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Re: zero arco 3, 4, 5.

Pueden seguir aquí después del cp25 Luego subiré el Arco 1 y Arco 2. A partir del CP 329 comienza el arco 5.

delta_zero_1153 · Fantasi
Peringkat tidak cukup
503 Chs

¡El ataque de Guiltylowe, el rey oscuro de los bosques! Parte2

— Listos para ese plan, el grupo llegó fuera de la oficina.

Todos estaban exhaustos física y mentalmente.

A pesar de todo, la esperanza de alcanzar su objetivo les llenó con la energía suficiente para mover sus cuerpos increíblemente heridos.

Y entonces, ese destello de esperanza —

_Subaru: ...No puede ser.

Subaru murmuró reflexivamente luego de alcanzar la parte superior de la escalera y asomarse al pasillo.

Otto asomó la cabeza por encima de él y Petra por debajo de él y, viendo todos lo mismo, estuvieron de acuerdo con Subaru con expresiones completamente estupefactas.

_Frederica: ¿Qué pasa? ¿La oficina del Amo...?

Frederica se sentó en las escaleras detrás de ellos mientras les preguntaba a los tres exploradores.

Pero, por sus reacciones, seguramente ella haya supuesto que la situación se veía mal.

Subaru atenuó el sonido de sus pasos mientras se daba la vuelta y dijo con bastante preocupación,

_Subaru: Hay uno muy feo asentado fuera de la maldita oficina.

A Subaru le recordaba al monstruo llamado Quimera.

Una cabeza como de león, y con el cuerpo delgado de un caballo o una cabra. Su larga cola se movía como una serpiente y, aunque la criatura era más pequeña que el hipopótamo de la domadora de mabestias, era lo suficientemente grande como para bloquear el amplio pasillo de la mansión. Una rara entidad que parecía haber salido de algún mito — con una destreza en combate fácilmente adivinable.

_Otto: Esa es... la mabestia Guiltylowe. Vi-vive en lo profundo de los bosques llenos de miasma, algo como el rey de las bestias... y ahora, en una aldea humana... Se supone que no es el tipo de mabestia que podrías llevar contigo a una mansión...

_Subaru: ¿Cuáles son las posibilidades de que lo estemos sobreestimando y en realidad sea un debilucho? Como que parezca eso, pero en realidad su personalidad sea suave y que le demos Katsuobushi y sea feliz, o algo así…

(NdT: Katsuobushi: Un alimento preparado a partir de atún listado seco, fermentado y ahumado.)

_Otto: No sé qué es Katsuobushi, pero ¿estás proponiendo acercarte a eso con comida? Probablemente terminarías cortado en dos por la bestia.

La declaración de Otto llevó a Subaru a pensar en lo enorme que era la cabeza de Guiltylowe.

De hecho, con una boca tan grande, Subaru era un aperitivo de dos bocados.

_Subaru: No, pero Garfiel transformado es aún más grande. Vale, vamos por él y comparemos sus tamaños. Si nuestro tipo es más grande, entonces él se escabullirá desanimado.

_Otto: Si volvemos por él, entonces esa mujer nos cortará en pedazos. Deja de hacer bromas, Natsuki-san… ¿Alguna idea?

Otto se divertía con las bromas de Subaru, pero su mirada estaba llena de expectativa. 

Era como si esperara que a Subaru se le ocurriera alguna idea durante ese pequeño intercambio. 

Pensando que Otto imponía unas expectativas ridículas, Subaru regresó la mirada a Frederica y Petra,

_Petra: Subaru.

_Frederica: Subaru-sama.

Y ellas también lo miraban con expectativa.

_Subaru: ...En serio, ¿qué clase de expectativas están depositando en mí?

Dando un gran suspiro, Subaru tembló por el peso de las grandes expectativas. Ajustó la posición de Rem en la espalda y cerró los ojos.

Subaru pensó en cuáles eran sus posibles fuerzas de combate actualmente.

Frederica estaba herida y Otto prácticamente no tenía magia. Ni Petra ni Subaru eran luchadores, y estaban en el tercer piso del ala principal de la mansión. No había manera de que pudieran llamar a Garfiel desde aquí, e incluso pensar en la ayuda de Beatrice era ridículo. 

Lo cual significaba, que a Subaru sólo le quedaba pelear usando todo lo disponible, como siempre.

Las habilidades de cada uno, sus capacidades, los objetos disponibles, la situación del enemigo, los requisitos. Subaru pensaba en todo eso, consideraba todo, reflexionaba sobre todo eso — y suspiró.

_Subaru: Cuando parece que ni la fuerza física ni las fuerzas mágicas funcionarán… Es el momento de apostar todo en mi inigualable conocimiento del Siglo XXI.

※ ※ ※ ※ ※

Lo primero que atrajo la atención del Guiltylowe fue un sonido.

_Guiltylowe: —

Habiendo oído el resonar de un objeto golpear fuertemente una y otra y otra vez el suelo, Guiltylowe levantó el hocico.

El Silencioso Rey del Bosque. Algunas localidades efectivamente se referían al Guiltylowe como tal y, a diferencia de otras mabestias, él no realizaba ruidos prescindibles ni rugidos innecesarios.

Al contrario de su gran silueta y su apariencia extraña, se elevaba con destreza a través de los desperdicios, sin realizar el mínimo sonido al acercarse a su presa antes de asestar un único golpe mortal y matar a la criatura.

Esas cazas sigilosas y letales eran su punto fuerte.

Por eso, aunque su Ama ordenara esta caza basada en yacer en un solo lugar esperando realizar una emboscada, Guiltylowe sólo podía considerarlo como un desperdicio de sus habilidades.

Aunque, naturalmente, él no tenía una mínima intención de ser ingrato e ir en contra de las órdenes de su Ama.

Porque el quebrantamiento de su cuerno le permitió al Guiltylowe escapar de su maldición.

_Guiltylowe: —

El Guiltylowe meneó el hocico de un lado a otro, buscando la fuente del sonido mientras rumiaba las órdenes de su Ama.

Permanecer delante de la puerta, y cazar cualquier enemigo que pudiese acercarse — Ese fue el deber que le había sido ordenado al Guiltylowe, y el deseo de su Ama.

Tap, tap, tap. Esos sonidos desamparados claramente eran pasos.

Muchas criaturas bípedas, como su Ama, hacían ese sonido al caminar. Entre ellos había algunos realmente fuertes, que ni siquiera hacían ruido al caminar… sin embargo, el dueño de aquellas pisadas no lo era.

Eran indefensas, no calculadas, no intencionales, sin cuidado — No poseían una pizca de gracia.

El Guiltylowe dedujo que era un humano débil, irritante incluso para usarlo de alimento.

_Guiltylowe: —

Silenciosamente, el Guiltylowe se deslizó alejándose de la puerta.

Los pasos se oían desde la escalera oeste, la dirección desde la que había estado oyendo intermitentes sonidos de batalla desde hace algún tiempo.

El Guiltylowe sabía que su Ama había traído a otras mabestias. Ella había ordenado a muchas mabestias inferiores al Guiltylowe en cuanto a fuerza y tamaño que rodearan la mansión, pero su Ama le encargó que defendiera la puerta, se montó sobre una tonta mabestia grande y se fue a cazar.

El Guiltylowe no estaba satisfecho con que ella eligiera a esa bestia de tamaño meramente grande para su cacería y lo haya dejado a él para que vigilara la retaguardia. Pero si los enemigos al menos fueran fuertes, entonces podría estar de acuerdo con su razón para ser traído aquí, y preservaría el honor.

Por lo tanto, el Guiltylowe no hizo nada tan tonto como abandonar su puesto para atacar a los enemigos sin importar a qué bestias se enfrentaran, hasta que lograran llegar a este mismo lugar.

Un debilucho que no pudiera llegar hasta Guiltylowe, no era merecedor de una batalla.

Un debilucho masacrado por bestias más débiles que él, no ameritaba ser cazado.

Sin embargo, su presa había derrotado a las otras mabestias y había llegado a este lugar. Cuando Guiltylowe sintió su presencia, en su interior, se emocionó.

— ¿Y esto es lo que había estado esperando?

Algo frágil, ignorante de lo que significaba esconder su presencia, con tan débil sed de lucha.

Un movimiento de sus garras, o un brote de sus colmillos, haría que ese frágil e inferior ser se desbaratara en pedazos.

_Guiltylowe: —

Lo único que sentía en su interior fue ira. Solo ira.

Sus colmillos desgarrarían a la presa, sin consumir ningún trozo de carne, él la dejaría esparcida por el suelo.

Eso era lo único que aliviaría ese ardiente sentimiento de ofensa.

Siguiendo los pasos, Guiltylowe se movía sin proyectar ninguna sombra bajo la luz de la luna. Si había alguien que lo viera deslizando su gran silueta silenciosa, seguramente pensarían que estaban observando una pesadilla.

El asesino azabache se acercó a la fuente de los pasos encontrando que la presa parecía haberse detenido en la siguiente curva — el Guiltylowe sacó las garras para diseccionar a su presa por detrás.

_Guiltylowe: ¡—!

Sin el más mínimo sonido, el Guiltylowe estiró el cuello y atacó la espalda de la presa. 

No obstante,

_Guiltylowe: ¿—?

La presa que atrapó, que sintió que había estado dentro del alcance de su ataque, no se veía por ningún lado. Inseguro de dónde mover la pata elevada, Guiltylowe se detuvo por un milisegundo, sintiendo que algo no cuadraba.

Él olfateó mientras giraba la cabeza.

¿Adónde se ha ido la tonta, frágil y débil presa?

_Guiltylowe: ¡—!

Una vez más, el ruido de las pisadas asaltó los oídos de Guiltylowe.

Bajó la cabeza y miró en dirección del sonido, para encontrar una respuesta en lo que parecía estar resonando en la escalera.

El ruido de los pasos de la presa, descendiendo, corriendo por la escalera.

Parecía que se habían dado cuenta de su presencia y aceleraron un poco para evitarlo.

Pero mientras el Guiltylowe se diera cuenta de eso, jamás permitiría huir a la presa.

El Guiltylowe giró la cabeza. Vio la puerta que su Ama le ordenó proteger. 

Puede ser que se haya estado distanciando de su puesto, pero esa presa seguramente era la presa por la que su Ama le ordenó aquello.

Si matase a la presa, eso equivaldría a cumplir las órdenes de su Ama.

Con esa decisión, Guiltylowe persiguió a la presa que huyó torpemente.

De hecho, le estaba enseñando a la presa que, en cuanto le dieran la espalda —independientemente de si estaban dentro del alcance de sus ataques—, perderían cualquier medio de resistencia.

Para el Guiltylowe, quien se precipitó sobre las montañas y reinó sobre los bosques como Rey, la cacería de presas que huían era un acto diario de diversión.

La única presa digna de ser engullida en forma de carne por él, eran las verdaderamente fuertes.

Toda presa que le dio la espalda y perdió los colmillos para resistirse solo existía para que él no olvidara cómo se sentía la sangre y la violencia en sus garras y colmillos — y esta presa también debía aprender eso.

El Guiltylowe bajó la escalera, siguiendo las pisadas.

Pateó la pared en el descanso de la escalera, cruzando el aire hasta el piso de abajo. Llegó al segundo piso, luego al primero en busca de su presa y después llegó a la planta baja del edificio.

Percibió las distantes señales de lucha.

El olor de su Ama, y el hedor de la molesta bestia tonta que la acompañaba. Los aromas restantes pertenecían a la sangre y al acero, la fragancia de un guerrero.

_Guiltylowe: —

Si le fuera posible, preferiría aventurarse en esa dirección y participar de la lucha.

Deseaba blandir las garras y los colmillos en presencia de su Ama, desgarrando al guerrero y ahogándolo en un mar de sangre, saboreando la dulce victoria.

Sin embargo, no debía desear tal cosa en este momento, pues tenía órdenes que cumplir.

— Si cazara rápidamente a esta presa, tal vez se le permitiría participar.

_Guiltylowe: —ϡ .

El Guiltylowe sentía un ardor cada vez más intenso en sus colmillos, y su cuerpo temblaba.

Oyó los pasos nuevamente y acechó hasta escuchar una puerta que se cerró más abajo, en el oscuro pasillo, antes de mirar en dirección a la puerta recientemente cerrada.

Se acercó y, de pie silenciosamente ante la puerta, Guiltylowe utilizó su larga cola para abrir con destreza el portón.

No era la primera vez que invadía una morada de criaturas bípedas y blandía sus colmillos. 

Él entendía la estructura de estas "puertas", por lo que comprimió su enorme silueta a través de la puerta mientras se escabullía en la habitación. Había anticipado que la presa estaría esperando aquí mismo en este momento, pero no pudo encontrar el más mínimo atisbo de ella y, una vez más, Guiltylowe sufrió una sorpresa total.

Pero su decepción esa vez no duró mucho.

_Guiltylowe: —

Girando la cabeza, la visión de Guiltylowe se posó en una esquina de la habitación — en el armario.

Del espacio entre las dos puertas del mueble, sobresalía la tela de la ropa de la presa. Seguramente entró en pánico y sus ropajes quedaron atrapados allí. La superficialidad de esta presa, creyendo que se escondían del Guiltylowe sin darse cuenta de eso, era humillante.

El Guiltylowe caminó silenciosamente. Se arrastró cerca del armario.

Levantó la cola, afiló la punta y no vaciló ni un segundo.

_Guiltylowe: ¡—!

Su puñalada atravesó fácilmente el armario como si su cola fuera una lanza.

Dejo un agujero redondo como si fuera hecho por un taladro — y muchos de ellos, agujeros del tamaño de una moneda aparecieron uno tras otro en el armario, ensartando a la patética presa que intentaba esconderse en su interior.

Cuando más de veinte agujeros cubrían el armario, el Guiltylowe dejó de atacar con la cola.

Extendió su pata delantera y tiró de la puerta del armario para poder observar a la patética presa muerta. La puerta perforada se abrió fácilmente y la presa dentro —

_Guiltylowe: —¿¡Grawh!?

En el instante en que Guiltylowe iba a confirmar la presencia de un cadáver, un ardiente golpe en la nariz le hizo retroceder.

Un hedor terriblemente intenso atravesó sus fosas nasales, la sensación era tan dolorosa que podía aullar. Miró rápidamente hacia atrás, donde se encontraba el armario, para encontrar una botella transparente, rota y derramando un líquido incoloro.

El hedor venía de esa sustancia. Y la presa no estaba dentro del armario.

La tela sobresaliente sólo había sido ropa del armario.

_Guiltylowe: ¡—!

Una vez más, oyendo el ruido de los pasos fuera de la habitación, Guiltylowe se dio la vuelta.

Su nariz no funcionaba, pero sus ojos y oídos estaban bien. Vio una sombra corriendo por el pasillo y, mientras lamentaba el desdén de su nariz discapacitada, la persiguió.

El Guiltylowe nunca había experimentado tal humillación en su vida

Esta no era una confrontación valiente y honesta contra Guiltylowe, quien había abrumado a todos sus enemigos que tuvo hasta este momento, ni quien fácilmente hundía sus colmillos en una presa que huía. 

Esta era una entidad que luchaba tan horriblemente por su miserable vida que el Guiltylowe nunca había visto antes una presa así.

Sin duda, mátala. Asesínala. Aplástala, extiende sus restos sobre la tierra, pisotéala.

_Guiltylowe: —

Olvidando incluso silenciar sus pasos, la masiva silueta del Guiltylowe irrumpió en la habitación donde las pisadas huyeron.

Fácilmente atravesó las puertas gemelas. Lo que le dio la bienvenida fue una habitación notablemente más grande que las que había visto hasta ahora.

Una gran mesa se encontraba en el centro de la habitación, y en la parte posterior, había una chimenea.

Sobre el blanco mantel de la mesa estaban encendidos unos candelabros. En una habitación donde la luna era la única fuente de luz, las llamas parpadeaban embrujadas.

_Guiltylowe: —

El fuego irritaba al Guiltylowe.

Incluso durante el día, cuando la gran estrella de fuego blanco permanecía en el cielo, el Guiltylowe detestaba que el fuego estuviera cerca de él. Después de todo, el bosque en el que vivía quedó envuelto en llamas y perdió su pacífico hogar. Su cuerno estaba roto y comenzó a obedecer a su Ama durante esos sucesos, así que el fuego provocaba recuerdos tanto de liberación como de humillación para Guiltylowe.

_Guiltylowe: —

No oía pasos, pero oía otra cosa.

Frente a la puerta por la que acababa de entrar, en el otro extremo de la gran sala, había otra puerta.

Desde ese espacio, probablemente más estrecho, más allá de la puerta, percibió algo.

Guiltylowe olfateó, pero su sentido del olfato aún no se había recuperado. No podía oler el aroma de la presa orinándose de miedo. Cuando mutilara a su presa, probablemente tampoco sería capaz de oler o saborear su sangre correctamente, lo cual era una decepción.

Pero podía posponer esas sensaciones para otro momento, siempre y cuando lograra matar a la presa.

En este momento, sólo borrando esa sensación de humillación que ardía en su pecho y haciendo que la presa que lo deshonró gritara en su último aliento, le ofrecería al Guiltylowe algún consuelo.

_Guiltylowe: —

El Guiltylowe se dirigió directamente hacia la habitación. Luego apuñaló a la puerta con la cola. La llenó de agujeros igual que el armario, y abrió la puerta antes de tomar un respiro y saltar adentro.

_Guiltylowe: ¡¡—σσσ!!

Irrumpió en la habitación, rugiendo.

Su bramido intimidaba a la presa, asustaba al débil para que pudiera lograr una compensación con las garras y los colmillos clavados en su carne.

Azotó con la cola, repartiendo destrucción por toda la habitación, haciendo brotar polvo de las bolsas y las cajas destrozadas que estaban colocadas en las alacenas. Su pata delantera se estrelló contra el suelo rompiéndolo y triturándolo a través del tapete que cubría el suelo para hacer brotar polvo nuevamente desde abajo — pero no.

Esas columnas de polvo tan gruesas que bloqueaban la visión de Guiltylowe se estaban volviendo cada vez más gruesas.

_Guiltylowe: ¿¡—!?

La visión del Guiltylowe se ahogaba en blanco, lo cual invadió su tráquea en cuanto respiró, haciéndole toser. Una grandísima cantidad de harina o algo parecido estaba bailando en el aire.

Suficiente harina como para robarle su visibilidad, e incluso para robarle el aliento necesario para rugir.

_ ???: ¡Lo tenemos!

Alguien, una criatura, habló.

Guiltylowe no oyó su voz desde esa habitación, sino desde la anterior,

_???: Cómete esto, el alma de la ciencia — ¡¡Explosión de harina!!

Con un sonido, algo se lanzó en el cuarto cubierto de blanco. La cosa brillante era uno de los candelabros de la habitación anterior.

El candelabro golpeó la pared, su llama parpadeante cayó al suelo y se volvió más grande por un instante.

Guiltylowe: —

_???: ¿Q-qué…?

Pero eso fue todo.

El candelabro seguía caído en el suelo sin hacer nada en particular. El dueño de la voz sonaba como si hubiera malentendido algo, y Guiltylowe sabía que estaba de pie petrificado afuera de la habitación.

_Guiltylowe: ¡—ϡ!

Los instintos del Guiltylowe le decían que nunca tendría otra oportunidad como ésta. El enemigo había cometido un error, y si ese error no hubiera sucedido, Guiltylowe habría estado en peligro. Al comprender eso, el Guiltylowe retorció su cuerpo optando por escapar de esa habitación.

Si pudiera salir a una habitación espaciosa, un lugar donde pudiera mover las patas y la cola libremente, ningún plan que se le ocurriera a la presa presentaría algún problema.

Él usaría la abrumadora diferencia de poder para forzarlos a someterse y obtener la victoria.

No había necesidad de hacer nada más que eso—

_???: Sí, ¿no te lo dije? ¡Que en lugar de hacer esa cosa sin sentido…!

_???: ¡Es más rápido hacer esto!

Justo cuando Guiltylowe pensó en salir de la habitación, oyó hablar a dos presas más.

Una en voz baja y la otra en voz alta. En el instante en el que se dio cuenta que son presas de diferentes sexos, el Guiltylowe sintió que la alacena que se encontraba a sus espaldas se derrumbaba sobre él.

La cuerda que atravesaba la entrada estaba conectada a la pata de la alacena.

Tirando con fuerza, la alacena se derrumbó sobre el Guiltylowe. Pero su tamaño sólo le permitió golpear el enorme trasero de Guiltylowe.

La fuerza del golpe infringió al Guiltylowe un daño equivalente a cero.

Tomando el golpe con calma, Guiltylowe cortó la cuerda con las garras.

Y cuando se preparó definitivamente para saltar fuera de la habitación -

_Guiltylowe: ¿—?

La alacena se abrió y el líquido que se desbordó fluyó por todo el cuerpo de Guiltylowe.

Se sentía viscoso, a diferencia del agua. Era ligeramente amarillo, y tenerlo sobre su orgulloso pelaje negro era desagradable para el Guiltylowe.

Pero esa incomodidad desapareció al instante.

_Guiltylowe: ¿¡—¡?

_???: Con ustedes, la gran inversión personal de Otto Suwen en el comercio de aceite. ¡Llévate todo lo que desees!

La voz de la presa llamaba desde fuera del cuarto.

Pero el Guiltylowe no tenía margen de maniobra para pensar en la débil voz de la presa en este momento.

— El aceite que cubría su cuerpo se incendió, y la detestable llama le quemaba todo el cuerpo.

_Guiltylowe: ¡¡—ϡ!!

El Rey de las Bestias, descendido desde las llanuras y obsesionado para siempre con su trono en los cielos boscosos, sin saber nunca qué le había vencido, ardía en llamas tan grandes como su humillación.