El cristal que había estado sujetando firmemente había cortado la palma de su mano. Y aunque fruncía el ceño ante el dolor, las comisuras de su boca se relajaron con autocompasión.
_Sylphy: Debido a que él no concibe que una mujer esté herida, ese hombre nos mataría por tener aunque tan sólo fuera una rozadura. Esta herida… es mi libertad.
_Emilia: …
_Sylphy: No es culpa tuya. Estoy muy agradecida contigo. Hago esto porque, definitivamente, no hay una mejor opción en ningún lugar para vengarme de ese hombre por todo lo que ha hecho cada día hasta hoy.
Dedicándole una débil sonrisa a Emilia, Sylphy miró a las demás esposas —a aquellas que podrían ser llamadas sus compañeras.
Entonces, presionó el cristal contra su pecho, sujetando el cristal con ambas manos.
_Sylphy: Si muero, este corazón será transferido a otra persona. Ese hombre no me usaría sólo a mí como un escudo para su corazón, estoy segura de eso. Simplemente, ninguna tiene una excusa para no conocer la terquedad de ese hombre.
_Esposa: Seguramente así sea.
No se supo cuál de las esposas susurró suavemente aquellas palabras.
Como si aceptara lo que dijo Sylphy, la esposa que contestó emergió de la multitud. Una mujer de cabello largo y castaño también tomó un trozo de cristal a los pies de Sylphy.
_Esposa: Yo también he considerado morir algunas veces. Aunque estoy viviendo de esta manera, no puedo decir que verdaderamente estoy viva. Preferiría reunirme con mi familia en el más allá.
_Esposa: Mi razón para no hacerlo no era el no querer morir. Aunque me liberase de este dolor, no tendría ningún recuerdo feliz de esta vida.
_Esposa: Pero, si morir… si esta vida pudiese traer venganza sobre ese hombre… si mi muerte sirviera de algo…
Una después de otra, las esposas tomaron trozos de cristal.
Las esposas miraban al filo de los trozos como si pudieran ver sus esperanzas reflejadas en ellos. Tomando las palabras de Emilia como una oportunidad, las esposas encontraron esperanza, encontraron algo en lo que podían dar su vida.
€Sylphy: Gracias, estamos agradecidas contigo. —Además de nosotras, ese hombre verdaderamente no tiene otras esposas. Esto es algo que te puedo asegurar completamente. Por lo que… te lo ruego.
_Emilia: …
_Sylphy: Por favor, asegúrate de que nuestra furia alcance a ese hombre. —Sólo puedo pedírtelo a ti, que rechazaste exitosamente a ese hombre.
La petición de Sylphy fue dicha con una voz llena de calidez.
Todas las esposas se acercaron los tintados vidrios rotos de la catedral —el símbolo de una boda truncada— y, sosteniendo dichos trozos en sus manos, eligieron su final.
Las puntas afiladas apuntaron hacia sus pálidos cuellos. Con un respiro se suicidarían—
_Emilia: Esperen.
La acción que causaría una muerte segura fue detenida por las palabras de Emilia.
Emilia había permanecido en silencio hasta ahora. En sus palabras había poder, física y metafóricamente.
Manos de hielo surgieron del suelo sellando los movimientos de las esposas. El movimiento de corte fue exitosamente obstaculizado, evitando sus suicidios.
Sylphy miró perpleja a los movimientos de Emilia y luego habló con una voz temblorosa.
_Sylphy: ¡Te lo ruego, entiéndenos! Tus… tus sentimientos me hacen muy feliz. Pero cualquier otro método…
Nada excepto la muerte podía servir como devolución.
Nada excepto la muerte podía dar un golpe a ese hombre, a Regulus.
Esa fue la conclusión de Sylphy y de las demás esposas.
Emilia también entendió que detener sus propios corazones era una respuesta dolorosa. Por lo que, para descubrir una manera de evitarlo estuvo pensando. Todo este tiempo estuvo pensando en una manera.
Y así—
_Emilia: Lo siento. Así no.
_Sylphy: ¿Eh?
_Emilia: Si Subaru estuviese aquí, él podría haber ideado alguna otra manera. Pero mi cabeza es un poco lenta; por lo que, aunque pensara muuuy intensamente, no tenía ninguna pista… Así que…
Alrededor de la susurrante Emilia, luces brillantes de azul y blanco comenzaron a bailar.
Acumulando maná, las luces que danzaban eran de espíritus menores que entraron en un estado visible. Como si quisieran iluminar en su totalidad al edificio destruido, una gran cantidad de espíritus menores comenzaron a aparecer——esa era, de cierta forma, una visión tan sublime como un sueño. Sylphy y las demás contuvieron el aliento.
_Emilia: Detendré los latidos de todas ustedes. —Porque, si se apuñalan sus cuellos con un arma como esa, no tendrán una muerte sencilla.
Cuando Emilia levantó su mano, los espíritus menores parecieron seguir ese movimiento mientras brillaban. Y una nieve azulada comenzó a caer en la catedral. La nieve cayó finamente alrededor de las esposas y, donde rozaba su piel, se convertía en cristal blanco.
Ésta era la magia más piadosa y cruel que podía hacer Emilia.
_Emilia: Lo lamento, sólo puedo usar este método.
_Sylphy: Por favor no te disculpes.
Al darse cuenta de las intenciones de Emilia, Sylphy suspiró en alivio. Los sentimientos de las esposas coincidían. Miraron a Emilia, la cual era incapaz de formar una sola palabra, y hablaron al unísono.
_Esposas: Gracias.
_Emilia: …
Después, un brillo azul y blanco envolvió la catedral.
Carámbanos comenzaron a formarse, como si un ataque del cielo formara un sello de hielo alrededor de la catedral.
Formando un sonido tan doloroso, como si le diera la vuelta al cielo, como si el cielo mismo se tornara blanco y muriese. ¿Cuánto dolor se había congregado dentro de la estructura de hielo recién formada?
Nadie salvo la que era responsable de esta escena podía comprenderlo.
_Subaru: …Emilia.
El hielo creado por el increíblemente poderoso vórtice mágico era superior a cualquier otro; no pudo haber sido hecho por nadie excepto Emilia.
Definitivamente, Corazón de León había sido noqueado——junto con las vidas de las esposas, su latido se detuvo. Subaru ya había pensado en ese método. El único método posible.
Después, ese método había sido imposible de descartar.
Él incluso había ideado una preparación emocional para cuando Emilia fracasara en la catedral. Pero, al ver este espectáculo la respuesta fue clara.
—La respuesta, elegida por Emilia.
_Regulus: Oye oye, ¿eso no es un poco…?
Mirando en la misma dirección, Regulus podía imaginarse el resultado de esa estructura de hielo. Sus mejillas comenzaron a sacudirse. Naturalmente Regulus entendió que el lugar en donde se formaron los carámbanos era donde sus esposas se encontraban. Al igual que entendió el significado del espectáculo.
Y así—
_Regulus: ¡Ustedes dos! ¡¿Es esto lo que se propusieron realizar?! ¡¿Es esto algo que los humanos sean capaces de hacer?! ¡Tomar la amada de otro, arbitrariamente y sin autorización! ¡¿Qué… qué tan despiadado tienes que ser como para hacer algo tan cruel?!
Regulus pisoteó el suelo mientras le gritaba al ensangrentado Subaru. Sus suelas agrietaron la calle e incluso distorsionaron tanto la tierra, que pareció que la ciudad misma se agrietaba.
Sin pensarlo dos veces, se abalanzó hacia adelante, apuñalando a Subaru con sus dedos.
_Regulus: ¿Satisfecho? ¡¿Estás satisfecho?! Para poder matarme sólo a mí, te atreviste a tomar la vida de todas mis esposas inocentes e incluso te sentiste feliz de haberlo hecho, vaya humanidad tienes.
Su boca escupía sucios insultos. El cuerpo de Regulus, quien hablaba de las penas de ser saqueado, fue repentinamente mandado a volar.
La razón de ello fue la lanza de hielo lanzada desde el lado opuesto de la calle por la chica que salió de la catedral a través de su puerta de entrada.
La lanza de hielo golpeó a Regulus con una inercia y rotación asombrosas. Su cuerpo fue lanzado como un muñeco, al tiempo que múltiples lanzas de hielo volaban hacia él, golpeando el cuerpo de Regulus sin parar.
El ataque terminó ahí. El cuerpo de Regulus fue estrellado contra el canal de agua. Con un fuerte estruendo la vía fluvial se congeló, convirtiéndose en una escultura de hielo de Regulus.
_Emilia: —Esto de ahora, considéralo el divorcio de tus esposas.
Cruzando las calles congeladas, Emilia regresó al campo de batalla con un brillo plateado.
Parada en la calle destruida, miró a Subaru aproximándose. Aquella visión lamentable la hizo estrechar sus ojos amatista.
_Emilia: Subaru, esas heridas...
_Subaru: ¡Estoy bien! Es sólo un rasguño que sangró de más. Pero más importante que eso, la catedral… ¿dónde están las esposas?
_Emilia: Todas deseaban derrotar a Regulus, así que…
Apartando la mirada, Emilia giró ligeramente la cabeza hacia la catedral. Esta reacción fue suficiente para comunicar que la decisión no había sido únicamente de Emilia. Subaru tampoco tendría que cargar con el peso de la decisión.
_Subaru: Pero… pero debería haberse interrumpido el efecto de Corazón de León. El truco para su invencibilidad debería estar llegando a su fin.
_Emilia: No. No parece que sea algo que se resuelva de manera tan sencilla.
_Subaru: ¿Eh?
Los sacrificios hechos como resultados de nuestras acciones, debieron haber sido el precio por la respuesta.
Emilia sacudió un poco su cabeza hacia Subaru, quien tenía esos pensamientos.
Mientras él se encontraba sorprendido por la reacción de Emilia, el hielo que llenaba el canal de agua detrás de ellos comenzó a agrietarse.
La grieta comenzó a expandirse, llegando a afectar el flujo de las vías fluviales bloqueadas. El colapso se extendió hasta donde la vía fluvial se encontraba con el flujo de agua. Las suelas de Subaru ya estaban sumergidas por el agua desbordada.
_Regulus: ¡Tanta insolencia que da risa, de verdad; tanta vulgaridad que no sé qué hacer; tanta incompetencia que me deja sin palabras; tanto descaro que crea incredulidad; tanta inferioridad que no tiene remedio!
El villano que estaba saliendo del canal de agua completamente seco a pesar de haber sido sumergido en agua se estaba acercando. Su esmoquin blanco no tenía ninguna mancha, su cabello estaba estático ante el viento, su rostro pálido estaba libre de heridas, sin siquiera una sola gota de sudor. Esta existencia prácticamente se sentía como soñar despierto——no, mejor dicho, como tener una pesadilla despierto.
_Regulus: ¿Y ahora que harán? Ustedes dos, ¿cómo planean tomar responsabilidad? Aunque hablaron y hablaron como si hubiesen hecho algo grandioso, al final esto sólo ha sido una falla de cálculo. Al final sólo hubo sacrificios, ¡¿cómo planean corregir esta situación?!
El efecto del Corazón de León seguía funcionando igual en Regulus, quien estaba furioso.
Después de que Emilia hiciera ese ataque de gran nivel, no sólo no había heridas, ni siquiera podía notarse alguna señal de lo que acababa de recibir.
_Subaru: ¡¿Cómo es posible?! ¡Si hablaste hasta por los codos sobre los efectos del Corazón de León! ¡No es posible que una persona como tú pueda tener la fortaleza mental para mentir en un momento como ese!
_Regulus: ¿Me crees tan amable como para ignorar aquello que no puede ser ignorado? Primero diré esto, ¡¿acaso no herir los corazones de otras personas no es etiqueta básica?! Claramente nadie está menospreciando los derechos de otros, por lo que, ¿cómo es que ustedes dos siempre están haciendo algo tan psicológicamente deficiente? Dejando a un lado la conciencia, ¿acaso ni siquiera poseen inteligencia básica?
Ante las palabras inadvertidamente provocadoras de Subaru, Regulus bajó la mirada con una expresión aburrida mientras golpeaba su cabeza de cabello blanco.
_Regulus: Parece que el conteo de esa prostituta desdeñosa está mal, ¿no? Olvidar el número de vidas, a pesar de que ella fue quien las robó, es la manera de pensar de un asesino. Ciertamente, hay algo malo con eso.
_Subaru: ¿Desde cuándo tienes el derecho de decir esas palabras…?
_Regulus: No intentes cambiar el tema disimuladamente. Todo lo que he hecho hasta ahora no ha tenido nada que ver con la ingratitud de esa mujer. No ignores los pecados que has cometido. No apartes la mirada. ¿No te avergüenzas de considerarte persona después de haber culpado a otros de tus problemas?
A donde sea que fuese, Regulus ardía de rabia, atacaba verbalmente a los demás sin una sola duda acerca de su estilo de vida; esa era la base de Regulus Corneas.
¿Cuántas contradicciones aparecerían en sus discursos antes de quedar satisfecho?
Discutir con Regulus en verdad era dañar la cordura. Enfrentarse a un arzobispo del Culto de la Bruja parecía crear la ilusión de que lo común era incorrecto.
_Subaru: Pero… mierda, qué error de cálculo.
¿Ni siquiera destruir todos los sustitutos para su corazón removería la invencibilidad de Regulus?
No debería haber problema alguno con su teoría. Al hacer esa apuesta arriesgada con su propia vida, Regulus había demostrado que no era tan listo como para ser capaz de ser calculador con palabras hábiles de la misma manera que Subaru.
Regulus no poseía la habilidad para engañar o depender de su elocuencia para despistar. Era completamente incapaz de modificar su forma de pensar. En este mundo, no había nadie excepto él. El matrimonio fue sólo una imitación, los discursos eran puramente ideológicos, las batallas fueron libradas como un forastero. Su manera de ser era malicia pura——casi exactamente como un Pequeño Rey.
_Emilia: Cincuenta y tres personas…
Al lado del tembloroso Subaru, Emilia susurró. Hasta ahora, ella no había mostrado reacción alguna ante las falacias, insultos o abominables quejas de Regulus. Lo único que dijo, fue esa frase.
_Regulus: ¿Eh? ¿Qué? ¿Qué es lo que acabas de decir?
_Emilia: Dije "cincuenta y tres personas". El número de mujeres que obligaste a estar a tu lado. ¿Podría ser que estoy equivocada? Eso es absolutamente imposible. Yo nunca podría equivocarme con el número de vidas.
_Regulus: Mmm ¿Y? ¿Y qué? ¿Qué es lo que intentas decir?
Regulus descartó con desprecio la afirmación tranquila de Emilia y se rascó la oreja con un dedo; una actitud completamente ridícula.
Incluso el provocador supremo —Subaru— quería aplaudir en alabanza por su irritante gesto… pero, justo antes, Emilia miró fijamente hacia Subaru. Al ver que Subaru contenía su aliento, ella sacudió ligeramente la cabeza.
_Emilia: Está bien Subaru, ahora lo entiendo todo.
_Subaru: ¿Lo entiendes?
_Emilia: Además, estoy muuuy enojada con él en este momento, así que… ya no lo perdonaré.
Sintiendo cómo el miedo presionaba su pecho, Subaru lo vio.
Esa cara amable de Emilia desapareció suavemente y habló con un tono más bajo de lo normal. Aunque pretendiera congelar sus sentimientos de esa manera, Emilia estaba más furiosa que nunca.
Con una llama gélida ardiendo en aquellos ojos congelados, Emilia se tocó el pecho.
Y entonces, procedió a hablar.
_Emilia: El corazón de Regulus está justo aquí, latiendo en mi pecho en este momento.