No quiero escuchar disculpas

Finalmente, logró reservar una sala privada de alta clase en un restaurante que era decente.

Solo porque iban a almorzar al mediodía tuvieron la oportunidad de reservar el restaurante. Si fuera de noche, el restaurante ya estaría completamente reservado.

Después de contarle a Lu Heting sobre esto en WeChat, Su Bei se fue a filmar sus escenas con satisfacción.

Lu Heting frunció el ceño ligeramente cuando recibió las noticias. Fue entonces cuando recordó que se acercaba el cumpleaños de Lu Weijian.

Lu Weijian estalló en lágrimas. —Hermano, ¿aún soy tu hermano menor?

Como Su Bei ya había hecho los arreglos, Lu Heting naturalmente no tuvo objeciones. Era bueno tener una esposa virtuosa. ¿Qué más podría pedir un esposo cuando tiene una esposa así?

Por lo tanto, cuando todos en la planta superior del edificio Grupo Lu vieron a su presidente, sus labios se curvaron levemente hacia arriba.

¿Le pasó algo bueno al Grupo Lu, o firmaron algún contrato grande?

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