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Re: zero arco 3, 4, 5.

Pueden seguir aquí después del cp25 Luego subiré el Arco 1 y Arco 2. A partir del CP 329 comienza el arco 5.

delta_zero_1153 · Fantasi
Peringkat tidak cukup
503 Chs

Porque Tengo Fe.

_Regulus: Jujuju.

Puso una mano sobre su pecho luego de la declaración de Emilia.

Lo que estalló era una risa incontenible. Aunque al principio sólo se trataba de una respiración cortada, prontamente se volvió incapaz de resistirlo, y su voz comenzó a subir gradualmente en volumen, hasta que se convirtió en una ruidosa carcajada.

 _Regulus: ¡Jajaja! ¡Ajajaja! Juju… ¡AJAJAJAJAJA!

Enderezando su postura, Regulus comenzó a reír como si hubiera escuchado un chiste sin igual. Poniendo una mano sobre su cabello y sujetándolo, el asesino se había sumergido en un ataque de risa que nadie más podía entender.

Subaru podía inferir de su actitud burlona que la especulación de Emilia era correcta.

 _Subaru: Bastardo… ¡¿Qué es tan divertido?!

 _Regulus: ¿¡Cómo que qué!? ¡Obviamente me rio de ti! Tengo que sugerirte que, en semejante situación, te rindas de una vez para que podamos reírnos todos juntos de esto. Y hablando de eso, ¿entiendes la situación en la que estás? ¡Tú mismo, con tus propias manos y por propia voluntad, llevaste esta calamidad hasta el punto más crítico posible!

 _Subaru: Ghhh…

Se le hizo un nudo en la garganta.

En ese preciso momento la respuesta de Regulus había sido tan perfectamente razonada que lo único con lo que podía responder era silencio.

Subaru dirigió su mirada hacia Emilia para confirmar si era o no posible demostrar sus especulaciones.

Sin embargo, ante la punzante mirada de Subaru, Emilia sacudió la cabeza hacia los lados.

 _Emilia: No cabe duda. Le pedí a los espíritus menores que lo confirmaran, y yo misma puedo sentirlo. En mi interior se encuentra algo ajeno, algo que no es parte de mí. Y se siente, muuuy asqueroso.

Afirmó Emilia, presentando así una desesperante realidad.

Los efectos del Corazón de León se habían transferido a Emilia. En otras palabras, la única manera de derrotar a Regulus era deteniendo también el corazón de Emilia.

 _Subaru: ¿Pero entonces, por qué el corazón de Emilia…? ¿Habré cometido un error con las capacidades del Pequeño Rey? Tal vez puede traspasar su corazón a quien sea mientras así lo quiera…

Si se tratara de esa clase de habilidad, entonces no había debilidad alguna en la Autoridad de Regulus. Si podía transferir su corazón a cualquiera, incluidos enemigos y extraños, eso significaría que mientras la raza humana siguiera con vida no había manera de matar a Regulus.

¿Y si también podía hacerlo con cualquier otro ser viviente?

 _Subaru: Sinvergüenza.

 _Regulus: Los desesperados aullidos de un perro con la cola entre las patas siempre son agradables al oído. Jajaja; no me tengas en cuenta; tú sigue con tu berrinche, que buscar excusas ridículas para justificar tu fracaso es tu derecho como perdedor. Mientras que regocijarme en mi superioridad es mi derecho como vencedor… ¡Ahhh, no está mal! ¡Nada mal!

 _Emilia: Pero si tú mismo habías dicho antes que no era apta para ser tu esposa.

 _Regulus: Pero qué escandalosa eres. Balbuceando tontería tras tontería como si tuvieras la fuerza para ejercer tus derechos. Además ¿cómo vas a hacerte responsable por matar a mis esposas, eh? Mis mujeres ideales… ¿cuánto tiempo crees tú que me tomó reunir a semejante grupo? ¿Cuántos años piensas que hacen falta? Teniendo la edad, pero ni una sola esposa o prometida ¿acaso quieres que me convierta en uno de esos viudos que nadie quiere? ¡Tienes la obligación de unirte a mí hasta que encuentre una nueva esposa!

Expresándose con severidad para atosigar a Emilia, Regulus dejó clara su repugnante retórica.

Ese era el violento razonamiento en el que el villano creía, completamente convencido de que su corazón efectivamente se encontraba en el interior de Emilia. Siendo así, la posibilidad de sacar el corazón de Regulus del interior de Emilia era—

 _Regulus: ¿Quieres intentarlo? ¿Para comprobar si mi corazón puede moverse a otro lugar?

 _Subaru y Emilia: …

 _Regulus: Si en serio quieres intentarlo, te aviso que el método es muy simple. Lo único que debes hacer en este momento es matar a la chica frente a ti. Tan pronto termines con su vida, sabrás con toda naturalidad si mi Autoridad se ha detenido o no. Un método simple, efectivo y bastante razonable… ¡Jajaja! Pero no puedes hacerlo, ¿o sí? ¡Si haces algo como eso, con las razones y serie de valores con los que me enfrentaste ¿no crees que estarías eliminando lo único que justificaba tus acciones?!

Aunque costara admitirlo, Regulus tenía razón.

Subaru no tenía el valor para sacrificar a Emilia. Ya fuera por egoísmo o arrogancia, era algo que no podía hacer.

Con tal de derrotar a Regulus, sus exesposas ya habían decidido abandonar sus vidas.

Incluso sabiendo de que no había más opción que permitir esos sacrificios, la vida de Emilia y sus compañeros eran incomparables.

Las decisiones de Natsuki Subaru siempre habían sido egoístas hasta extremos repugnantes.

 _Regulus: Míralo, ¿lo ves? Alguien como él jamás podría. Entonces, ¿qué tal si tú te suicidas aquí mismo? Es igual de simple. Igual que lo que hiciste con ellas ¿O qué? ¿No puedes? A pesar de que tomaste la vida de otros sin dudar, ¿no te atreves a hacerlo porque tu vida vale más? ¡Increíble, no me aguanto las náuseas!

 _Emilia: —Subaru.

 _Subaru: Espera, no lo hagas. Eso es lo único que realmente no puedo aceptar.

Ante la provocación de Regulus, Emilia parecía dirigirse hacia Subaru como si ya hubiera entendido todo. Al escuchar ese tono de voz tan gélido, Subaru, atemorizado, detuvo a Emilia rápidamente.

Incluso si se dejaba llevar por la provocación, sin duda no decidiría de inmediato abandonar su vida.

Sin embargo, Emilia ya estaba totalmente decidida por la peor opción ahora que no tenían manera de ganar.

Pero Subaru no podía hacer más que pensar que exactamente eso era el único camino inaceptable. Y en ese caso, ya habían perdido.

Llamar a Emilia sólo la detuvo, pero no sabía qué decir.

 _Regulus: Bien, parece que ya estamos listos para terminar con esto, ¿no les parece? Aunque ciertamente no está en mis intereses tener a una mujer tan inmunda como tú, me tendré que conformar por un tiempo. Supongo que tendré que conservarte hasta que encuentre a mi siguiente esposa. Pero a éste sí que lo voy a matar. Ya has violado mis derechos demasiadas veces… Ah, por cierto; hace un momento te reíste, ¿verdad?

Las comisuras de los labios de Regulus se levantaban con alegría mientras Subaru apretada los dientes.

Un torrente de magia se acumulaba alrededor de Emilia, mientras planeaba tomar su decisión. A la vez, ignorando el viento, Regulus reía.

 _Regulus: ¿Eras tú, no es así? Esa escandalosa voz que atravesaba la ciudad momentos antes de mi boda, ¿no? Decías algo como que mataste a un Arzobispo del Pecado… de risa, ¿no crees? Tienes mis condolencias si de verdad creías que podrías superarme sólo porque mataste a esa desgracia andante. Ese hombre no logró ni una sola cosa significativa en su vida, ni antes ni después de convertirse en Arzobispo. Un auténtico tonto.

Las palabras de Regulus, quien se encontraba de pie riendo, sin duda alguna se referían al chiflado que tanto aborrecía Subaru, Petelgeuse Romanée-Conti.

Petelgeuse era la peor clase de loco, sin una sola cualidad redimible. Subaru no sentía una pizca de buena voluntad por ese chiflado, más bien lo odiaba hasta la médula; y aunque volviera como un fantasma, jamás lo perdonaría.

No obstante, ver a este Arzobispo del Pecado ridiculizar a Petelgeuse, quien se suponía que era su camarada, hizo que en Subaru comenzara a brotar un inherente sentimiento de desagrado.

La posibilidad de derrotar a Regulus, y sumado a eso, el estado de vida o muerte de Emilia.

Y es que, además, Petelgeuse—

 _Subaru: —Ah.

Recordó que fue un oponente chiflado y detestable que reía de manera loca y ensangrentada. Mientras lo recordaba, levantó la mirada. Fue entonces que sintió como si algo comenzara a moverse en su pecho, lo sujetó, y contuvo el aliento.

¿Será que… algo como eso… es posible?

 _Subaru: ¿Podría… lograrse?

Ni idea.

En el estricto sentido de la palabra, no había garantía alguna para la posibilidad generada en la mente de Subaru. Era como negociar en mesa vacía— o más bien, era un producto de los delirios de Subaru. No era más que lo que él sentía.

Pero, era exactamente por eso. Precisamente por eso, que únicamente Subaru era capaz de alcanzar esa posibilidad.

Esa vaga noción, basada sólo en intuición, ni una deidad podría saber si tendría éxito; pero—

 _Subaru: —Emilia.

_Emilia: …

Sintiendo que el cúmulo de magia estaba alcanzando su límite, Subaru llamó su nombre.

Ella seguía en silencio, dejando en claro su entendimiento de la tragedia que estaba viviendo.