Pero si hubiera una razón específica, entonces podría comenzar a formular una hipótesis.
Subaru, que ya había visto a Sirius tres veces, podía resistirse a ella como estaba haciendo ahora—eso también era algo a tener en cuenta.
Si esa fuese la clave para superar la situación.
_Subaru: Bea—
_Beatrice: ¡¡Subaru!!
Justo cuando Subaru quiso transmitir su nuevo descubrimiento, un grito ansioso resonó en sus oídos.
Cuando los ojos de Subaru se abrieron de par en par preguntándose qué ocurría, algo golpeó su lado derecho.
_Subaru: Guu—
Su cuerpo se dobló en forma de v por el poder del golpe, y Subaru inmediatamente saltó a la izquierda, intentando disminuir su impacto. Mientras tosía ácido estomacal, intentó comprobar el daño que había causado el golpe.
La mujer con los ojos vendados, moviéndose como una sombra, se había acercado de repente hacia él. Esa mujer de aspecto indefenso había dado un golpe bastante penetrante en el costado de Subaru.
_Beatrice: ¡Subaru! ¡No mueras, supongo!
_Subaru: Ni siquiera yo llegaría al Game Over por algo así... aah, mierda. ¡Pero el golpe fue superefectivo...!
Aunque le dolían las costillas, Subaru juzgó que los demás huesos y órganos internos no habían sido dañados. Pensó que no era demasiado grave mientras no hubiera sangrado interno.
_Subaru: Uno tras otro, ¿por qué son tan problemáticos estos enemigos?
_Beatrice: Tal vez Subaru se ve poco confiable sólo porque los enemigos son fuertes, o tal vez porque él mismo es demasiado débil, de hecho.
_Subaru: ¡Y que lo digas...!
Su látigo rebotó mientras perseguía los pies de la mujer vendada, y cuando ella centró su atención hacia debajo de ella, Subaru arrojó un puñado de arena a su rostro. Aunque no afectó sus ojos vendados, la distrajo lo suficiente como para que Subaru pudiera arrojarse contra su hombro.
_Subaru: Es una suerte que sus habilidades físicas se encuentren disminuidas. Si el ataque hubiera sido en serio, probablemente me habría dejado medio muerto.
_Beatrice: ...Aparentemente hay un aumento en el número de razones por las que no puedo aceptar eso con entusiasmo, supongo.
Beatrice reiteró sus fastidiosos comentarios sobre Subaru, quien suspiró de alivio después de derrotar a la mujer con los ojos vendados. Él inclinó la cabeza en un gesto de no estoy escuchando mientras Beatrice fruncía el ceño y le hacía un gesto con la barbilla indicando el gran canal de agua conectado a la plaza.
_Subaru: No puede ser...
Subaru gimió mientras mantenía su mirada sobre el canal de agua, de donde había surgido otra multitud de personas enfurecidas.
_Beatrice: Betty cree que debieron haber escuchado el alboroto y se apresuraron a ver lo que estaba sucediendo, de hecho.
_Subaru: Entraron en el alcance de su poder y fueron tragados por éste… ¿es en serio? ¿Su autoridad tiene un rango tan grande de contagio?
—El pánico y la demencia se transmitirían a través de todas las personas.
Las sensaciones y sentimientos compartidos por Sirius estaban siendo reflejados por completo, teniendo como resultado este fenómeno.
Ah, con razón. Su nivel de amenaza, y la cantidad de daño que podía causar superaba por mucho al de Petelgeuse.
_Subaru: Cuanto más intentas escapar, más víctimas encuentra... ¿¡cómo detienes algo así!?
_Beatrice: Sin embargo, hay algo raro en esta situación, supongo... Subaru derribó a esa mujer, y yo le lancé un Shamak a ese hombre. Trata de relacionar eso con el hecho de que la lesión de Tonchinkan no apareció en nadie más, de hecho.
Debido a que la situación era apremiante, Subaru no corrigió el error de Beatrice de llamar a Chin "Tonchinkan". Además, los detalles que Beatrice acababa de señalar podrían servir como base para deducir las condiciones necesarias para implantar el vínculo emocional de Sirius.
_Subaru: …¿Tendremos que derrotar también a toda esa multitud?
_Beatrice: Si Subaru tiene la habilidad de combate para lograrlo, entonces podríamos intentarlo, supongo. …El Shamak de Betty también te podría ayudar para quitarles la conciencia, de hecho.
Aunque era un método cruel, ese había sido el plan inicial de Subaru, el cual le evitaría exponerse a problemas innecesarios. Necesitaba evitar que esta situación tan desastrosa llegara a expandirse. Ahora, para actuar según la propuesta de Beatrice—
_Emilia: ¡Ah!
_Subaru: ¿¡Emilia!?
La atención de Subaru se desvió hacia el grito de dolor de Emilia.
Al fijar su mirada, la vio yaciendo en el suelo de la plaza, con Sirius, quien blandía sus muñecas en llamas, observándola.
_Sirius: ¡Crece! ¡Crece! ¡El AMOR culmina! ¡Culmina en poder! ¡Y ese poder se incrementa! ¡El poder de uno, es el poder de todos! ¡Y el poder de todos, es el poder de uno! ¡Los seres humanos se aman, y por eso se unen! ¡Pueden compartir pensamientos, pueden compartir deseos, y ya sea alegría o tristeza, pueden hablar entre ellos y compartir sus sentimientos! ¡Y siendo así, este resultado era inevitable! ¡La semibruja no es parte del vínculo de AMOR y solo debería desaparecer como un insecto aplastado!
Inicialmente Emilia dominaba el combate, pero poco a poco perdió ese dominio hasta que las dos quedaron a la par, y pronto comenzó a tener dificultades para estar a la altura de Sirius.
A medida que pasaba el tiempo, ¿había aumentado la fuerza de Sirius, o había disminuido la fuerza de Emilia? En cualquier caso, ésta era la situación ahora. Emilia miró a Sirius con pesar.
_Emilia: Como que, hay algo raro. Lo que estás diciendo es correcto, pero... de alguna manera también parece incorrecto. ¿Por qué será?
_Sirius: ¡Porque vas en contra de la verdad! ¡Porque tu sucio medio ser no podrá entender ni conocer el Amor mientras viva, ni cuando muera! ¡La existencia de una semibruja ya es en sí misma maligna! ¡Incluso tu nacimiento, incluso el que se conocieran tu padre y tu madre fue un error! ¡La unión de basura con porquería dio a luz a una sucia aberración profana cuya existencia tiene que terminar ya!
_Emilia: ¡—hk!
Al final de ese insoportable discurso, los ojos de Emilia cambiaron.
Tan amable y gentil como era, Emilia no podía enfrentar palabras tan duras, que degradaban no sólo su existencia, sino incluso la reunión de sus padres.
Mordiéndose el labio, Emilia empujó contra el suelo, poniéndose de pie de un salto. Su mirada enfurecida se centró en Sirius, y un brillo plateado se reunía en su mano.
_Emilia: …
Su espada atravesó el abrigo de Sirius, rasgándola.
Emilia, en su ira, no se detendría por nada mientras blandía su espada una vez más hacia Sirius, su espada de hielo alcanzaba el delgado cuerpo frente a ella:
_Emilia: —¿Eh?
_???: ¡Mmmfm!
—Subaru vio a la chica encadenada y se quedó inmóvil.
Una chica rubia de cabello rizado, atada de la misma manera en que Lusbel había estado, con sangre brotando de su boca, sollozaba. Su pequeño cuerpo estaba firmemente atado al de Sirius.
Tiina—el nombre pasó por la memoria de Subaru.
_Sirius: —Esa Ira en tu interior te supera.
Subaru, quien había notado a la niña, y Emilia, que vio las lágrimas de la niña, ambos fueron sobrecogidos por la ira.
Y en ese momento, Sirius le dedicó su sonrisa más feroz hasta el momento y entonces una ola de calor mandó a volar el cuerpo de Emilia con un impulso alarmante.
La explosión resonaba en el aire mientras Emilia era lanzada hacia atrás. Atravesando el adoquín, el cuerpo de Emilia terminó por detenerse en el centro de la plaza.
_Emilia: Gah, ugh...
Emilia gimoteaba mientras se retorcía de dolor. Sirius miraba a Emilia mientras levantaba sus brazos en llamas, las cuales se elevaban tanto que se podían ver a mucha distancia. Y entonces, ella aplaudió.
_Sirius: Un insecto no debería poseer una pasión tan dulce. Es nauseabundo.
_Emilia: …
_Sirius: Pero bueno, te lo agradezco. Y ahora, si me disculpas…
Con las muñecas sobre su cabeza, la feroz llama de Sirius rugió una vez más.
Incluso el acero se derretiría con solo un toque de esa llama. Si la tocaba directamente, no quedaría ni rastro de Emilia. Se quemaría completamente hasta desaparecer del mundo.
Si Subaru no actuaba en este momento, no podría salvarla. Y no salvar a Emilia era inaceptable. Subaru lo sabía y, sin embargo:
_Subaru: ¡Pies, muévanse ya!
_Tiina: ¡Fmmm!
Los pies de Subaru temblaban con algo parecido al miedo, dejándolo incapaz de caminar.
La falta de acción de Subaru había comenzado en el momento en que había puesto sus ojos sobre la aterrorizada niña atada a Sirius. Beatrice, que se encontraba en la espalda de Subaru, similarmente tampoco se podía mover.
Tal vez los sentimientos podían compartirse con los espíritus. Pero ahora no era el momento de pensar en eso.
_Subaru: E-milia...
Su garganta apenas vibraba, ni siquiera lograba llamar el nombre de la chica que amaba tan profundamente.
Indudablemente, Emilia no podía haberlo escuchado.
Subaru se preguntó qué estaría pensando Emilia mientras yacía en el suelo de piedra, incapaz de moverse, observando la inminente catástrofe que se desarrollaba ante sus propios ojos—pero incluso eso ardería por un fuego implacable, dejándolo como un misterio para siempre.
Un calor aterrador derretía el suelo y, cuando esa ola de calor se convirtió en un impacto, el mundo se tiñó de un dorado brillante.
Presenciando esta escena inconcebible, las rodillas de Subaru temblaron y cedieron inmediatamente.
_Beatrice: Suba… ru…
Beatrice, aún aferrada a su espalda, llamó a Subaru con una voz temblorosa.
Subaru no pudo responder. Su vista se mantuvo fija en el suelo que estaba debajo suyo, negándose a enfrentar la realidad, consumido por un terror abrumador.
En este momento, si levantaba la vista, perdería contra el miedo— No, su corazón que ya había perdido contra el miedo se fragmentaría y rompería.
Si Subaru veía a Emilia convertirse en cenizas y desaparecer del mundo, entonces:
_Beatrice: Su-Subaru. ¡Subaru!
Aun así, Beatrice continuó llamando desesperadamente el nombre de Subaru.
Su cabeza fue golpeada varias veces, pero Subaru no podía hacer nada más que aferrarse a su tímido y horrorizado corazón, sacudiendo su cabeza lentamente.
No podía. Incluso si esa psicópata estuviera parada justo frente a él, Subaru no—
_???: —Llegué a tiempo.
Sin embargo, cuando escuchó esa voz, el corazón de Subaru se sacudió ese miedo. En lugar de temer lo que vería frente a él, tenía miedo de no saber lo que estaba a punto de pasar.
Levantando la cabeza, miró hacia la dirección de esa voz— al lugar donde Emilia había sido incinerada.
Allí, un hombre estaba de pie.
El humo se elevaba de las rocas carbonizadas, que aún crujían por el calor.
En medio de esa destrucción, el hombre asumió una postura relajada.
Y en sus brazos estaba,
_Subaru: ¿Emi… lia?
En los brazos del hombre, descansaba una chica que debería haber desaparecido en las llamas.
Aunque se había desmayado por el agotamiento, estaba físicamente ilesa.
Emilia había perdido el conocimiento por la acumulación de sus heridas, agotamiento y miedo, pero estaba descansando pacíficamente, sana y salva.
_Subaru: Eres…
La persona que había aparecido de repente y salvado la vida de Emilia.
Emilia estaba a salvo, pero el aterrado corazón de Subaru le impedía celebrarlo e involuntariamente expresó sus pensamientos vacilantes con una voz igual de temblorosa.
El hombre lo escuchó y se dio la vuelta.
Y entonces, habló.
_???: He venido en su busca. Me alegro mucho de haber llegado a tiempo.
_Subaru: ¿En su… busca? ¿Qué signi—?
_???: ¿No es una cuestión perfectamente concebible que desee ir en busca de la mujer que pretendo convertir en mi esposa?
Esa expresión tan abrupta dejó sin palabras a Subaru.
Ante la falta de aliento de Subaru, el hombre —un joven de cabello blanco— rio ligeramente.
_???: Soy el Arzobispo del Pecado de la Codicia del Culto de la Bruja. —Regulus Corneas.
No lo dijo con la intención de presumir, sino por hablar con hechos irrefutables.
_Regulus: Como prometí— he venido a tomarla como mi esposa número 79.