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Capítulo 72 - Una chica que vale oro

En la tarde Aegon se dirigió a la academia mutante, Ororo y Rogue estaban ocupadas con todos sus deberes pendientes así que Aegon no las molestó y fue a ver directamente al profesor. Aegon encontró al profesor en uno de los salones de clases dentro de la mansión. Lo curioso era que el profesor no era el que estaba impartiendo la clase sino alguien que Aegon no había visto antes en la academia.

La profesora que impartía una clase de biología, era una mujer de unos 30 años, de hermosa figura, unos ojos verdes cautivadores y largo cabello rojo. Mientras la observaba, Aegon comenzó a notar como todas las pelirrojas que había conocido hasta ahora estaban buenísimas. '¿Qué curioso?' Pensó para sí mismo.

El profesor que estaba al final del aula observó cuando Aegon entró y se comunicó mentalmente con él, esto no era difícil y la conversación mentalmente no era un riesgo para los secretos de Aegon. No era más que un canal psíquico entre ambos que solo servía para comunicación.

'¿Interesado en participar en una de nuestras clases o buscas a Ororo o Rogue?'

'En realidad lo buscaba a usted, es solo que la nueva profesora me recordó a una profesora que tenía.' Aegon continuó mirando a la profesora por unos segundos más y luego le preguntó al profesor. '¿Quién es ella?'

'Amelia Voght, una amiga que hice en uno de mis viajes a la India hace casi una década. Amelia acaba de graduarse de enfermería y se había unido a la Cruz Roja. Recién acaba de descubrir sus habilidades. En cierta forma fue una de mis primeras estudiantes. Ahora con el incremento de estudiantes en la academia Hank y yo necesitamos ayuda.'

Amelia también había visto a Aegon entrar al salón de clase y de vez en cuando le daba un vistazo al chico intrigada por quien podría ser. Antes de que terminara su clase Amelia vio al atractivo chico y al profesor abandonar el salón.

Mientras ambos iban por el pasillo que conducía al despacho del profesor este se dirigió a Aegon. "¿Me dirás ahora cuál es el motivo por el que querías verme?"

"Necesito su ayuda." La respuesta de Aegon intrigó al profesor, esta era la primera vez que Aegon le pedía algo. "Muy bien, si está a mi alcance haré lo posible por ayudarte."

"He encontrado la existencia de un mutante bastante peculiar." La actitud del profesor se tornó seria. Todo lo que tenía que ver con los mutantes era de máxima prioridad. "La piel de la chica se quema al contacto con el oxígeno. La chica ha logrado sobrevivir siendo prisionera en una habitación con una atmosfera de nitrógeno."

"Siendo prisionera, eso solo suena a que está siendo mantenida a salvo por algún motivo y no precisamente su bienestar." Aegon miró al profesor pensando en lo que iba a decir a continuación. "El mismo motivo por el que estaré teniéndola bajo mi control."

El profesor se detuvo al escuchar lo que había dicho Aegon preocupado por las intenciones del chico. "Continuemos con esta conversación en mi despacho."

Cuando llegaron al despacho del profesor, el profesor se situó detrás de su buró y le indicó a Aegon que tomara asiento. "Ahora, podrías explicarme que significa eso de tenerla bajo tu control."

"La chica tiene la habilidad de transformar la materia con solo un toque en oro sólido. Mi control sobre ella no solo se trata de ambición, seguro puede imaginar que alguien con un poder así no puede ir por el mundo sin control alguno o terminaría hundiendo la economía mundial y ese es el menor de los problemas, nadie en este mundo tendría una diana más grande que ella en su espalda." Ella era el maldito rey Midas, todos querrían un pedazo de ella.

Cuando el profesor escuchó sobre las habilidades de la chica enseguida comprendió los peligros que dicha habilidad representaba para alguien que no tenía la fuerza necesaria para defenderse de todos los que pondrían su vista en ella. No solo se trataba de individuos que buscarían beneficiarse de ella, serian compañías, organizaciones y gobiernos los que también apuntarían a tener alguien así bajo su control. Su poder no era un don, era una maldición.

"¿Qué es lo que quieres de esta chica?"

"Oro por supuesto, mucho oro, toneladas." Tal parecía que Aegon no era diferente de todos los que pondrían la vista sobre la chica. "La diferencia es que yo pretendo ayudarla y traerla aquí es solo una parte de ello."

"Aquí podrá relacionarse con otros, sé que usted y Hank encontraran una forma para ello. Eso me dará tiempo suficiente para encontrar una solución para su problema. Usted y yo tenemos los medios para obtener dinero de otros si así lo deseáramos, por lo que la habilidad de la chica no es realmente codiciada por ambos."

El profesor no tenía conocimiento de todas las habilidades de Aegon, pero no dudaba de las palabras del chico, quien era lo suficientemente poderoso como para haber incrementado el poder de sus novias al punto de poder bloquear su telepatía.

"Cuando pretendes ir a recoger a la chica, necesitaré hablar con Hank para hacer los preparativos necesarios, su situación suena bastante difícil de tratar, Amelia tal vez pueda ser de ayuda." El profesor ya había comenzado a pensar en todo lo que tenía que preparar para recibir a la joven mutante.

"Me gustaría ir lo antes posible." Aegon no pudo continuar pues fue interrumpido. "¿Ir a dónde?" Preguntó Logan que recién entraba a la oficina del profesor para hablar con él. "Japón." Fue lo único que contestó Aegon.

"Entonces ella también te aviso a ti." Con la respuesta de Logan ya podía ir entendiendo de que se trataba todo y el profesor entendió que Logan estaba hablando sobre un tema distinto al que ellos discutían. "¿Logan te gustaría ser más específico?"

"¿Recuerda la conversación que tuvimos sobre mi hijo y la persona detrás de todo por lo que he tenido que pasar?" El profesor solo asintió y ya podía entender por dónde venía todo. "Su paradero ha sido encontrado. Mañana estaré viajando para Japón."

"Bueno yo también estaré viajando a Japón solo que no por los mismos motivos y Remus no se ha puesto en contacto conmigo desde hace bastante tiempo ya. De todas maneras, no es como si no te pudiera echar una mano ayudándote a recuperar a tu hijo." Si era honesto Aegon sabía que él no tenía muchos amigos, casi ninguno en realidad. Harry y Ned eran realmente amigos de Peter y con este pasaba cada vez menos tiempo.

Por todo esto veía a Logan como lo más cercano a un amigo, Logan conocía mejor que el resto sobre su personalidad y la vida que llevaba.

"Gracias." Esta era la primera vez que Logan se mostraba tan sincero frente a Aegon y el profesor. "Si quieres agradecerme podrías presentarme una hija tuya si algo así ocurre en el futuro."

"Te mataría primero." Ahora tenían de vuelta a Logan. "Soy un dios así que buena suerte con ello." Le respondió de manera arrogante a lo que Logan no le hiso caso. "Idiota." El profesor en cambio, aunque no lo mostró en su expresión no pudo evitar pensar en lo que había dicho Aegon, pero decidió no pensar en ello por ahora. Todavía había mucho trabajo que hacer.

"¿Dónde te reunirás con Remus?" Logan le mostró la dirección que le había dado Remus y donde habían acordado encontrarse. "Ya veo, te veré ahí entonces. ¿Me dices la hora?"

"9 am."

Conversaron otros asuntos, Aegon y el profesor pusieron al tanto a Logan sobre la mutante que Aegon iría a Japón a buscar y luego cada uno se dirigió hacer sus propios preparativos, bueno, excepto Aegon, no había mucho que el necesitara preparar así que fue a ver a sus novias y de paso explicarles lo que ocurría y como estaría yendo de viaje con Logan a Japón.

Esa misma tarde le dio la noticia al resto que estuvieron de acuerdo al saber que él iba a rescatar a una chica que era prisionera. No había de que preocuparse, la chica era muy joven todavía para atraer la atención de Aegon.

En la noche después de tomar una larga ducha con D'narda para enfriar una súbita calentura estaba sentado en la sala de su apartamento poniéndose al tanto de cualquier noticia de la que necesitara saber, pero no había nada de importancia que llamara su atención.

Estaba a punto de ir a entretenerse con alguna de las chicas cuando se le ocurrió algo, tomó el teléfono y estaba por hacer la llamada cuando pensó en una mejor opción. Se concentró en la persona que tenía en mente y en poco tiempo podía sentir sus alrededores, después de asegurarse que estaba sola dejó un clon en el departamento y se marchó.

[BASE DE HYDRA]

Ophelia estaba en una de las bases de Hydra en la ciudad, revisando los reportes de su grupo mientras pensaba en los siguientes pasos que daría. Con la información que tenía de Hydra en su poder independizarse de la organización no sería un problema, Hydra no correría el riesgo de actuar contra ella bajo el riesgo de quedar expuestos y que su existencia fuera conocida. Esto solo fue posible por el alto cargo que Ophelia poseía dentro de Hydra, normalmente alguien en su posición no intentaría algo así, pero Ophelia aún le guardaba rencor a Hydra por la vida que había llevado.

De pronto un portal que conocía muy bien se abrió delante de ella. Sin esperar a verlo salir del portal Ophelia corrió hacia la puerta de la habitación donde se encontraba y comprobó de que estuviera bien cerrada. Cuando se giró ahí estaba él, el hombre que más problemas le había dado en toda su vida y le continuaba dando.

"¿Te has vuelto loco, que tal si alguien te hubiera visto llegar?" Le reclamó a Aegon pensando que estaba siendo demasiado irresponsable. "Tranquila, sé muy bien que estabas sola." Aegon se acercó a ella y la tomó en sus brazos. "¿Olvidas que tienes mi sello?" La última vez que se habían visto Aegon había actualizado el sello que había puesto en ella y ahora servía para muchos propósitos.

Ella no era una mujer de apreciar gestos románticos, pero no era capaz de negarse a Aegon, solo su toque la excitaba y tenía que poner todo de ella para mantener la indiferencia o él solo se aprovecharía aún más y este no era el mejor momento ni lugar para dejarse llevar por los deseos.

Desafortunadamente no podía ocultar la excitación en ella frente a Aegon. Este no era el motivo por el que había venido a ver a Ophelia, pero eso no significaba que no podía disfrutar del momento, así que comenzó a desvestirla a lo que ella a pesar de no creer que fuera buena idea no se resistió. Aegon tenía claro que se le estaba pasando la mano con el tamaño de su harem no que le importara, pero eso significaba que debía aprovechar cada momento que tuviera para tener a cada una de ellas satisfechas. Las mujeres necesitan más que sexo, pero eso no significa que no sea importante en la vida de una pareja.

Una hora después, cuando ambos se hubieron vestidos Ophelia se sentó en el regazo de Aegon sorprendiéndolo con el acto tan afectuoso. "No es que no disfrute de tu visita, pero me gustaría que a la próxima nos encontremos en un lugar menos problemático."