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Capítulo 5. Indecencia

S: Etsei

Pudimos tener todo nuestro día libre durmiendo, pero tras lo que había pasado no podía dormir, no tranquila.

Tampoco es que pudiera dejar a Berry aquí, exhausta e inmóvil. Aunque… no habíamos comido nada

¡Ya sé!, le voy a dar una sorpresa. Me decidí a ir, sin despertarla. Aunque si me siguiera no llegaría tan lejos por su condición.

La acaricié en la cabeza antes de que me fuera, aunque me costara moverla sin que se despertara, y oí que estaba roncando, aunque la estuviese moviendo. Y vaya que tiene el sueño pesado. Así que no tuve problema en moverla e irme. Aunque volteé a verla e hizo una cara de angustia cuándo estaba cerca del candado. Apenas salí y oí a Berry gemir y empezó a llorar.

Entré lo más rápido que pude y la ví despierta. No sabía que le pasaba. Me acerqué lentamente hacia ella y me paró sólo diciéndome:

—Etsei…— ni siquiera me volteó a ver y tampoco podría creer lo que miraba— ¿Siempre fue así tu vida?— me miró con sus ojos envueltos en lágrimas.

No entendía su pregunta, ni del porqué lloraba, ni siquiera del cómo sabía mi nombre si no se lo habían dicho.

Me quedé en silencio.

Tras unos momentos Berry se lanzó hacia mi a abrazarme tan fuerte, cómo nadie había hecho, a pesar de su estado actual.

En ese pequeño momento mi mente parpadeó con imágenes y veía a alguien completamente solo, pero descubrí quien era… Berry.

En ese momento volví en mí y la miré a los ojos… y le correspondí el abrazo. Al fin entendí su pregunta y del por qué lloraba, era cómo ella, pero aún así no le iba a contestar.

—No quiero que estés sola cómo yo— me replicó con toda su tristeza. Pero aún siguió:— Nadie merece eso.

Harta de retener mis lágrimas también empecé a llorar, pero traté de ocultarlas.

—No lo escondas.

Mantuve silencio. Mientras ella me dió una calidez en su abrazo, tal que… ya no me sentía sola. Me sentía fuerte.

Estuvimos en silencio un rato. Pero recordé a qué iba antes de que esto sucediera. Además de que fui a recostarla en la cama otra vez, aunque parezca que retomó todas su fuerzas. Me costó levantarla pero sabía que estaba bien ahí.

—Vamos, que no hemos comido, quisiera traerte algo de allá.— le dije.

—Está bien, acá te espero— después de decirme eso se acurrucó en la cama de Agy.

Antes de tocar el candado para salir, volteé a verla aunque casi estaba dormida me despedí de ella con una sonrisa y me fui corriendo hacia el comedor.

¿Qué le gustará más?

S: Mirenal

Si bien, lo único que pensaba era en que manera o con que intensidad me querría Agy, no me detuve hasta al fin llegar a nuestro destino. Mi hogar de experimentos, que sólo yo conocía.

—A ver, ¿que tanto me amará?, ¿hasta cuándo se revertirá?— seguía hablando solo, cómo de costumbre— dicen que uno llega a enamorarse de sí mismo por sus características. Siendo el caso tomaré su esencia necesaria para que me ame todo lo que yo quiera.

Tomé mi indumentaria para extraer su aroma, la descalcé para tomar parte de su piel en los pies, lo suficiente para que no fuera notable.

Las coloqué en mi transmutador de energía, y se convirtió en casi el legendario jugo onírico, me faltó muy poco, aunque con esa potencia era innecesario ya que iba a estar a mi control.

Me tomé su esencia, para que también la desprendiera yo y por consiguiente, no me quisiera dejar. Ví cómo era, y no es que no vaya a amarse a sí misma, es perfecta para mi propósito.

Espero que lo vean normal, con mis rasgos ni pueden sospechar de quién o qué soy.

Espero mi cometido sea cumplido, tomaré todo lo que me pertenece ahora, toda ella.

—Vaya que disfrutaré cada momento contigo ahora, Agy— la besé estando ella inconsciente, y vaya que lo disfruté— Sólo nos queda volver, y hacer como si nadie vió nada, ¿Oíste amor?— la cargué de nuevo hacia la habitación. Viajando a través de la oscuridad del paso hacia nuestra habitación— Esto nunca pasó, sigue actuando igual con todos, ¿De acuerdo lindura?

—De… acuerdo… mi amor.