Un eco muy distante; de voces que no reconocía; de voces que no sabía de dónde venían.
¿Eran masculinas? ¿Femeninas? ¿Venían de arriba o de abajo?
Todo eso era incierto.
_???: ——
Había una voz que parecía enojada.
Había una voz que parecía triste.
También había una voz acusadora.
Y también oía una voz que parecía sollozar.
Voces.
Una cascada de voces se desbordó, sus fuertes olas eran un remolino atrapante.
Como si alguien hubiera tenido la amabilidad de responder a una pregunta profundamente arraigada en su corazón.
Siendo arrastrado por la turbia corriente de voces, se desorientó.
Manos y pies, cabeza y piernas, pecho y espalda. Derritiéndose, mezclándose, haciéndose uno solo.
Incluso su propia existencia, por muy incomprensible que fuera, fue absorbida por la cascada de voces, fluyendo como si se hubiese perdido para siempre.
Lo único que él reconocía era la neblina negra que se tragó el mundo que podía percibir.
Fue así como se dio cuenta de que esa neblina oscura estaba desintegrando su cuerpo, impidiéndole toda forma de resistencia, dando paso a un final definitivo.
Pero un fuerte nudo estaba, en este mismo momento, resistiendo esa erosión.
Aun siendo estirado, aun siendo arrugado, aun siendo envuelto, ese nudo se negó a retroceder.
De ninguna manera todo su ser había sucumbido a la neblina en su cuerpo; de ninguna manera se había rendido ante ese oscuro campo de batalla.
Y así finalmente, finalmente…
※ ※ ※ ※ ※
_???: ——
El primer sonido que inundó sus oídos fue el rugido de alguien enfurecido.
Al escuchar esa penetrante voz, él abrió los ojos y vio un techo blanco, dándose cuenta al mismo tiempo de que yacía tendido sobre una superficie dura.
_???: ¡—Inútil!
Su recién recobrada consciencia escuchó ese insulto enojado con un sonido claro.
Aquel sonido parecía abarcar un estallido de sentimientos, y se manifestaba junto a alguna acción específica. Pudo oír el característico sonido de una mano golpeando piel.
_???: ¡Detente! Deberías entender que nadie aquí tiene la culpa.
_???: ¡Cállate! ¡No quiero oír esos disparates vacíos! ¡Alguien ajeno no debería entrometerse!
Voces de acusación e indignación incontenible.
Según lo que él podía oír, parecía ser que unos aliados estaban discutiendo en una habitación espaciosa. Él estiró su mano izquierda, tratando de usar la pared de apoyo mientras se levantaba.
Pero, mientras lo hacía, sintió un dolor agudo; como si algo se hubiera clavado en su cráneo, y entonces su respiración se detuvo repentinamente. Sus ojos se sentían como dinamita a punto de estallar, y su visión se tiñó de un rojo vivo.
Con el dolor aún vigente, finalmente pudo erguir su torso y observar la escena de la discusión.
—Tres personas: una mujer y dos hombres, discutían en medio de la habitación… o, mejor dicho, tres hombres.
Con el rostro lleno de lágrimas, Ferris intentaba abalanzarse sobre Wilhelm, mientras Julius, desesperado, trataba de detenerlo. El sonido que acababa de oír fue Ferris abofeteando la mejilla de Wilhelm. El anciano tenía una mejilla enrojecida y su rostro miraba hacia abajo.
_Wilhelm: …Desde el fondo de mi corazón, me disculpo.
_Ferris: ¡Por lo menos dame una excusa! ¡Dame una razón que pueda aceptar! ¡Sólo disculparse no sirve de nada!
_Julius: Ferris, estás creando un alboroto sin sentido. Cálmate. ¿No ves que Wilhelm-sama está terriblemente arrepentido?
_Ferris: ¡¿Arrepentido?! ¡¿De qué sirve estarlo?! ¡De nada! ¡Es inútil! Todo el mundo, todos… ¿Por qué demonios…? ¡¿Por qué no pensaron en salvar a Crusch-sama?!
Ferris estalló hacia Wilhelm y Julius con otro ataque de furia, pero casi inmediatamente se desplomó al suelo, derrotado y débil.
Y mientras la voz llorosa de Ferris los condenaba, ambos hombres permanecieron en silencio, incapaces de decir nada.
Las blancas manos de Ferris golpearon el suelo con impotencia.
_Ferris: ¿Se supone que yo soy "Azul"…? Ni siquiera puedo hacer nada ahora… Soy inútil, inútil, inútil inútil inútil…
Ferris sollozaba mientras seguía maldiciendo con enojo. Sin embargo, esta vez, su enojo era dirigido hacia sí mismo.
Esa era la otra opción que podía tomar. Después de todo, nadie podía intervenir con el lamento que él había dirigido hacia sí mismo.
_Julius: …
Los sollozos de Ferris y los suspiros de Julius se cruzaban. Wilhelm permanecía en silencio. Una atmósfera aplastante cubría la habitación que les rodeaba. Y entonces,
_Garfiel: Ey, Capitán, ¿finalmente 'stás despierto?
Garfiel apareció en la entrada que carecía de puerta, viendo a Subaru, a quien los otros tres no habían notado.
Julius siguió la mirada de Garfiel hasta ver al ahora consciente Subaru, y mostró una expresión de alivio.
_Julius: Excelente. Ferris, Subaru al fin ha despertado.
_Ferris: …Entendido.
Respondiendo a las palabras de Julius, Ferris se limpió el rostro con la manga y se puso de pie.
Su actitud indignada desapareció mientras examinaba el cuerpo de Subaru antes de mirarlo fijamente a los ojos.
_Ferris: Bueno, pareces estar bien. Estás plenamente consciente, ¿verdad? ¿Recuerdas tu nombre y lugar de nacimiento?
_Subaru: Soy Subaru Natsuki, de Japón.
_Ferris: Una aldea de la que nunca he oído… Yo nací dentro de los territorios de Crusch-sama.
La expresión de Ferris reveló que creía que la respuesta de Subaru era una broma sin sentido. Ferris después de dar su diagnóstico inmediatamente se giró para irse. Nadie estaba dispuesto a reprocharle, así que todos observaron en silencio.
Sólo Wilhelm salió tras Ferris. Justo antes de irse, el anciano se giró para dar una ceremoniosa reverencia hacia Subaru.
Cuando ellos dos se fueron, la tensa atmósfera en la habitación se relajó, pero sólo para ser reemplazada por otro sentimiento agobiante que se hacía cada vez más fuerte.
_Garfiel: Capitán, aunque te 'ncuentres bien, no deberías forzarte a hacer nada ahora mismo.
_Subaru: …Mira quién habla; tienes un aspecto terrible.
Apoyándose en la pared, Garfiel saludó a Subaru, quien respondió al demacrado adolescente con su propio saludo.
Las mejillas y el rubio cabello de Garfiel estaban llenos de sangre, y su ropa estaba rasgada por todas partes. Como mínimo, estaba tan pálido como la vez que llevó a Mimi al refugio.
Mientras Subaru consideraba eso, sus propios pensamientos aturdidos finalmente se pusieron al día.
_Subaru: Así que seguimos vivos.
_Garfiel: Sí. El Capitán y mi asombroso ser sobrevivieron; eso 'stá bien, pero no lo podemos celebrar. Maldita sea.
Tras confirmar lo que murmuró Subaru, Garfiel chirrió los dientes con amargura.
Viendo a Garfiel, Subaru confirmó una vez más su propia supervivencia — Entonces entendió que el Retorno por Muerte no se activó, y que no había presenciado el final de la lucha en el Ayuntamiento.
Obviamente, alguien debe haberlo rescatado, ya que seguía con vida, pero…
_Subaru: ¿Qué está pasando en el Ayuntamiento? ¿Cómo llegué aquí?
_Julius: Aún estamos en el Ayuntamiento. El Culto de la Bruja lo cedió, y nosotros lo retomamos. Si nos fijamos sólo en ese resultado, se podría decir que la operación fue un éxito, pero…
Julius se arrodilló al lado de Subaru mientras comenzaba a responder a sus preguntas.
Visto de cerca, el más Caballero de los Caballeros tenía muy mal aspecto. Su cabello estaba inusualmente desaliñado, y su cara y cuello estaban llenos de heridas. Su uniforme de caballero también estaba manchado de sangre, y no emitía su típica aura de tranquilidad.
Pero lo más preocupante era que sus rasgos, que por lo general eran gráciles, estaban retorcidos por el remordimiento y la humillación.
_Julius: En primer lugar y más importante, es bueno verte de nuevo consciente. Si te hubiera pasado algo, nuestra moral se desplomaría.
_Subaru: …No digas mierdas innecesarias como esa. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué exactamente el Culto de la Bruja decidió abandonar el edificio?
_Julius: Como ya sabes, el Culto de la Bruja abandonó el edificio, y nosotros retomamos el Ayuntamiento. Pero los rehenes fueron convertidos en cosas inhumanas, y los infames que causaron todo esto lograron escapar después de todo lo que hicieron. Esto difícilmente puede ser llamado un buen resultado.
En comparación con el ansioso Subaru, Julius describió la situación con voz apagada.
Sin embargo, con ese tono rígido y esos ojos caídos… era obvio que Julius explicaba las circunstancias con una indignación irrefutable en su voz.
Y, Subaru no podía ignorar lo que había acabado de oír.
_Subaru: Cosas inhumanas, lo que quiere decir que…
_Julius: Debiste haber visto esa interminable pesadilla cuando estabas en el último piso.
Sacudiendo la cabeza, Julius afirmó esa cruel realidad.
Subaru recordó vívidamente los brillantes y rojos ojos compuestos, y el sonido de las alas batiéndose desesperadamente, como un grito de ayuda. Fue capaz de evitar vomitar gracias a que sabía que esas criaturas en realidad eran personas pidiendo ayuda.
Su corazón parecía estremecerse con un dolor que no era ni empatía ni miedo.