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Pequeño fuego: El libro del conocimiento

¿Animal? ¿Mascota? ¿Humana? Katherina jamas pensó que después de un accidente aéreo se encontrara en una situación tan compleja y sin saber que esperar para el día siguiente. Ahora ella se encuentra en un mundo nuevo ambientado en la época prehistórica, ella intentara junto con sus conocimientos lograr tener una buena vida y poder regresar a su mundo.

Jacla · Sci-fi
Peringkat tidak cukup
93 Chs

Las enseñanzas de la tribu III

Quinn asintió con la cabeza y se veía muy emocionado por nuestro experimento. Aprovechando que solo estábamos Quinn y yo, ya que mi otro hermano se había quedado por el camino, debido a que le habían pedido un favor y que los otros niños y la sacerdotisa no habían llegado, junté dos piedras e hice una pequeña chispa para encender la fogata. Luego, Quinn me paso un pedazo de carne que nuestro padre nos había dado para el almuerzo y lo tiramos al fuego. Quinn se quedó mirando fijamente el pedazo de carne, mientras que yo buscaba algo con que sacarlo cuando estuviera listo.

Cuando conseguí un palo de madera para sacarlo ya estaban llegando el resto de los niños. Todos parecían atraídos por el olor de la carne asada en la braza. Al sacar el pedazo de carne, sin pensarlo mucho les ofrecí a cada niño un trozo. Después de hacer eso, me di cuenta de que había sido un error, ya que el pedazo ni siquiera era mío. Por lo que mire a Quinn con una mirada culpable, pero él estaba demasiado concentrado con el trozo para preocuparse por esos detalles.

-¿¡Que estas haciendo!?- Llego la sacerdotisa gritando.

Cuando llego todos los niños pegaron un pequeño salto y algunos hasta botaron el pedazo de carne que tenían en sus manos. Los niños más pequeños tenían los ojos llorosos y en unisonó todos los niños bajaron la cabeza y se separaron de mí.

-Yo… yo… yo-

No supe que responder, por un momento me volví a sentir como una niña de 5 años que había cometido una travesura y que fue atrapada. Pensé en decir que era la diosa, pero sentía que entre más veces usara esa escusa más falsa se vería.

-Fue mi culpa- dijo Quinn

Su voz sonaba muy segura, pero no autoritaria y se paro al frente mío y parecía que me estaba protegiendo.

-Le dije a mi hermana que, si de verdad podía hablar con la diosa, hacer una pequeña fogata no iba a ser ningún problema. – volvió a comentar.

Se podría pensar que estaba muy tranquilo mientras que hablaba, pero la verdad es que si te fijabas en sus manos podrías notar que estaban temblando y estaba sudando.