de la mujer fue golpeado con una feroz patada, curvando su cuerpo en una "C" mientras salía disparada a lo lejos. El hombre bajó entonces su pierna levantada mientras golpeaba sus brazos uno contra el otro.

Sus dos brazos estaban equipados con escudos plateados y brillantes.

Un escudo de una mano para cada brazo, ambos cubriendo sus puños.

_Hombre: De acuerdo al Capitán, dicen que la mejor defensa es una buena ofensiva.

Con sus afilados colmillos al aire, los dientes del hombre chasqueaban mientras hablaba.

_Hombre: Así que aquí tienes. Conseguí unos escudos defensivos perfectos para atacar... La mejor ofensiva y la mejor defensa al mismo tiempo, así que, con dos de las mejores propiedades juntas, apuesto a que es lo más fuerte.

Era una lógica tonta, de nivel infantil.

Pero este hombre estaba aplicando su idea de nivel infantil, y usando dos escudos como armas.

El hombre rubio adoptó una postura con los pies alejados, mirando atentamente al oponente mientras inclinaba la cabeza hacia Frederica.

_Hombre: ¿Tengo o no tengo razón, hermani— ¡¿Por qué diablos eres tan enorme?!

En ese instante, la atmósfera de guerrero que llevaba encima se disolvió.

Los ojos del hombre— no, del joven, se abrieron de golpe mientras miraba a Frederica de arriba abajo.

_Joven: ¿¡Qué—!? ¿¡Es una broma!? ¿¡'Sta es mi hermana!? ¿Acaso mi hermana no es más pequeña, más delgada, con una cara más suave? 'Sta no es mi hermana, es más como un hermano... ¿¡agahh!?

_Frederica: No seas descortés.

Frederica golpeó con la rodilla al maleducado joven en el costado.

El joven cayó al suelo antes de volver a levantarse lentamente. Mirando su cara mareada, Frederica se dio cuenta… de la cicatriz sobre su frente.

_Frederica: ¿Eres tú, Garf?

_Garfiel: Eso no importa… ¿De verdad que no me equivoco en llamarte Frederica? Es que no puedo creerlo... ¡gahk!

_Frederica: No te olvides de referirte apropiadamente a mí como tu hermana mayor.

A medio camino de ponerse de pie de nuevo, un codazo en la espalda hizo que Garfiel volviera a la agonía.

Mirarlo con este dolor hizo que Frederica recordase cuando eran jóvenes: no tenían juguetes en el Santuario, y habían usado sus cuerpos para evitar el aburrimiento.

Frederica acababa de golpear a Garfiel sin importarle en lo más mínimo la diferencia de nueve años de edad que se llevaban. Exactamente igual que entonces.

_Frederica: No. Garf... has crecido mucho.

_Garfiel: ¡Parece sarcasmo cuando lo dices tú, ey! Y para que lo sepas, mi asombroso ser todavía está creciendo. ¡No creas que siempre 'starás mirando hacia abajo la parte superior de mi cabeza!

_Frederica: Jujuju, permíteme que me retracte. Tu cuerpo puede haber crecido, pero sigues igual de pequeño que siempre.

_Garfiel: ¡¿Qué cojones significa eso?!

Garfiel mostró los dientes mientras objetaba a la declaración de Frederica. Esta interacción con su hermano pequeño, por primera vez en diez años, llenó a Frederica de una felicidad increíble.

Quién hubiera pensado que llegaría el día en que hablaría con Garfiel afuera del Santuario.

—Alguno de los que fueron al Santuario seguramente lo hizo bien.

¿Ram, Emilia o Subaru? ¿Cuál de ellos fue?

_Frederica: Ah, Otto-sama también había ido para allá.

_Garfiel: Ja, ese tipo nunca recibe lo que merece. Recuerda que el puente hecho por los Migurd colapsará del mismo modo que siempre. Supongo que él es justo ese tipo de hombre.

La visión de un hombre de pelo gris y aspecto desanimado surgió en la mente de ambos.

Mientras los dos hermanos llegaban a la misma conclusión, desde lo profundo del oscuro pasillo vino.

_¿¿??: ¿Te importa si empiezo a actuar ahora?

_Garfiel: Te tomaste la molestia de 'sperarnos. Eso fue bastante considerado de tu parte. Si vas a ser tan amable, ¿por qué no te olvidas de tu trabajo y te vas a casa? A mi asombroso ser no le gusta golpear mujeres por doquier.

_Mujer: Vaya, qué amable eres.

Garfiel hizo gestos como si estuviera espantando a un bicho, mientras que la mujer sonrió.

Frederica golpeó la espalda de Garfiel porque estaba siendo demasiado confiado.

_Frederica: Garf. La vas a pasar muy mal si la juzgas por su apariencia femenina.

_Garfiel: Sí, ya lo sé, ella no es nada normal. De todas formas, ten por seguro que la única mujer en el mundo que recibirá de mí un trato especial por ser mujer es Ram.

_Frederica: Si en algún momento pensaste que eso sonaría genial, te diré que no lo fue en lo más mínimo. Ram se reiría de ti.

_Garfiel: ¡¿Pero qué mierda?!

Frederica parecía asombrada. Garfiel la miró, indignado.

—En ese instante, un disco plateado salió disparado de la mano de la mujer.

No, no era un disco, sino una cuchilla rotando verticalmente a una velocidad demencial. La cuchilla silbaba por el aire demasiado rápido para ser vista y se cernía sobre Garfiel, listo para abrirle la cabeza y salpicar sangre fresca por el pasillo.

_Garfiel: Sabes…

_Mujer: …

Los escudos metálicos traqueteaban juntos mientras una lluvia de chispas escapaba de ellos.

La cuchilla lanzada cortaba la cara del escudo derecho levantado, antes de que un hábil cambio en el ángulo del escudo hiciera que la cuchilla volase hacia arriba hasta perforar el techo. Garfiel no se quedó a ver eso, en su lugar echó a correr hacia adelante, deslizándose por el suelo al acercarse a la mujer mientras levantaba su otro escudo.

_Garfiel: Te dije que te largaras de aquí, ¿sí?

_Mujer: Lo he oído, y ésta es mi respuesta.

Justo antes de que su puño pudiese golpearla, la mujer retrocedió y jaló con su brazo.

Inmediatamente, la cuchilla detrás de Garfiel se arrancó del techo, girando de nuevo con impulso mientras lo atacaba por la espalda.

Había un hilo alrededor del mango del cuchillo, conectado al otro cuchillo de la mujer.

_Frederica: ¡Garf!

Ella tardó demasiado en advertirle.

La cuchilla giraba a medida que se acercaba al brazo levantado de Garfiel, lista para cortarlo en dos, mientras éste se encontraba a segundos de golpear a la mujer. Pero,

_Garfiel: ¡Maldita mujer!

_Frederica: ¡¿—?!

En cuanto Frederica llegó a él, o mejor dicho que no llegó a él, Garfiel gritó.

El diámetro de su brazo aumentó de golpe, quedando tan grueso como un tronco, y pelaje dorado lo cubrió. Claramente no era la extremidad de ningún humano, sino la de un animal.

Hasta la mujer tenía una mirada aturdida.

Con un rugido, Garfiel golpeó, con su puño y su escudo, el estómago de la mujer.

Por supuesto, habiendo atacado sin la más mínima intención de esquivar, la cuchilla alcanzó el brazo de Garfiel. Pero había fallado en cortar a través de la gruesa extremidad y su densa capa de pelaje por completo.

_Mujer: ¡¿—Gauh!?

_Garfiel: ¡Fuera de aquí, mujer!

Completamente molesto por el dolor, el golpe del puño de Garfiel lanzó a la mujer por los aires. Incapaz de parar el impulso, se estrelló contra el suelo, procediendo a rebotar y rodar más lejos por el suelo.

Garfiel observó cómo caía mientras se arrancaba la cuchilla del hombro. Sus colmillos cortaron el cable que tenía unido y lanzó la cuchilla por una ventana cercana.

_Garfiel: ¡Ja! ¡Dicen que Kurgan destaja a sus enemigos aun sin sus brazos! ¡Si crees que mi asombroso ser se va a asustar y acobardarme por el dolor, te 'quivocas, imbécil!

_Frederica ¡El imbécil eres tú!

_Garfiel: ¡¿Dgha!?

Garfiel se jactaba, cuando el puño de su hermana golpeó la parte trasera de su cabeza.

Garfiel cayó en cuclillas, mirando hacia atrás en protesta por el imprevisto castigo.

_Frederica: Luchar de una manera que te hiere... La abuela lloraría si viera esto.

_Garfiel: Aeuh, guh... N-no es que no supiera lo que nana pensaría de eso…

_Frederica: ¡¿Es así como tratas a nuestra abuela?! ¡No recuerdo haberte criado para que fueras así!

_Garfiel: No nos hemos visto desde que tenía cuatro años y, finalmente cuando nos reunimos, te comportas así. ¡Tú eres la que actúa de forma insólita aquí!

La respiración de Garfiel se sobresaltó. Frederica también miró hacia adelante, para encontrar una silueta negra levantándose lánguidamente.

La mujer se levantó en silencio y giró la cuchilla en su mano antes de coger la sangre que goteaba de su boca sobre su dedo y lamerla. Una hermosa sonrisa apareció en su rostro.

_Mujer: —Pero qué maravilloso eres. Muy maravilloso. Un niño bastante enérgico.

_Garfiel: Honestamente, mi asombroso ser tampoco pensaba que volverías después de eso. Lo siento, te subestimé un poco.

Garfiel juntó sus manos mientras se disculpaba.

Ese intercambio de palabras no parecía exactamente algo dicho entre dos monstruos que intentaban matarse mutuamente, pero hizo que Frederica olvidara por un momento el paso del tiempo.

Ella sacudió entonces la cabeza para recuperar la compostura.

_Frederica: ¡Garf! Esta mujer está envuelta en misterio. Ten cuidado de no aflojar la guardia...

_Garfiel: Te digo que ya lo sé. Pero, de todos modos, hermani— hermana, ¿conoces a una chica llamada Rem?

_Frederica: ¿…? Sí, está en esta mansión. Yo, erm, escuché que ella es la hermana menor de Ram.

Frederica tampoco estaba irrevocablemente segura de ese punto.

Frederica conocía a Ram desde su infancia, y esos recuerdos no incluían a ninguna hermana menor de ella.

Pero Subaru explicó que Rem era la hermana menor de Ram, y ellas se parecían en un grado chocante. Aparentemente estaba sufriendo de una afección del Culto de la Bruja que la borró de los recuerdos de todos.

_Garfiel: ¿Se parece a Ram?

_Frederica: Exactamente igual a Ram. Pero eso no es ninguna excusa para que la uses como reemplazo.

_Garfiel: No planeaba hacer nada tan rastrero como eso. Sólo quería saber. —En serio, pues.

Mientras conversaban, la mujer giró los hombros y las piernas, comprobando su estado físico.

Quizás les estaba dando tiempo para tener su conversación. Aunque sus pensamientos tampoco estaban exactamente claros.

De cualquier manera,

_Garfiel: Hermana, si ella se encuentra en algún lugar de este piso, encuentra una apertura y sácala. Mis asombrosas manos van a estar ocupadas con ella.

_Frederica: ¿Q-qué estás diciendo? Yo también lucharé. Con nosotros juntos, nuestras oportunidades...

_Mujer: Me pregunto si realmente sería así.

Frederica miró a la mujer, con ojos afilados, y ella escondió su sonrisa bajo su cuchilla.

_Mujer: Por favor, no tienes por qué poner una cara tan intimidante. Estoy segura que tu hermanito demostrará que no me equivoco en mis declaraciones.

_Frederica: ¿...Garf?

Frederica frunció el ceño, confundida.

Garfiel ajustó el ángulo de sus escudos.

_Garfiel: Lo siento, hermana. No es un oponente tan fácil como para que yo pueda preocuparme por lo que pasa detrás de mí.

_Frederica: ¡¿Qu—?!

"Me estorbarás", es lo que parecía decirle a la enmudecida Frederica.

Aunque ella reconocía que sus propias habilidades eran muy inferiores a las de la mujer, seguía siendo insultante escuchar que era tan inútil que sería un estorbo.

_Garfiel: No me malinterpretes, hermana. No digo que seas un estorbo.

_Frederica: ...Entonces, ¿qué estás diciendo?

_Garfiel: Si yo y esa tipa nos ponemos serios, este lugar se convertirá en un campo de batalla.

Garfiel se señaló a sí mismo y luego a la mujer. Ella sonrió feliz, como afirmando sus palabras, mientras jugueteaba con su trenza antes de inclinarse hacia adelante.

_Mujer: Exactamente. ...así que será mejor que te retires.

Batalla—un sentido que sólo los verdaderamente fuertes podían comprender.

Al reconocer lo mucho que la superaban, la frustración ardió en el interior de Frederica.

Se había reunido con su hermano después de diez años, y ni siquiera podía ayudarlo.

_Garfiel: Deja de pensar en tonterías sin sentido, hermana.

_Frederica: Garf...

_Garfiel: Mira mis brazos. 'Stos escudos son con los que yo y tú jugábamos de pequeños. La fuerza que tengo ahora comenzó conmigo y contigo.

Los ojos de Frederica se abrieron de par en par.

La preocupación, el cuidado y otras emociones más aparecían en su voz. Frederica sintió que su hermano menor había madurado, y calidez surgió en su corazón.

_Garfiel: De todas formas, el Capitán me dio una paliza inolvidable con el poder de los números. Pero, ahora que estoy en plena forma, la historia cambiará también.

Dando un paso al frente, Garfiel chasqueó los dientes y bateó sus escudos.

_Garfiel: Ven a mí, mujer. Ésta es mi celebración por salir del Santuario. ¡¡Y empezaré aniquilando el primer obstáculo en mi camino!!