Después de escuchar las palabras de Su Yan, Zhao Gang pudo sentir que el agotamiento lo invadía. Se preguntó cómo podía existir un idiota así en este mundo.
Yan Ruoxue se levantó de repente. Miró a Su Yan con una sonrisa y dijo de forma amistosa: —¿Qué acabas de decir?
Ella seguía sin ningún sentido de la vergüenza, y procedió a hablar: —He dicho que Qin Yu es solo un...
¡Zas! Antes de que Su Yan pudiera terminar su frase, Yan Ruoxue la abofeteó en la cara.
Su cara se sonrojó al instante y una clara marca se hizo visible en su mejilla.
—¿Quién te dio el derecho de juzgarlo? —cuestionó Yan Ruoxue con un tono de voz frío.
Su Yan se cubrió la cara. No podía creer lo que estaba sucediendo.
—Tú... ¿Me has abofeteado? —se sintió agraviada e indignada al mismo tiempo. Inmediatamente, miró a Zhao Gang y dijo furiosa—: Cariño, me ha pegado. Tienes que vengarte por mí.
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