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Zoro Roronoa.

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[CAPÍTULO ÚNICO]

"El Nuevo Capitán"

No era muy común que haya un nuevo capitán en el Seireitei, pues por años los capitanes del Gotei 13 se habían mantenido en sus puestos. Sin embargo, después de la derrota del antiguo capitán del segundo escuadrón. La teniente tuvo que acostumbrarse al nuevo capitán.

Suspiro mientras abría la puerta, y en el sillón en medio de la oficina se encontraba aquel peliverde que desde hacía dos semanas ocupaba el lugar del capitán. A veces solamente quería abandonar su trabajo.

Aquel hombre era peor que el capitán del octavo escuadrón, Shunsui Kyōraku. Alcohólico, vago, y un tanto amargado.

—Capitán Roronoa...— llamo al hombre que dormía plácidamente en el sofá de la oficina.

—Mujer, te lo he dicho más de mil veces. Deja de llamarme por mi apellido— resoplo irritado el peliverde mientras se levantaba del sillón mirando a la hermosa mujer que es su teniente.

—Por respeto, estoy obligarla a decirle Capitán Roronoa— respondió con seriedad mientras miraba al peliverde.

Zoro chasqueo la lengua mientras volvía a acostarse en el sillón con la idea de volver a dormir.

Malory no iba a soportar la idea de hacer el papeleo ella sola, así que armándose de valor se atrevió a restregar la carpeta llena de papeles en la cara del capitán.

El peliverde suspiro mientras quitaba la carpeta de su cara y con una expresión de ira miraba a la hermosa teniente.

—Tienes muchas agallas mujer— dijo con aquella voz grave que hizo estremecer a la joven teniente.

Malory sintió su cuerpo temblar cuando observo como el fornido capitán se levantaba del sillón, él era mucho más alto que ella. Y su presión espiritual aún más aterradora que la del mismo capitán Kenpachi Kiganjo.

—Capitán Roronoa...— dijo tratando de no tartamudear —Tiene que hacer el papeleo— agrego mientras suspiraba manteniéndose firme ante la aterradora presencia del peliverde.

Zoro sonrió ante el nerviosismo, sin decir nada más se acercó al escritorio para comenzar con su exhaustivo labor. No lo iba a negar, de pronto sentía una extraña atracción por tan interesante y hermosa mujer que tenía por teniente.

Quizá la pelinegra tenía algo hipnotizante. Nunca se vio atraído por una mujer.

Sin embargo, ella decidió retarlo sin pensar en las consecuencias; él no era de los que detenían una pelea solamente porque su oponente era una mujer. Pronto se dejó instruir por ella, el papeleo era demasiado y dudaba que podría terminarlo pronto. Después de toda esa tarde escribiendo y leyendo todo el papeleo pendiente. Firmando algunos papeles, decidió beber.

Una botella de Sake, era muy bien merecida por todo el día tan productivo que había pasado, observo como la mujer guardaba algunas cosas, sentado desde el sofá la observo atentamente mientras llevaba la botella a su boca y bebía del contenido en el interior de esta misma.

Con el ceño fruncido la observo agacharse, de espaldas a él. Mirando atentamente el trasero de la mujer. Un sonrojo se apodero de su rostro, por primera vez en su vida se sentía mareado. ¿tan pronto le había hecho efecto el Sake?

Negó con la cabeza ante tan estúpido pensamiento, necesitaba mucho más que una simple botella para que el Sake si quiera lo hiciera sentir mareado. Su resistencia al alcohol era muy buena. Suspiro tomando lo que quedaba en la botella de un solo trago. Miro a la pelinegra.

—Oi mujer, tráeme otra botella— ordeno con seriedad.

Malory le miro con el ceño fruncido y una gran molestia creciendo en sus ojos dorados.

—¿Por qué haría eso?

—¿No habías prometido ayudarme y seguir mis órdenes?— su ceño se frunció con molestia y confusión mezclados en su ojo derecho.

—Solamente como capitán, no como el alcohólico que también es— respondió con molestia Malory.

Y Zoro logro confirmar que aquella mujer si tenía coraje para enfrentarlo, y eso, verdaderamente le gustaba. Sonriendo se levantó des sillón caminando hacia aquella mujer, en un rápido movimiento la tomo del brazo y la acorralo contra la pared. Evitando así su huida de él.

—Eres muy hermosa teniente Malory...— susurro con voz ronca a su oído —Demasiado hermosa que me tientas a hacer algo a lo que no me gustaría obligarte— agrego mientras su mano libre acariciaba la cintura de la pelinegra.

Malory tembló ante la sensual voz del peliverde. Respirando entrecortada, ¿Qué debería hacer?

Su mente se dividía en dos. Una parte de ella quería aventarse a los brazos de tan apuesto capitán; y la otra, su lado más sensato, le decía que se alejara y rechazara tan tentadora propuesta.

—Capitán Roronoa... — susurro suavemente.

El Shinigami suspiro ante tan encantador susurro, ella era demasiado hipnotizante y sensual. Lo hacía perder la cabeza, lo supo desde que la conoció. Ella sería nada menos que su perdición.

Y enloquecería sino la poseía en ese mismo momento, deseando entrar en ella, enterrándose en lo más profundo de su ser. Disfrutando de las estocadas que solo podía brindarle en sus más oscuros sueños.

—Déjame... solo déjame tocarte...— susurro, su voz tan grave mientras la tomaba por la cintura para apegarse más a ella. —Estoy a punto de perder la cabeza por ti... Malory...

La pelinegra tembló, ella parecía no seguir a su subconsciente en ese momento, dejándose llevar por la calentura del momento. Sus manos se posaron en las mejillas del peliverde, acercándolo a ella para unir sus labios en un hambriento beso. Que no hacía más que confirmar lo que ambos querían.

Con una sonrisa triunfante en su rostro Zoro cargo a la mujer, sorprendido por lo liviana que era.

—No creo que seas capaz de resistir una noche conmigo...— rió arrogante mientras llevaba a la mujer en brazos hasta el sillón.

Malory rió mientras negaba con la cabeza, le habían advertido que aquel apuesto capitán era demasiado arrogante. Pero era tan guapo que prefería correr el riesgo antes de perderse de lo que él sería capaz de hacer.

—No sea arrogante capitán...— sonrió.

Zoro soltó una carcajada ante lo sensual que había sido aquella mujer, demasiado hermosa; debía tenerla para él. Mucho más que su teniente, la quería como la mujer tan encantadora y preciosa que es. Con una sonrisa en el rostro se alejó de ella mientras buscaba en el cajón de su escritorio una botella de Sake que tenía guardada solo para ocasiones especiales o de emergencia.

—Disfrutare tanto de ti querida— su sonrisa creció con orgullo mientras abría la botella de Sake.

Los ojos dorados de Malory se agrandaron cuando Zoro se acercó a ella, sentándose en el sillón aun lado de ella, y obligándola a subirse encima de su regazo.

Bebió de la botella mientras la miraba, sin duda disfrutaría de todo lo que le haría. Había esperado dos semanas para poder disfrutar de ella y su hermoso cuerpo. Dejo la botella aun lado, para comenzar a quitarle la ropa, desesperado por poder probar su piel.

Beso, mordió y succiono la piel sensible de su cuello, deleitándose con los suspiros placenteros que aquella encantadora mujer soltaba, sus manos posadas en ambos lados de la cintura de la pelinegra fueron subiendo hasta los pechos de Malory, tomando entre sus manos aquellas bien proporcionadas bolas de carne.

Malory respiro agitada, con las piernas temblorosas y su cuerpo pegajoso por la mezcla de sudor y Sake. Miro a Zoro enfrente de ella, completamente desnudo. Ella aún se preguntaba, ¿Cómo es que no estaba cansado después de todo lo que habían hecho?

La alegre carcajada del peliverde la saco de sus confusos pensamientos.

—¿Exhausta cariño?— sonrió arrogante mientras se acercaba peligrosamente a ella.

—P-para nada— respondió valientemente Malory.

—¿Ah sí? Entonces podrás con otra...

—¡N-no! — exclamo apresurada. Con nerviosismo desvió la mirada —Tenemos que ir a descansar porque aún queda mucho papeleo...— susurro como excusa.

Zoro solamente rió a carcajadas ante tan patética excusa. Pero después de todo tenía razón, aun había mucho trabajo que hacer en el escuadrón.

—Bien, tienes razón— sonrió mientras le robaba un apasionado beso a la pelinegra —Te salvas por esta vez, pero la próxima te dejare sin caminar, querida...— le susurró al oído mientras se alejaba para comenzar a cambiarse.

Malory suspiro mientras se acomodaba en el sillón, exhausta y adolorida. Con sus piernas temblando y si cuello dolía punzante de tantas mordidas y chupones. El nuevo capitán del segundo escuadrón era sin duda el más sensual y rudo de todos, y ella podría probarlo mil veces más.

Rió suavemente ante tal pensamiento. Como pudo comenzó a cambiarse, aguantando el dolor de su cuerpo.

Hola, ¿cómo han estado?

Espero que bien. Y lo sé, lo sé, Zoro no es de Bleach. Pero, me encantó.

En fin, nos vemos en el siguiente One-Shot. Gracias por leer ♡

Atte: Kristymorelos ♡

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