— Mamá ¿por qué tengo que ir allí? —. Preguntó curiosa la pequeña a su madre mientras caminaba a su lado.
— Aún eres muy pequeña para saber eso Morgana, pero podrás seguir llamado a casa y te enviaremos cartas todos los días —. Dejar a su hija en un internado no era algo fácil pero la situación era la mejor opción para su familia.
Morgana solo asintió, y siguió caminado con su madre rumbo al auto, era un viaje muy largo, así que ella se quedó dormida acurrucandose en el regazo de Masha su madre. Las horas pasaron y despertó, justo a tiempo, pues estaban por llegar al internado Between. Ella miraba atenta la ventana, observando el paisaje lleno de árboles muy altos, su nuevo hogar estaba muy alejado de la ciudad, solo había caminos de tierra y más bosque a lo lejos, pero el auto giró hacia un camino donde se podía observar con claridad la gran mansión Betwen o mejor conocido como el internado para los dominantes.
El auto paro frente a una gran reja con las iniciales BW, no pasó ni un minuto y se abrió de inmediato dando el paso. Morgana era una omega dominante, amable y calmada, no pudo evitar que sus pequeños ojos se llenarán de lágrimas, Masha no puedo dejar pasar esto y la cogio entre sus fuertes brazos, aumentó el llanto de su hija —. No quiero ir allí, quiero estar con ustedes —. Su respiración estaba entrecortada y no podía hablar bien, los brazos que la rodeaban aumentaron fuerza y secretamente su madre susurro algo en su oído que hizo que ella se tranquilizara poco a poco.
El chófer abrio la puerta, y salió Morgana con la cara aún hinchada y sonrojada por llorar, en la puerta principal estaban esperando por ella, Eran dos hombres y una mujer de mediana edad, todos betas, su madre salio después de ella y se apresuró para hablar con esas personas, no duró mucho la conversación, se giro y llegó donde estaba ella, se agachó quedando a su altura. — Se una buena niña, se amable y no causes problemas mi pequeña Morgana, te amamos mucho pero ahora debo irme y tu debes ir con ellos —. Morgana no podía mirarlo a la cara, pero entre susurros dijo un te amo y me portaré bien, Masha pudo escucharla y le dio un beso y a pasos lentos camino hacia su auto donde el chófer esperaba por él.
Los tres betas se acercaron a ella y saludaron muy cordialmente, presentándose por separado.
— Soy Mila, mucho gusto —. Era una mujer con pecas y un tanto bronceada.
— Yo soy Albert —. Un hombre no tan alto pero de un bonito color de ojos miel.
— Hola yo soy Marcus —. Dijo con una sonrisa un albino muy alto.
— Eres Morgana, tienes un lindo nombre, tu padre dijo que te decían Morgan, ¿te importa que te llamemos así? —. Dijo amable Mila.
— No. Esta bien, todos me llamaban así en casa.
— Excelente entonces te mostraré donde te quedarás —. Morgana asintió y siguió al hombre de los ojos miel.
Los tres se dirigieron dentro de la enorme mansión con toques victorianos, cruzaron un largo pasillo, le mostraron la biblioteca, el comedor y por último salieron a un pequeño jardín donde había dos caminos distintos. Aquí Albert y Mila se despidieron de ella, ambos se encargarían de su papeleo y equipaje.
— Vamos por este camino —. El albino la miró y ella lo siguió en silencio.
— ¿Por qué hay dos caminos diferentes?
— Verás, el internado está divido en 4, una sala para mujeres y otra para hombres, pero en cada una de ellas hay alfas y omegas, el camino izquierdo es la sala de mujeres y el de la derecha es de los hombres, yo tengo entendido que tu eres una omega dominate.
— Si, lo soy, ¿pero no debería ir a la izquierda?
— Eso... Estas en lo correcto pero hay un problema con tus feromonas, son muy fuertes, hay mujeres con el gen dominate pero sus feromonas no soy tan fuertes como las masculinas, hay pocas veces en que sucede que haya un alfa extremo en una familia pero los hay, tu padres son ambos alfas, pero tu eres omega, aún eres pequeña y hay una cierta sospecha que seas alfa extremo, por eso estarás con los chicos, sus feromonas son igual de fuertes que las tuyas en estos momentos, pero estarás en la sala de omegas—. Marcus decía cada palabra muy tranquilamente, y miraba de reojo a la niña, estaba seguro que ella no entendía lo que dijo pero solo siguió la conversación con otro tema.
— ¿Ya llegamos?
— ¡Si! Hemos llamado a los chicos para que puedas presentarte con todos y hagas algunos amigos, si tienes algún problema dímelo a mi, yo soy tu tutor este año—. Dijo sonriente el hombre frente a ella.
Abrió la puerta y de inmediato muchos pares de ojos, miraron a la chica allí parada, todas las miradas estaban en las dos personas que estaban entrando a la "casa masculina" (nombrada así por los chicos), era algo normal que alguna vez entrará una mujer con fuertes feromonas, así que no era muy extraño para los chicos. Marcus llamó la atención de todos y dejó que ella se presentará.
— Hola... Mi nombre es... Morgana Betancourt pero pueden decirme Morgan.
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