Capítulo 681: Guerra (3)

"¿Tienes alguna prueba sobre el posible traidor, Daimon?" - preguntó un general mientras miraba al hombre que había estado causando tensión entre los altos dirigentes.

"Lastimosamente, no" - respondió Daimon mientras negaba con la cabeza.

"¡¿A caso eres imbécil?!" - exclamó Cattleya con una falsa furia mientras miraba a su compañero - "¡Sé que nuestra raza hace imposible que nos llevemos bien porque nuestros intereses se interponen entre nosotros, pero eso no significa que tengas que crear una brecha entre nosotros con la mención de un espía que podría o no estar entre nosotros, no cuando nuestras vidas dependen de las acciones de los demás dentro de esta habitación!"

Los generales fruncieron el ceño con las palabras de la mujer demonio, aunque tenían que admitir que estas eran ciertas, incluso Daimon, quien era el que había mencionado la posibilidad de que el espía estuviera entre ellos, tenía que admitir que las palabras de esta mujer eran ciertas.

"Daimon, tus palabras no pueden ser retiradas, así que me gustaría que nos dijeras por qué piensas que el espía está entre nosotros, y según tú, quién es la rata" - dijo un general mientras miraba alrededor en silencio.

Los demás generales podían sentir como sus cuerpos se tensaban ante estas palabras mientras miraban alrededor con aprensión.

"Es porque envié a unos espías a revisar los movimientos de los humanos desde una distancia segura, y vieron como algunos de ellos se movían al interior de la capital" - respondió Daimon mientras cerraba los ojos.

"¡Esto es ridículo!" - exclamó un general mientras golpeaba la mesa con su puño - "¡¿A caso no pensaste en que esos gusanos asquerosos fueron a reproducirse como las ratas que son?!"

"Es posible, después de todo, los humanos son una raza que se reproducen la mayor parte del tiempo, más cuando están tensos" - asintió la general femenina - "¿Qué piensas, Cattleya?"

"Pienso lo mismo, es perturbador como esas basuras parecen no perder el tiempo cuando se trata de la reproducción" - respondió Cattleya con asco - "Supongo que es una forma de mantener la raza vida con lo autodestructivo que son los humanos"

"Es una posibilidad" - asintió otro general, solo para mirar a Daimon con el ceño fruncido - "Como puedes ver, Daimon, la gran mayoría de nosotros pensamos lo mismo"

Daimon frunció el ceño cuando escuchó esto mientras guardaba silencio.

"Ya que dejamos eso en claro, quiero que nos des más motivos para pensar que el espía está entre nosotros" - dijo el primer general mientras miraba a Daimon con desdén - "Aunque siento que ya lo encontramos"

Los generales miraron a Daimon con el ceño fruncido aunque tenían que admitir que esta hipótesis no parecía tan descabellada, o sea, Daimon había intentado crear tensión entre ellos cuando estaban a punto de pelear contra los humanos, y ahora estaba reforzando sus palabras con unas acciones que eran normales entre los humanos.

"¡¿A caso estás diciendo que yo soy el traidor?!" - exclamó Daimon con furia.

"Solo mencioné que es posible que lo hayamos encontrado, nunca dije tu nombre como para que te pongas tan pronto a la defensiva" - respondió el primer general con desdén.

"Daimon, guarda silencio, tus acciones solo están haciendo que te tengamos más desconfianza" - dijo el segundo general mientras negaba con la cabeza. De todos los generales dentro de la carpa de mando, él era el que tenía la mejor relación con Daimon, así que estaba seguro de que él no era un traidor, aunque él no podía decirlo en voz alta porque podría ganarse la hostilidad de los demás, después de todo, Daimon había estado actuando raro durante toda la reunión.

Daimon bufó con desdén antes de sentarse y gruñir con irritación.

Cattleya nuevamente sonrió internamente mientras mantenía una expresión fría, como si estuviera todavía enojada por las palabras su compañero.

"Bien, ahora que ya tenemos claro que no hay un traidor entre nosotros, supongo que es tiempo de que nos preparemos para la batalla, y será mejor que hagamos nada estúpido durante la operación, como por ejemplo, no ayudar a un compañero" - dijo Cattleya mientras miraba alrededor con calma - "Después de todo, es posible que el más pequeño de los cambios podría causar que nuestra operación falle, y no quiero que esa responsabilidad caiga sobre mis hombros"

"Suena bien" - asintieron los generales mientras Daimon fruncía el ceño porque no le gustaba esta situación. Por sus palabras, era obvio que él había sido aislado, y ahora la que parecía tener el mayor control de la situación, no era otra que la chica nueva, aunque no era como si él pudiera culpar a Cattleya de todo esto, ya que él había sido el responsable de hablar de más, incluso él estaba un poco aliviado de que sus compañeros no fueran directamente donde el sumo sacerdote para decirle sobre sus palabras blasfemas.

"Ok, reunión terminada" - dijo un general mientras todos se levantaban y se retiraban, dejando solo a Daimon y al tercer general.

"En serio, ¿Qué fue lo que te pasó?" - preguntó el tercer general mientras miraba a su amigo.

"Honestamente, no estoy seguro" - respondió Daimon mientras fruncía el ceño - "Tal vez no pensé bien las cosas, pero no podía quedarme sin hacer nada, no cuando este oscuro presentimiento es cada vez peor"

"¿Tan malo es?" - preguntó el general mientras levantaba una ceja.

"Voy a ser honesto, siento que nuestras vidas están por terminar si seguimos esta operación sin prepararnos lo suficiente" - respondió Daimon con el ceño fruncido - "Lo cual es ridículo porque no debería de haber forma de que esta estrategia salga mal, a menos que uno de los generales haya revelado nuestras intenciones a nuestros enemigos"

"Ese es el problema, Daimon, todos los generales han estado en sus habitaciones, y por órdenes de su excelencia, el sumo sacerdote, yo estuve enviando a mis subordinados para vigilar que no hicieran nada raro" - respondió el tercer general mientras le daba una mirada neutral a su amigo.

"¿Su excelencia te lo pidió?" - repitió Daimon con sorpresa.

"Sí, digamos que tengo una conexión especial con su excelencia, es por eso que me dio este trabajo" - respondió el tercer general mientras negaba con la cabeza - "Te conozco lo suficiente para saber que no eres un traidor, pero los demás no van a pensar lo mismo"

Daimon se quedó en silencio antes de levantarse y caminar a sus cuarteles, después de todo, él todavía tenía muchas cosas por hacer, como por ejemplo, organizar parte de sus trapas para pasárselas a Cattleya, quien sinceramente era la peor persona del grupo desde su punto de vista. No importaba cuanto lo intentara, Daimon seguía sin poder confiar en esta mujer, como si algo dentro de ella lo asqueara, es por eso que él pensaba que ella era la espía y había intentado encontrar una prueba contundente, aunque sin resultados favorables.

"¿Daimon?" - dijo el tercer general.

"Lo siento, tengo algunas cosas que hacer, seguiremos hablando luego" - dijo Daimon mientras negaba con la cabeza.

El tercer general se quedó en silencio antes de asentir y caminar donde el sumo sacerdote, después de todo, él estaba seguro de que al menos uno de los generales iría a explicarle la situación luego de que terminaran sus preparativos, es por eso que era mejor que él fuera primero, así al menos conseguiría mucho más méritos que sus compañeros.

* * * * *

"La reunión salió como pensaba y mi plan se ha ejecutado magníficamente" - pensó Cattleya con una enorme sonrisa, después de todo, ella había sentido el cambio en las expresiones de sus colegas luego de la reunión. Antes, ellos la trataban como alguien inferior porque era la nuevo, ahora ella parte del grupo, lo que facilitaba muchos movimientos - "Ahora solo queda espera a que esos idiotas envíen a sus tropas para poder cumplir la parte más importante de mi plan, solo espero que Cloud no me decepcione..."

Su sonrisa creció ligeramente cunado pensó en cómo ella por fin lograría cumplir el segundo paso de su plan maestro para convertirse en el nuevo señor demonio, un puesto que no había sido ocupado en siglos desde la muerte de Rasul Alva Igdol, el antiguo señor demonio y hermano del traidor Vandre Schnee.

"Señorita Cattleya, el general de la primera división ha venido a verla" - dijo el subordinado de la mujer demoníaca.

"Perfecto, dile que pase" - sonrió Cattleya mientras sus ojos brillaban ligeramente.

Pocos segundos después, el general entró y caminó frente a Cattleya con una expresión tranquila.

"Llegaste más rápido de lo que pensaba" - dijo Cattleya mientras le ofrecía un poco de té.

"Sí, es porque ya había iniciado con los preparativos para poder entregarte mi parte de las tropas" - respondió el general de la primera división con una expresión relajada - "Solo tienes que acompañarme para poder explicarles la situación"

"Eso lo haré mañana, cuando todas las tropas estén reunidas" - respondió Cattleya mientras negaba con la cabeza.

"Creo que es mejor que lo hagas de inmediato, así nuestras tropas podrán adaptarse para mañana no tener problemas" - respondió el general de la primera división mientras fruncía el ceño.

"¿Por qué me estás presionando tanto por ver tus tropas?" - preguntó Cattleya mientras fruncía el ceño - "Eso es extraño..."

La expresión del general cambió cuando escuchó esto porque podía entender lo que la mujer trataba de decir, así que rápidamente se disculpó y aceptó que fuera mañana, después de todo, él no quería que lo consideraran un traidor cuando estaban por atacar.