Carlos empujaba un carrito de supermercado con lechuga, zanahorias, manzanas y papaya para el conejo Matias, mientras observaba cada estante con ojos calculadores mientras iba echando un artículo de cada cosa en su carrito. Su expresión era concentrada y sus pensamientos iban a mil por hora mientras armaba su plan. Al llegar al área de cocina, se puso manos a la obra, agregando un producto de cada cosa al carrito.
"Bien, los sartenes son un clásico. Siempre hay alguien que necesita uno... así como vajillas, paquetes de cucharas, tenedores, cuencos... No, los cuencos de plástico son muy baratos y estorbosos, no vale la pena venderlos. Ahora, ¿qué más?", pensó.
Se detuvo frente a una sección de utensilios de cocina y vio un juego de cuchillos de acero inoxidable.
—Cuchillos. son pequeños y de precio alto —murmuró para sí mismo.
Agregó el juego al carrito, avanzando con confianza mientras revisaba su lista mental de productos de interés.
—No es suficiente. Necesito cosas de alto precio para que sea rentable cada venta; no iré al centro solo para entregar un paquete de cucharas —reflexionó.
Buscando algo que se adaptara mejor, encontró electrodomésticos, así que tomó una licuadora y una batidora. Pensó en agregar una cafetera y una sandwichera, pero al calcular su presupuesto, decidió optar por productos más básicos pero de otras áreas.
Caminó hacia la sección de herramientas, mirando a su alrededor antes de detenerse frente a una hilera de taladros.
—Habrá quienes también les interesen las herramientas… —pensó—. Un taladro básico, un martillo, un perico, un estilson...
Carlos añadió distintos artículos pequeños y fáciles de vender.
—Veamos… ¿qué más? Los juegos de herramientas mecánicas son también una buena opción. Mientras sean de buena marca y no de esas chinas con acero empobrecido, habrá interesados.
Avanzó hacia la sección de deportes y observó unas pesas pequeñas. Levantó una, la evaluó y asintió.
—Ah, las pesas… claro. Siempre hay alguien queriendo hacer ejercicio sin gastar mucho. Estas me vendrán perfectas.
—¿Qué falta? ¿Qué más puedo duplicar y que se venda rápido? —, se preguntó mientras seguía paseando por el supermercado, escogiendo productos al azar, desde tenis hasta juguetes.
—Creo que por hoy es suficiente, aunque aún me queda un poco de dinero. Esto es solo el principio. Mientras el dinero siga fluyendo, puedo seguir comprando y duplicando sin parar. Espera, las monedas no tienen número de serie, ¿y si duplico monedas y pago con ellas? Son de bajo valor y en los sistemas bancarios los cuentan con máquina, así que dudo que llamen la atención. Maldición, hay tantas cosas que puedo hacer, pero mi creatividad es limitada. Vamos con calma, esto es solo el primer paso
—Con el carrito lleno, Carlos se dirigió a la caja con una sonrisa confiada, listo para poner en marcha su ingenioso plan de venta. Sabía que esta compra inicial lo acercaría cada vez más a su objetivo final.
Haciendo una pausa estratégica compro cinta adhesiva y fue a la privacidad del baño y creo 2000 pesos en paquetes de monedas de 10 pesos. Cuando regreso y pago, tenía aún mucho del efectivo que había destinado a compras.
Al llegar a su casa, después de haber descargado del taxi todas las compras, comenzó a acarrearlas a su cuarto. Con tanta conmoción no pudo evitar llamar la atención de su familia.
Mientras bajaba las escaleras para continuar con el acarreo, notó a su familia reunida alrededor de las cosas que había comprado: bolsas repletas de artículos, cajas de herramientas y electrodomésticos. Sabía que la situación era inusual y que probablemente sus padres harían preguntas, así que ya tenía algo preparado.
Aura observaba las cosas con el rostro fruncido —Carlos, ¿se puede saber de dónde vienes con tantas cosas? Parece que te llevaste todo el supermercado.
—No mamá. No compré todo esto para mí. un amigo tuvo que cerrar su bodega de un día para otro y me pidió ayuda para vender algunas cosas. Me ofreció una comisión, y, como ando corto de dinero, pensé que sería una buena idea.
—Enrique miro con curiosidad a Carlos —¿Cerrar una bodega, eh? La inseguridad es tan mala en estos días?
—No, papá. Simplemente le salió un problema personal y no podrá atender su bodega, le sale más varado venderla con descuento que seguir pagando la renta del almacen. Así que me ofrecí a guardar algunas cosas y venderlas por internet, la gente compra todo por internet en estos días, especialmente si es barato. Voy a publicarlo todo y de a poco se ira vendiendo.
—Su padre asintió lentamente con la cabeza, mientras que Lucy quien cargaba a matias, miraba las bolsas de juguetes con ojos curiosos y llenos de admiración.
—Te gusta alguno? Puedes elegir lo que quieras—le dijo Carlos con cariño.
—¿Enserio?, Quiero este—, dice con emoción mientras escoge un juego de mesa.
—Claro, solo antes de abrirlo déjame tomarle algunas fotos. – dice Carlos con la intención de hacerle un duplicado antes de que lo abra
—¿Quieres que te ayudarte a organizarlo?
—No te preocupes, solo subiré todo a mi cuarto y los apilare. Necesito tomarle algunas fotos grupales con el precio y que la gente interesada vaya pidiendo. Tal vez puedas ayudarme a ofrecer algunas cosas de cocina a tus compañeras de trabajo."
—Con la situación aparentemente bajo control, Carlos subió las bolsas a su cuarto, y empezó a colocar los artículos en el suelo, apilando cajas, designando un área en la esquina de su cuarto para todos los productos, sobre la cama, coloco los artículos más pequeños, como los paquetes de cubiertos formando filas para tomar una foto grupal de todo, .
"Bien… sartenes y ollas a la izquierda, herramientas a la derecha, y aquí las pesas. Un poco de orden y unas buenas fotos… y a vender."
La luz de la mañana se colaba tímidamente por las cortinas de la pequeña cocina, mientras la familia Ayamonte se apuraba a preparar el desayuno y organizar la caótica jornada. Aura estaba de pie, revisando una lista en una hoja de papel, mientras echaba miradas rápidas a sus hijos y a su esposo, quien bebía café en silencio, observando el ajetreo de la mesa con una leve sonrisa.
Lucy alimentaba a Matias, estos días se había encargado de cuidar al pobre conejo experimental, quien no había tenido efectos secundarios.
Carlos, con un bocado de pan en la mano y el celular en la otra, repasaba rápidamente su propio inventario, asegurándose de que no olvidaría nada.
-Bueno me voy mama
—espera, dame un paquete de esas pesas pequeñas,
Ok, ¿Qué más te pidieron, mamá? -preguntó, rompiendo el bullicio de la mañana.
Sartenes, dos juegos de cuchillos y una licuadora. Ya sabes, la versión más cara, pero eso ya lo tengo separado —dijo Isabel alternando la vista entre la lista de pedidos y la estufa que cocinaba el desayuno.
Carlos asintió, terminando de agrupar las pesas con los artículos de su mama. Con cada venta que Isabel lograba entre sus compañeras de trabajo, uno esperaría que la montaña de artículos en su cuarto disminuyera. Pero todo lo contrario, al agregar artículos nuevos y duplicar los anteriores parecía que su casa se había convertido en un almacén, por suerte su familia era tolerante y su madre resulto ser una aliada inesperada en su reciente proyecto.
-Entonces, ¿ya me pusiste esas pesas? ,. Ah, casi lo olvido, también un juego de platos, la que tiene 16 piezas -continuó Isabel.
Carlos suspiró corriendo rápido a su cuarto para hacer un duplicado rápido y regresando con la vajilla, haciendo una nota mental de rentar un local y usarlo de almacén, al bajar no pudo evitar notar la pesada cantidad de artículos que llevaba su madre. Así que le dio a su madre dinero extra
—Mama, no quiero que te canses, toma un taxi y dale una propina para que te ayude a bajar las cosas, aquí te dejo dinero extra, no te preocupes por ahorrar, las ventas son buenas y no necesitamos preocuparnos por centavos. —Metiendo un billete en el bolso de su madre antes de que pudiera decir algo se despidió rápidamente de todos y salió para la universidad.
Isabel aceptó el dinero, entre agradecida y preocupada. A pesar de que habían pasado años desde el accidente de Enrique, y aunque el hombre se las había arreglado para retomar la vida desde casa, los ingresos de la familia habían estado cortos, pero últimamente Carlos parecía estar esforzándose y siempre traía dinero a la casa. Los padres de carlos sabía que no hacía esto solo por gusto, sino como una forma de aportar, pero no podían evitar observar que su hijo parecía mas animado y alegre que en los últimos años.
Mientras tanto, Matias terminaba de devorar una manzana, y lucy de desayunar sin perder detalle de lo que pasaba a su alrededor.
Enrique, que había permanecido en silencio, levantó la mirada del café.
—Esto de andar vendiendo tantas cosas empieza a parecerse más a un negocio de tiempo completo, incluso yo que estoy en casa no paro de atender gente que pide constantemente cosas, este parece ser un buen negocios.
—Solo es temporal — dijo Aura preocupada —aunque este dinero extra no nos viene mal, incluso me permite ahorrar un poco, pero en algún momento su amigo se quedara sin inventario.
Con esa frase, Enrique terminó el desayuno, pensando en cómo conseguir más comisiones para que su hijo y esposa no tuvieran que trabajar demasiado. Cuando Aura se puso de pie, comenzó a revisar que lucy estuviera lista para la escuela. Con su bolso en mano y una caja repleta de productos se despidió cariñosamente de su esposo, lo consoló un poco al ver su mirada preocupada y se dirigió a la puerta.
—Nos vemos mas tarde. Y no te preocupes tanto por el dinero, la verdad es que parece que Carlos ha hecho mucho recientemente, ya es un adulto, podemos confiar un poco más en él.
—Enrique se despidió de su hija y las vio salir de casa con aura, mientras una sonrisa cariñosa se pegaba a su rostro.
—Vamos, que se hace tarde —se dijo para sí mismo apurándose a desayunar mientras sacaba su laptop para ponerse a trabajar, pero un sonido de masticación llamo su atención, sintió un dolor de cabeza al ver que el conejo quedo fuera de su jaula, con su silla de ruedas era imposible atrapar al escurridizo conejo. Se resignó a tener al conejo libre por toda la casa por todo un día y se concentró en trabajar.
Asi pasaron los días y llego el jueves, Carlos estaba en su cuarto, con lápiz y libreta en mano. había logrado juntar en pocos días un capital inicial, pero el trabajo era agotador no lo suficientemente rápido para su gusto.
— Mi cuarto se ha convertido en una bodega, mi familia en agente de ventas y mi mama en repartidora de productos. — Todo esto no era del agrado de carlos. A pesar de haber juntado unos 30mil pesos, noto rápidamente el cansancio y estrés en su familia
—Mi refaccionaria aun no comienza, necesito un capital inicial mayor para que sea autosuficiente por algunos meses al menos. No puedo atenderlo todo, ya he descuidado la universidad y sin mencionar que me falta experimentar con mis poderes
Carlos estuvo penzando y una idea le llego a la cabeza
—solucionemos las cosas por partes, como dinero no me faltara, necesito rentar un local que me sirva de bodega. Por otro lado si quiero generar dinero mas rápido, necesito hacer un menor numero de ventas, pero en lotes mas grandes. Pero la gente no hace compras de 10 o 20mil pesos, asi que tendre que centrarme en negocios
Al carlos ver las herramientas que tenia sobre su cama, apunto un plan en su cuaderno.
—Acudir a las ferreterías y tlapalerías locales para ofrecerles herramientas a precios increíblemente bajos.
—Carlos sabía que muchos dueños de estos negocios comprarían en grandes cantidades si el precio era lo suficientemente atractivo. Y él, con su poder de duplicación, podía proporcionar herramientas de marcas reconocidas sin tener que preocuparse por el costo de adquisición.
Con un curso de acción al dia siguiente falto a clases. Por 10mil pesos mensuales rento una casa a unas calles de su hogar y lo uso como bodega. Fue a una tienda especializada y compro herramientas de todo tipo, pidiendo que se las enviaran. En un cuarto puso todos los originales y en la sala todas las copias.
Asi paso todo el fin de semana ofreciendo paquetes a ferreterías, tlapalerías y tiendas de todo Toluca.
—maldita sea, necesito comprar un automóvil y contratar un chofer, es malditamente agotador tener que ir de un lado a otro.
Asi carlos llego con el ultimo prospecto del dia
—Te ofrezco martillos, taladros, sierras, palas, picos… Todo de marcas conocidas, productos nuevos y originales porsupues y a un precio que no encontrarás en otro lado. —decía con una sonrisa confiada mientras mostraba una lista de productos y precios.
—cual es el truco, que debes comprarlo por paquete, los paquetes varian, pero tengo de 10mil, 15mil, 20mil o de lo que tu quieras, aunque de momento no puedo personalizar tu pedido, te aseguro que solo por el precio, ya incluye un importante dedscuento —decía con una sonrisa confiada mientras mostraba una lista de productos y precios.
Algunos encargados al inicio lo miraban con escepticismo y declinaban con cortesía, no interesados en hacer un gasto de ese tipo. Pero otros, al ver los precios y la calidad de los productos fueron un paso mas alla e incluso lo llamaron estafador
—¿Todo esto por 10,000 pesos? Me estas tomando el pelo —preguntó uno de los dueños de ferretería —y seguro quieres que lo pagemos antes¿ no? ¿Crees que nací ayer?
Carlos negó rapidamente, sin perder la calma.
—Claro que no. Pago contra entrega, sin compromiso. Yo traigo el pedido y revisas todo antes de pagar, si algo sale mal, te devolvemos el dinero o bien te lo cambiamos.
Esa frase fue la que terminó de convencer a varios dueños, quienes accedieron a hacer el pedido con la tranquilidad de que pagarían hasta tener la mercancía en sus manos. Para el miércoles, Carlos había reunido una lista considerable de pedidos en diversas tlapalerías y ferreterías de la ciudad. Sabía que había encontrado un nicho: pequeños negocios que necesitaban un proveedor confiable y económico.
Antes de regresar a casa. Carlos hiso una parada rápida a su bodega y gasto la energía que le quedaba para hacer mas duplicaciones. Haciendo una nota mental de transportar todo lo que tenia en su cuarto a esta nueva casa que usaba como almancen. Serró con llave y arrastro sus pies cansados a casa.
—Mañana tengo que reunirme con Isabel, —carlos suspiro para si mismo ante la montaña de cosas que tenia que hacer, pero con la esperanza que todo el esfuerzo valdría la pena.
Bastante temprano en la mañana del dia siguiente, Carlos con la excusa de una salida con amigos se escapó de su casa. Con su mochila lista y el medallón bien guardado en el bolsillo junto a paquetes de monedas de 10 pesos que uso para pagar un taxi, llego hacia una zona remota, alejada del bullicio y de cualquier rastro de civilización. Se adentró en los cerros, dejando que el paisaje arbolado y rocoso lo envolviera. El aire era fresco, y el silencio parecía rodearlo con una calma que solo existía en los lugares sin huella humana.
Después de caminar durante un buen rato, encontró lo que estaba buscando: un cerro desgajado, con una gran piedra plana y desgastada que se alzaba solitaria. La roca era lisa, probablemente pulida por el viento y la lluvia a lo largo de décadas, e ideal para el experimento que Carlos tenía en mente.
Se detuvo frente a la piedra, respirando profundamente. Sentía el medallón vibrar débilmente en su mano, como si también estuviera expectante. Observando su forma antigua y el relieve tallado en la superficie. Sin saber exactamente cómo funcionaba, pero guiado por la intuición, concentró su energía en él y sintió una especie de calor recorrer su cuerpo, como si una puerta se abriera en su mente.
El paisaje alrededor de él comenzó a desdibujarse, y una bruma ligera apareció como si brotara de la nada. Cerró los ojos, dejándose llevar, y al abrirlos de nuevo, aunque estaba en el mismo lugar, ya no estaba en el mismo tiempo.
El cerro, la piedra, el paisaje… todo era igual, pero los arboles eran diferentes., como si estuviera mirando una versión más joven de aquel lugar, aún virgen. Miró a su alrededor, cuidando de no alterar nada. La teoría del efecto mariposa resonaba en su mente: cualquier mínimo cambio podía tener consecuencias impredecibles en el presente, —asi que no debo alterar gran cosas y mi presencia debe ser corta.
Pronto noto algo extraño, a excepción del paquete de monedas originales que traía con el, las duplicadas habían desaparecido. Busco a su alrededor en caso de que se hubieran caído. Pero no noto nada. Archivando el extraño suceso para mas adelante y dispuesto a poner a prueba las reglas del viaje, sacó una navaja de su mochila y se acercó a la gran piedra lisa. Con mucho cuidado, comenzó a tallar una marca pequeña en la superficie de la roca, trazando una simple equis que sería fácil de identificar. Trabajó en silencio, terminando el grabado rápidamente, y observó la marca con una mezcla de curiosidad y ansiedad.
—Ahora veamos si esta marca sigue aquí en el presente, —murmuró para sí mismo.
De nuevo, se concentró en el medallón, cerró los ojos y sintió cómo la energía lo empujaba de vuelta al presente. Al abrir los ojos, el aire se sentía diferente otra vez, y la piedra, al igual que el paisaje, estaba exactamente como la había dejado antes.
Pero cuando examinó la superficie de la roca, su corazón dio un pequeño vuelco. La marca que había tallado hace unos segundos no estaba allí. La piedra estaba lisa, sin ningún rastro de su intervención. Miró alrededor, buscando alguna señal de cambio, pero todo estaba tal como lo recordaba.
Frunció el ceño, confundido, saco su libreta y anoto
Observaciones, parece que los cambios que realizo en el pasado no influyen en el presente. Por otro lado los artículos duplicados que traia conmigo parecen haber desaparecido.
Decidido a hacer otros experimentos, saco su paquete de monedas, hiso una duplicación y salto al pasado. Al pasar el mareo noto que las monedas duplicadas desaparecieron. Observo la piedra que habia marcado y en efecto, la marca seguía ahí. En un árbol sercano saco su navaja y la enterró, pensando un poco, creo 2 copias de sus monedas, una la enterro con la navaja y la otra la sostuvo en su mano. se paro de nuevo en el lugar original y salto al futuro. Pronto noto que nuvevamente las monedas copiadas habían desaparecido. Busco la navaja y las monedas enterradas y tampoco se econtraban. Pronto saco su libreta y anoto
—parece que los objetos duplicados no soportan el viaje en el tiempo.
Viajo al pasado y comprobó de nuevo, la marca en la piedra, la navaja y monedas seguían ahí.
Los objetos duplicados en el pasado, permanecen en el pasado a pesar de ser productos del futuro.
Pensando en otros posibles experimentos, tomo una rama y la sostuvo con su mano en dirección a un árbol joven. Pensó en hacer el salto de tal manera que la rama que viajaría con el ocupara un espacio donde en el futuro estaría el árbol. Pensó que de ser peligroso seguro encontraria algo extraño como que la rama se transporto dentro del árbol o algo asi. Pensando en tener cuidado donde hacia el salto inicio el experimento
Activó el medallón nuevamente y viajó al presente. Al llegar, curiosamente observo el resultado.
La postura de su cuerpo habia cambiado ligeramente. Lo suficiente para que la rama que sostenia no se superpusiera con el árbol ahora grande que bloqueaba su vista. La rama contrario a su suposición. No apareció dentro del tronco, en su lugar se desplazo a la izquierda sin llegar a tocar el tronco. como si alguna fuerza invisible la moviera unos centímetros hasta encontrar un espacio vacío. Carlos lo observó fascinado: —parece que los objetos que viajan entre épocas son repelidos a un espacio "vacio" — carlos saco su libreta y después de pensar que el espacio vacio estaba técnicamente ocupado por aire, escribió en su cuaderno.
—al viajar con ayuda del talismán, la materia que viaja intentara ocupar la misma coordenada del origen del salto. Pero si esta se llega a ocupar, la materia que hace el salto, se desplazara al lugar con menor densidad y resistencia. Supongo que si hago un salto dentro del agua del mar, el salto me enviara a la superficie y luego me undire.
Carlos estaba doblemente feliz, estos resultados le permitían bastante libertad, por un lado sus viajes al pasado no afectaban de ninguna manera el presente. Era como si las dos realidades estuvieran separadas, sin posibilidad de conexión. Por mucho que intentara dejar rastros o marcas en el pasado, al regresar, el presente no sufría cambios.
Si realmente podía hacer lo que quisiera en el pasado sin afectar el presente, entonces su libertad para experimentar y manipular ese mundo era mucho mayor de lo que había imaginado. Podía probar y aprender sin temor a destruir su realidad. Aquel universo paralelo era, en cierto modo, su patio de juegos.
El poder de alterar el pasado estaba en sus manos, y no había nada en el presente que pudiera impedirle explorar cada rincón de esa otra realidad.
Por otro lado, podía transportarse sin miedo a quedar dentro de un edificio o algo asi.
Espera, ¿que pasa si me transporto mientras caigo en el aire o me muevo?.
Medio Satisfecho con sus experimentos, Carlos vio que estaba cerca la hora de reunirse con Isabela Carlos guardó el medallón con cuidado, sintiendo una creciente emoción por lo que vendría. Con estas nuevas reglas, el tiempo no era un enemigo ni un obstáculo, sino un recurso más en su arsenal.