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LET ME. [ZIAM][LIAM PAYNE/ZAYN MALIK]

"Bebé, déjame ser tu hombre, para así poder amarte. Y si me dejas ser tu hombre, entonces cuidaré de ti." - Zayn Malik.

Camila_Scarleth · Selebritas
Peringkat tidak cukup
1 Chs

LET ME. One shot.

— Quisiera tenerte así cada minuto de mi vida y no a escondidas de ese bastardo.—  Murmuró con los labios pegados al pálido pecho de Liam un moreno chico con gran parte de su piel tatuada, mientras que trataba de reponerse de un muy reciente orgasmo, siendo notoria la respiración agitada de ambos chicos. 

  — No... no empieces. No justo después de este maravilloso orgasmo, mimor.—  Dijo sonriente el más pequeño mientras que acariciaba las mejillas rasposas de Zayn, robándole algunos besos húmedos y cortos de los labios. Sus ojos se encontraban completamente cerrados, logrando que las pestañas rozaran contra sus pómulos sonrojados, pero se separaron de aquel cariñoso gesto a los segundos, pues les fue imposible no dejar escapar un gemido casi inaudible cuando el de rizado cabello castaño comenzó a subir y bajar sobre el miembro aún erecto del contrario, montándole como lo hacía minutos antes de que llegara aquel preciado orgasmo. 

  — No, amor, no sigas. Sabes que ya tengo que irme.—  Murmuró Zayn con sus labios nuevamente sobre el pecho blanquecino y suave del menor, quien dejó escapar una muy dulce risa antes de detenerse y dejarse caer hacia atrás, quedando libre la polla del moreno aún con restos de su propia semilla, mientras que Liam se limitaba a respirar calmadamente recostado de espalda contra aquel suave y muy cómodo colchón, pues se le había subido un poco el calor a la cabeza y se sentía un poco mareado.

—Te extrañaré, mimor. ¿Cuándo podremos vernos otra vez?— Murmuró el de ojitos mieles mirando hacia el techo con sus manos entrelazadas sobre su vientre y un muy dulce puchero formado con sus labios regordetes y de un muy llamativo color rosa. —Ya quiero que me hagas el amor mil veces más.—

Zayn no pudo evitar soltar una risa suave, bastante enternecido por el comentario de su amado niño, mientras terminaba de abotonar su camisa y le regalaba una rápida mirada al cuerpo desnudo allí frente a él. —Eres insaciable, mocoso. Siempre quieres más y más.— Ambos rieron al unísono ante las palabras del chico, pero un silencio de hizo presente en la habitación por unos muy largos segundos en que el pelinegro abrochaba los cordones de sus zapatos.

—Ven conmigo.— Dijo de repente el hombre mayor, logrando que Liam se levantara de su cama lo más rápido posible, logrando que la presión le subiera nuevamente ante el acto tan brusco. Zayn le miraba con aquellos ojos color marrón muy fijamente, notándose aquel pequeño brillo de esperanza que aparecía junto a esa pregunta cada día en que debían separarse.

—Amor... No. Sabes que a los minutos de tan siquiera intentarlo estaríamos llenos de plomo en la cajuela de un auto a fueras de la ciudad.

—Liam, no me subestimes. Puedo protegernos. Mi organización no es tan pequeña como crees. Me ofendes, amor mío.— El menor no pudo evitar soltar una carcajada luego de dejarse caer contra el colchón, para posteriormente flexionar una de sus piernas, dándole un buen vistazo de su trasero a Zayn, quien dejó escapar un gran gruñido mientras acomodaba su saco.

— Mi esposo lleva toda su vida en esto, Zayn. ¡Tiene cuarenta años! Diez años de experiencia más que tú.— Liam cerró sus ojos con fuerza y dejó escapar un pesado suspiro. —Tengo mucho miedo de esto. No sabes el asco que me da estar con él, pero no me arriesgaría a que te hicieran algo. ¿Sabes lo mucho que te torturarían? Quizás en frente de mí para que sufra como lo hicieron con mi familia.—

—Hey, no, mi vida. No pienses en eso. No quiero irme y saber que quedaste triste. Olvida la estupidez que dije, ¿sí? Te quiero a mi lado sea como sea, pero vivo.— Zayn se arrodilló sobre el colchón de sábanas blancas y depositó tres castos besos humedos en los labios regordetes y rosados de su amado, antes de regalarle una muy suave caricia con la yema de su dedo pulgar sobre uno de los pómulos sonrojados de este. —Eres el amor de mi vida.—

—Y tú el amor de mi vida, príncipe.— La dulce voz de Liam salió débil y casi como un susurro, pues estaba cayendo en brazos de morfeo. —Y ya vete, por Dios. Buscas la muerte, maldito negro.—

Zayn se bajó de la cama muy rápidamente con una muy amplia sonrisa en sus labios, mientras que con su dedo pulgar acariciaba su labio inferior, sin poder dejar de mirar aquel cuerpo que le pertenecía, aún no completamente, pero él estaba seguro de que en un tiempo más lo sería.

—¿Negro? ¿En dónde mierda me ven lo negro?— Dijo en un tono bastante dramático el mayor, tratando de hacer reír por última vez en el día a su pequeño, pero no logró más que una vaga sonrisa, por lo que se acercó y le dió dos golpes algo fuertes contra el vientre, logrando un jadeo de dolor por parte del chico y que se compusiera en la cama sobre sus antebrazos mirándole con una ceja arqueada. —Nos vemos pronto, gordito. Y ya deja la comida que vas a explotar.—

Los labios de Liam se entreabrieron sorprendido por las palabras de su amado, pues había recibido varios comentarios como esos las últimas dos semanas, pero no lo esperaba justamente de él. —¡Hijo de puta! ¡Te voy a llenar el hocico de plomo! ¡¿Cuál gordo?! ¡Soy perfec..!— pero el ruido de la puerta siendo azotada junto a una muy alta carcajada no le dejarom terminar la última frase. —No estoy gordo.— Murmuró para sí mismo, haciendo un puchero mientras que se levantaba de la cama y se dirigía al baño para tomar una rápida ducha, pues debía limpiar el desastre de la habitación y pagarle a todo el personal involucrado en su infidelidad.

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—Vamos a bajar al bar, Liam. Tengo que ver a unos socios y a mi gran amigo Zayn Malik.— Dijo el hombre de bastantes años mayor, que se encontraba sentado sobre uno de los sofás color blanco de la sala de estar, por lo que el menor soltó una risa por las palabras de su esposo y también por el recuerdo de todas las veces en que aquel mejor amigo que él alardeaba se lo había follado sobre aquel sillón. —Ponte ardiente. Necesito presumir lo que es mío a todo el mundo, ve, ve. Bajaremos en diez minutos.—

—Yo siempre estoy ardiente, esposo mío. Me ofendes.— Dijo Liam dirigiéndose a su habitación luego de rodar los ojos y regalarle una cínica sonrisa al hombre.

—Tengo al mocoso más hermoso del mundo como esposo.— Murmuró Matthew sólo para él, pues no le gustaba demostrar lo enamorado que estaba de aquel niño frente a nadie.

Se levantó se aquel sofá unos minutos más tarde y se dirigió a la habitación a apurar a su hermoso niño, pero sus ojos se abrieron como plato al escuchar las arcadas que provenian del menor, quien obviamente se encontraba vomitando en el baño. Corrió hasta allí con rapidez y su corazón latiendo a mil, encontrándose con Liam sentado frente al retrete sujetando su vientre con fuerza, mientras múltiples lágrimas humedecían sus mejillas.

—¿Por qué estás vomitando, amor?— Murmuró Matthew calmadamente mientras acariciaba los hombros del más pequeño, logrando que este de un manotazo le quitara las manos de encima, a lo que respondió con una ronca risa, ya acostumbrado a aquellos arrebatos de vez en cuando.

—Seguro... Seguro fueron los tragos que tomé por la mañana al levantarme.— Mintió Liam con sus ojos cerrados, golpeándose mentalmente al imaginarse la verdadera causa de su vómito.

Se preguntaba cómo podía haber sido tan estúpido. Si con su mismísimo esposo usaba protección para no embarazarse, ¿por qué no tuvo cuidado con Zayn? Es que su cabeza sólo se centraba en él, en disfrutar cada pequeño tiempo juntos, en vivir su pequeño mundo. No quería aceptar los síntomas anteriores al vómito, pero con esto ya no le quedaba duda. Llegando del bar tendría que hacerse los test de embarazo que había comprado el día anterior, con la excusa de que bajaría a la playa por un rato.

—Debes tener más cuidado con el alcohol, nene.— Rió McConaughey levemente ayudando a su esposo a levantarse de la fría baldosa del baño, para luego retirarse del lugar para darle unas últimas indicaciones a sus hombres al momento en que esperaba que Liam estuviera listo.

—... Lo matan en cuanto yo les dé la orden.—

—A quien quieres matar ahora, esposo mío.— Dijo Liam entrando al lugar con su característico y sensual balanceo de caderas, logrando que algunos guardaespaldas se le quedaran viendo más tiempo del debido, pues aquel pantalón mezclilla de color bastante claro se le ajustaba jodidamente bien en sus piernas, caderas y trasero, robándose el aliento de todos allí en la sala.

El menor había decidido usar aquellos pantalones junto a una remera de una tela con transparencia color blanco algo holgada, con la cuál podía apreciarse aquella piel blanquecina y cada una de sus curvas. Sus labios y mejillas de un tono rojizo bastante suave que le hacía ver como un ángel, y para terminar, esos ojos color miel con unas largas pestañas rodeándole.

—Al imbécil que me debe dinero hace cinco meses.— Dijo el hombre de mayor edad tomando la mano de Liam para entrelazar sus dedos y comenzar a tomar su camino hacia la salida del apartamento, ganandose una mirada de desprecio bastante disimulada.

—Como si necesitaras ese dinero...— "Maldita bestia", pensó Liam mirando al frente con bastante seguridad, sin tomarle atención a algún gesto de su multimillonario esposo.

—Lo pidió prestado, no fue un regalo. Además cada peso sirve para los caprichos de mis hijos y mi bello esposo.—

—Cuando no estabas vino tu hijo mayor y tu hija menor. Ellos no dejan de llamarme zorra aprovechada en mi propia cara. Deberías de una vez decirles que si soy tu esposo es porque me obligaste, no porque quiera robar tu dinero. O peor aún; amarte.— Liam se soltó de la mano del mayor, ganándose una mirada herida por parte de este, pero se dirigió inmediatamente a la zona en donde bastantes chicos y chicas de su edad se encontraban bailando muy ardientemente, notando desde su ubicación la mirada penetrante de su esposo junto a sus socios desde los sillones al otro lado del bar.

Liam prefirió darse la vuelta para ya no "apreciar" cómo le miraban aquellos viejos verdes. Él sólo ansiaba ver a su hombre, a su Zayn, pero para calmar su mente se dedicó a mover sus caderas al ritmo de la música que sonaba de fondo, acariciando sus curvas con ambas de sus manos, siendo notoria aquella sensualidad que emanaba de su ser desde siempre. Varios hombres ansiaban por acercarse al pequeño, pero sabían a quien le pertenecía, su metro cuadrado jamás era violado.

Pasaron dos canciones y al fin el color miel con el marrón de cruzaron después de casi una semana sin verse, logrando que en ambos chicos una sonrisa coqueta se formara en sus labios.

El moreno rodeó al menor cuando estuvo ya a su lado y le dió una larga mirada de pies a cabeza, apretando con fuerza la manilla del maletín negro que cargaba para calmar las ganas que tenía de tomar a su chico frente a toda esa gente de mierda.

—Si el trato sale bien se irá esta madrugada. Avisale al personal que les daré el doble de dinero si nos cubren el día de mañana. No se irá por mucho tiempo.— Fue lo más disimulado que pudo para decir aquellas palabras a su niño, quien con la mirada brillante y una amplia sonrisa comenzó a bailar con mucho más ánimo, algo que alertó aún más al hombre de cuarenta años sentado al otro lado del bar, tratando de disimular su disgusto cuando fue saludado por su mejor amigo.

—¿Que puso tan feliz a mi esposo?— Dijo Matthew, uniéndose a la risa que le regaló Zayn, siendo bastante notorio que fue fingida.

—Sólo le dije que siguiera moviéndose así. Que lograbas ser la envidia de todos nosotros.—

—Toda la razón, Malik.— Se escuchó a uno de los socios aprobando las palabras del moreno y regalándole una ladina sonrisa.

—¿Te molestó, McConaughey? Pero si es como mi cuñado.— Zayn soltó una carcajada y lanzó el maletín a un lado de su viejo mejor amigo. —Debes viajar esta madrugada. Mañana a primera hora se cierra el trato en Rusia.— Todos tomaron sus copas con una sonrisa que no podía borrarse de sus rostros y festejaron con el último brindis de la noche, pues el hombre mayor debía ir a preparar su próximo vuelo.

—Amor, el idiota de Louis se puso a presumir que modelará para un gran diseñador la próxima semana. Es tan irritable. Lo odio.— Liam pasó sin ningún cuidado por en frente de todos los socios allí juntos y se acomodó en el regazo de su esposo, pues amaba provocar a Zayn y hacerlo hervir de celos. A él le daba lo mismo todo aquello que Louis solía presumir, pero esta vez lo usaría para un bien.

—Precioso, irás a ese desfile y comprarás cada jodida prenda que ese diseñador tenga, o todo lo que desees. Eres mi esposo, el dueño de todo lo mío.—

Liam sonrió ladinamente antes de regalarle una ligera mirada al moreno, quien se encontraba inquieto y mirando a todos lados, menos en su dirección. Volvió su vista al frente cuando las manos del hombre rozaron la piel de su cintura, pues su estómago nuevamente comenzó a revolverse ante el asco que sintió. Necesitaba vomitar, por lo que comenzó con arcadas y el agarre de su esposo sobre él se hizo más fuerte.

—Mañana vas a ir a un doctor. Estoy pensando que nos pudo pasar un accidente y tal vez estás esperando un hijo mío. Te he visto más gordito.—

Liam comenzó a respirar entrecortadamente mirando con disimulo hacia el moreno que se encontraba bastante sorprendido a su lado, algo estático. La información le había congelado y notar a su viejo amigo acariciar el vientre de su pequeño como si fueran una familia feliz, había rebasado el vaso. Todos los socios se sirvieron una nueva copa, alcanzándole una a Zayn y a Matthew.

—A brindar por el futuro heredero.— Lanzó el socio más anciano del lugar, logrando que al oído del menor llegara aquel choque de copas sacándolo de su transe. Le regaló una nueva mirada a Zayn y notó que su copa yacía vacía sobre la mesa, pues había quemado sus ganas de llorar, gritar y romper todo al haber tomado aquel líquido amarillo de un solo sorbo.

—¿Heredero?— Preguntó Liam bastante confundido, pues su esposo ya tenía tres hijos de buena edad que podrían ser los futuros herederos de su organización. —Ya tienes hijos y están a buena edad. No hagas alguna locura, Matthew, no quiero que tus hijos y ex esposa me odien aún más.— Liam trató de bajarse de las piernas de su esposo, ya no aguantaba el contacto físico con él. El causarle un pequeño disgusto a su amado se le había ido de las manos, pues este no dejaba de beber alcohol mirando asesinamente cada movimiento de su mejor amigo.

—Esos bastardos no valen nada, precioso. No sabes lo ancioso que estoy de saber si me vas a hacer padre.— La sonrisa en el hombre no se podía borrar de su rostro, y sus manos no había quien las quitara del vientre de Liam. Zayn ya iba en su quinta copa cuando aquellas palabras fueron escuchadas. Sus dedos comenzaron a desabotonar su propia camisa, quería matar a ese estúpido por haber embarazado al amor de su vida, y claramente Matthew lo había notado, él no era estúpido. Algo estaba pasando ahí y lo averiguaría. Nada le quitaba de la mente que su queridísimo mejor amigo quería llevarse a la cama a su esposo. —Ahora me voy a retirar, el jet ya debiera estar en mi busca a esta hora. Si quieres sigue celebrando amor, pero debes hacer algo para saber si en verdad estás esperando un bebé.—

—Sí... Sí, yo me encargo, esposo mío.— Murmuró Liam con una fingida sonrisa mientras que sus manos se apoyaban en los hombros del hombre, quien a los segundos comenzó a besarlo apasionadamente. Chupeteando y mordiendo aquellos regordetes labios color rosa que tanto le obsesionaban, sus manos recorriendo el curvilíneo cuerpo del menor, haciendolo sentir incómodo, sabiendo que su amado los estaba mirando, pero tuvieron que separarse cuando el ruido de una copa quebrándose en el piso se hizo presente.

—Lo siento, lo siento. Creo que estoy algo mareado por tantas copas. Que te vaya bien, amigo. Voy al baño.— Y sin más, el morocho se levantó de su lugar con la vista de todos en él hasta que desapareció entre la multitud.

—Este niñito estaba bastante extraño hoy día.— Lanzó uno de los socios, ganándose la mirada fulminante de Liam, pero una de apoyo de Matthew, él estaba sospechando algo.

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—Señor no puede estar aquí. Acaba de irse el jefe.— dijo uno de los hombres que cuidaba la puerta del apartamento de Liam, pero Zayn con una cara de pocos amigos le lanzó en el pecho un muy buen fardo de billetes.

—Serán quince minutos.—

Y sin más le dejaron pasar, pero el calmado Malik de siempre había desaparecido. El azote en la puerta despertó de golpe a Liam, quien se había dormido en el sofá con los dos test de embarazo positivos a un lado y su manita sobre su pequeño y abultado vientre. Cuando notó que se trataba de Zayn se asustó un poco, pero eso no le impidió saltar a sus brazos y repartir besos en su mandíbula.

—¡Amor, estoy embarazado! Tengo un pequeño bebé en mi panci...—

—¿Cuándo ibas a decírmelo, Liam?— El menor se alejó del dueño de aquellas palabras, algo muy confundido, por lo que ladeó la cabeza.

—Te lo estoy diciendo... Recién me enteré.—

—Y lo peor es que te hace feliz.— Zayn se notaba exasperado, caminaba de un lado a otro jalando sus mechones de cabello. —No sé cómo mierda me pude enamorar de una maldita puta que es capaz de engañar a su esposo. En qué estaba pensando, Dios mío. ¡Eres un maldito mentiroso!— Gritó Zayn, antes de que su mano golpeara la delicada mejilla de Liam, haciéndolo caer de golpe en el sofá. —Vas a abortar a ese mocoso, Liam. Te juro que si no te deshaces de él, ¡Yo mismo los lleno de plomo! ¡¿Entendido?!—

—Sí... pero deja de gritar— Murmuró el menor sentado en el piso y apoyando su espalda contra el sofá, mientras que acariciaba su mejilla con una de sus manos. Sus lagrimas mojaban con rapidez su muy delgado pijama.

—Jodida puta. Mañana vendré antes que llegue Matthew para que me digas que vas a hacer con ese maldito feto. Tú eres mío.—

Liam abrazó sus piernas con fuerza y escondió su rostro entre estas para que el personal no escuchara sus tan grandes sollozos. Él no comprendía porqué el amor de su vida le estaba tratando así después de darle aquella tan bonita noticia. Creyó que el mayor se lo tomaría tan bien como él... Pero lo único que quiere es deshacerse del bebé, lo insultó y llamó con palabras no bonitas a su propio hijo.

Nunca en los seis meses que llevaban juntos se les pasó por la cabeza que algo así podía suceder, sólo se perdían en su mundo, amándose y disfrutando del poco tiempo que tenían.

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—Señorito Liam, despierte. Su esposo acaba de llegar. Está preguntando por usted.— Liam abrió sus ojos poco a poco. Se había pasado el día anterior sólo durmiendo, ni siquiera había comido algo. Se sentía debil y triste.

—Sí, voy de inmediato, Agustina.—

—Debe saber que están los hijos y la ex esposa. Discuten por lo de su embarazo.—

—Ay, por Dios. Lo único que me faltaba.—

La sirvienta soltó una pequeña risa mientras abría la puerta para retirarse. —También está el señor Malik.—

—Dios, que tienes contra mí.—

La sirvienta sonrió ampliamente, antes de retirarse del lugar.

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—¡¿A caso no te bastó con los hijos de nuestro matrimonio?! Espero no le dejes un solo centavo a ese bastardo. Cada día me decepcionas más, Matthew.—

—Pa, haz que lo aborte. No queremos un hermano de esa zorra.— Dijo la hija menor al hombre, algo que hizo sonreír a un Zayn que se encontraba sentado en el sofá muy atento a toda la situación familiar.

—No voy a abortar nada, mocosa de mierda. No me interesa lo que ustedes quieren. ¿Qué les hace pensar que les voy a hacer caso?— Dijo Liam, caminando  muy seguro de sí mismo completamente descalzo, con una pequeña remera que dejaba al descubierto su ya notoria pequeña pancita, y un short bastante corto, dándole una fulminante mirada al moreno.

—¡¿Viste cómo le habló a tu hija?!— La mujer quiso acercarse a Liam con intenciones de golpearlo, pero su esposo le defendió inmediatamente, lo bastante molesto como para empujarla con fuerza y dejarla caer al piso.

—¡Se me largan todos de aquí! No quiero que vuelvan a pisar mi hogar mientras Liam esté embarazado. Quedan advertidos.— Dijo por último el hombre mayor, dejándose caer al lado de Malik, quien le sonrió con cinismo, antes de regalarle una mirada de pies a cabeza a Liam, quien realmente se veía hermoso con aquellas prendas, algo que no pasó desapercibido por su mejor amigo.

—Voy al balcón. Tengo mal humor. No quiero ver a nadie.—

Liam se retiró de la sala por el ventanal y se sentó en una de las sillas que complementaban el mesón del lugar, en donde buscó relajación y acarició su mejilla golpeada por aquel moreno de ojos marrones, quien era el amor de su vida. ¿Por qué despues de todo lo que le hizo la noche en que le confirmó el embarazo no le ayudaba a olvidarlo? ¿Tan fuerte era el amor que sentía por él que simplemente prefería deshacerse de aquel pequeño bebé antes que perder sus labios sobre su piel? Se sentía una horrible y masoquista persona por querer acatar las ordenes de Malik, pero él quería seguir su corazón. Sólo disfrutaría un poco más a su hijo y haría algo al respecto.

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—La verdad el embarazo es una sorpresa para todos... Hasta para Liam. Siempre ocupamos preservativo, porque él quería evitar justamente este drama. Quizás un día se rompió el condón y no me di cuenta, realmente no lo sé.—

Zayn tomó un largo trago de su copa, pues en su estúpida cabeza todo estaba cuadrando. Es que era un idiota. Se golpeaba mentalmente por no calcular y tomarse el tiempo para pensar antes de actuar, o simplemente de escuchar a Liam. Ese hijo obviamente era suyo. El bebé que cargaba Liam en su vientre era su hijo, y él le había golpeado, llamado puta, y hasta le pidió que abortara. Se estaba llenando de plomo mentalmente. Realmente merecía la muerte. ¡Es que por eso se encontraba tan feliz por el embarazo! Su respiración se volvió entrecortada de repente, necesitaba salir al balcón y tomar a Liam de la felicidad y culpabilidad que sentía, para que pudiera perdonarle.

—Malik, ¿me estás escuchando?—

—Sí, sí. Baja, yo bajo en seguida. Necesito usar tu baño. Los de tu bar son un maldito asco a la hora que sea.—

—Está bien, pero te apuras. Te estaré esperando. En dos horas abrirá el local.—

Matthew dejó el apartamento, pero se detuvo junto a sus hombres de la puerta. —Los quiero conmigo esta noche. Hay que matar a Malik y a cualquier maldita servidumbre que ayudó a que ese hijo de puta se metiera entre las piernas de mi esposo.—  Los guardaespaldas tragaron en seco cuando su jefe dejó el pasillo de aquel edificio, dándose una mirada cómplice. Estaban muertos todos.

El hombre de ojos azules en el ascensor hizo chocar su puño fuertemente contra una de las paredes. Todo había calzado en su mente. Aquellas miradas, las sonrisas disimuladas, el comportamiento del hombre cuando él tocaba a su esposo, y el que fueran mejores amigos había facilitado todo el engaño. Se sentía el peor imbécil de todos. Su esposo estaba preñado de su mejor amigo. No podía creer la burla que se le acercaba, porque aunque matara al traicionero de Malik, de una u otra forna todo el mundo se enteraría. A no ser de que los matara a ambos... Pero amaba tanto a esa pequeña puta. Estaba completamente enamorado de Liam. Tenía una maldita obsesión. Pero claro que aquel moreno de mierda no iba a salvarse, pensó el hombre mayor, iba a morir sí o sí.

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—Lucas, hay que decirles. No podemos dejar que los maten. Nos han dado muchísimo dinero. ¡Merecen que les digamos!—

—Lo sé, Malik debe proteger a Agustina, no puedo arriesgarme a que la maten por la infidelidad de ese mocoso.—

—Ve a alarmar a todos allí adentro, yo vigilo aquí.— Y sin más el guardaespalda entró a la casa a gran velocidad, dirigiéndose al balcón de inmediato al mismo tiempo que rodaba sus ojos. Los gemidos de Liam se escuchaban en toda la casa, y seguramente fuera de ella igual. ¿Es que no les importaba que su jefe los encontrara? Pero no le impidió que él se asomara por el ventanal, arrepintiéndose al mismísimo momento, pues tuvo que presenciar una escena bastante asquerosa para su gusto; Liam completamente desnudo, sentado sobre la mesa de terraza con la cabeza hacia atrás y sus manos sobre los hombros de Malik, mientras que este le penetraba con rudeza y dejaba escapar maldición tras maldición.

—Señor Malik.— Llamó el guardaespaldas con su característica voz grave.

—¡Fuera de aquí!— Chilló Liam, bastante enojado de que el hombre intentara terminar con aquella follada tan maravillosa de reconciliación que habían tenido con el moreno.

—Necesito decirles algo importante.—

—Que te vayas, maldición.— Chilló por segunda vez Liam.

—¡Puta madre, Liam! ¡El jefe se enteró! ¡Nos van a matar a todos! ¡Dejen de follar y regresen a tierra ya!—

Zayn detuvo sus movimientos en seco y acomodó su aún erecto miembro dentro de su pantalón, cubriendo el cuerpo de su amado con su camisa color negro, abrazando a este como si su vida dependiera de ello. —¿Cómo sabes eso?—

—Él mismo nos lo dijo al salir. Que esta noche te mataría, y a toda la servidumbre que estuviera detrás de esta maldita infidelidad. Necesito que protejas a Agustina. Te lo suplico, Malik. No puedo dejar que la maten por culpa de tu niñito.—

Zayn golpeó fuertemente el vidrio de la mesa donde se encontraba el pequeño Liam, logrando que esta se trizara un poco en la zona. —Mierda, no me hables así. No vuelvas a hablarme así que te parto tu puta madre.— Estaba realmente asustado de lo que podía pasarle al chico que ama y a su hijo dentro de él. Debía cuidarlos con su vida. Tenía que sacarlos de ese maldito lugar esa misma noche.

—Zee... ¿qué vamos a hacer?— Murmuró Liam al mismo tiempo en que sus manos se posaban por instinto sobre su vientre palido y suave, siendo aquella escena la más hermosa antes vista para el hombre que se encontraba entre sus piernas.

—¿En serio lo preguntas, amor? Tengo que sacarlos de aquí. No te voy a dejar en manos de ese imbécil sabiendo que tienes a nuestro hijo creciendo dentro de ti.—

—¡No! Tú estás completamente loco, Malik. No me iré de aquí. ¡Nos matarán! ¡Te matarán!—

—¡Te voy a sacar de aquí y es mi última maldita palabra! Dios mío, Liam. Déjame ser tu hombre. Déjame amarte como te mereces. Déjame ser el hombre con el que te duermas y despiertes cada día. Déjame morir por intentar ser feliz junto a ti...— Zayn posó sus manos sobre el pequeño vientre abultado de su pequeño y regaló muy suaves caricias en él con las yemas de sus dedos pulgares. — Junto a ustedes.—

—Está bien, mimor. Pero cuídate por nosotros.—

Zayn sonrió ampliamente, notándose en sus ojos un brillo, el cuál Liam no pudo decifrar si era por emoción o tristeza.

Se besaron por varios minutos más, como si fuera una verdadera despedida, justo después de escuchar las instrucciones del guardaespaldas, quien como un profesional había planeado algo magnífico, al parecer el hombre estaba bastante enamorado, y Zayn lo entendía completamente.

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Había llegado el momento. Liam había invitado a su empleada más fiel esa noche a bailar al bar junto a él. Ambos se habían llevado genial desde el primer día en que se conocieron, pues ambos tenían la edad de diecinueve años y se encontraban obligados en esa maldita casa, pero le agradecían tanto a la vida de que eso hubiera pasado, pues habían conocido a sus hombres en estas circunstancias.

El de ojos mieles se había mostrado muy natural ante su esposo, hasta cariñoso, dándole a entender a este que él no estaba enterado de nada, pero Matthew siempre estuvo serio y pensativo, eso hacía que Liam se pusiera más nervioso que tomara un trago.

—Liam, no bebas alcohol. El señor Malik se va a enfadar.— Dijo Agustina bailando alrededor del chico con ondulado cabello, pero ambos quedaron petrificados al momento en que vieron al moreno tatuado llegar al bar completamente solo. Sin todos los hombres de los que habían hablado y sin la balacera que creyeron. —Liam, qué está haciendo. Por qué llegó solo.—

Liam comenzó a bailar nuevamente, tratando de ser tan obvio ante su esposo. Se perdió en la música, recorriendo sus curvas con sus propias manos, y en ocaciones acariciaba su vientre por puro instinto. Realmente quería ser feliz con su hombre, y aunque murieran esta noche, lo intentaría.

—Así que te atreviste a aparecer aquí, Malik. Eres un verdadero canalla.— Rió fuertemente Matthew, con cinismo, antes de darle un gran trago a su vaso.

Zayn se sentó en el otro sofá con sus piernas abiertas y dejó escapar un exasperado suspiro. —Perdón, amigo, pero tu ex esposo es exquisito en la cama. Cualquiera se enamoraría de él, pero gracias al cielo fui yo.—

—Sigue siendo mi esposo, Malik. No te pases de la raya porque voy a matarte ahora mismo.—

—Es mío. Yo soy el dueño de sus te amo, de sus caricias amorosas. Soy el único hombre al que le dejado llenarlo con su escencia y gracias a ello carga un hijo mío. ¿Puedes quererte un poco, campeón, y dejarnos ser felices? Te daré el dinero que quieras para que nos dejes en paz. No quieres comenzar una guerra.—

El hombre mayor prefirió no responder a las palabras de Zayn, sólo le regaló una sonrisa cínica y levantó su mano para hacerle una seña a Liam de que se acercara al lugar, quien hizo caso inmediatamente y se acercó al lugar con una muy amplia sonrisa, quedando frente a frente a su esposo.

—Ven a mi regazo, esposo mío. Quiero acariciar tu vientre donde crece mi hijo.—

—No lo hagas Liam. No quiero que ese hijo de puta te ponga una sola mano encima ni en MI hijo.—

Liam comenzó a respirar entrecortadamente, mirando a su alrededor para buscar los puntos del bar en donde se encontraban los hombres de su esposo, pero le asustó aún más no ver a ninguno.

—Que vengas aquí, jodida zorra malagradecida.—Gritó Matthew parándose con rapidez mientras que de su pantalón sacaba un arma, para así con una agilidad innata, rodear el cuello del menor con su brazo, logrando que de este se escapara un fuerte quejido, y finalmente apuntar el arma al moreno, quien ya se encontraba apuntándole con la suya.

—No le hagas nada, Matthew, te lo suplico.— Las lagrimas de Liam no tardaron ni un segundo más en comenzar a rodar por sus mejillas junto a fuertes sollozos, llamando aún más la atención de los clientes, quienes comenzaron a gritar y a correr de un lado a otro. El hombre de cuarenta años miraba a todos lados, sus hombres no estaban en ningún lugar. Le habían traicionado por la rata de Malik, pensó, pero estaba seguro de que les mataría uno por uno.

—Tendra que morir sabiendo que su mocoso nunca va a nacer.— Rió el esposo de Liam con fuerza, cambiando su objetivo con el arma, pues la empujó contra el vientre del menor, quien lloró aún con más desespero.

Zayn dejó de respirar cuando eso ocurrió. Sus ojos acuosos se posaron en el vientre de su precioso y por instinto dejó caer su arma al piso. Él no podía permitir que eso pasara. El moreno cayó de rodillas al suelo, mostrándose completamente sumiso ante su rival, entregando su vida a cambio de sus dos amores. —Exacto, así quería tenerte, maldita rata. Liam es MI esposo. Es mío. Todo él me pertenece. ¿Lo entiendes? Por siempre.— Matthew volvió a apuntar a la cabeza de Zayn, pero Liam con total agilidad golpeó la mano con la que quien le retenía sostenía el arma, usando todas sus fuerzas, usando su brazo, logrando que el revólver cayera duro contra el piso.

—Es una verdadera lástima que tu para siempre sea tan corto, maldita bestia.— Murmuró con dulzura fingida el de cabello ondulado, mientras que dejaba escapar una muy corta risa de total felicidad, al mismo tiempo que con todas las fuerzas que pudo encontrar en su pequeño cuerpo se safó del agarre, callendo duramente contra el piso. —JUSTO EN LA CABEZA ZAYN. LLENALE DE PLOMO LA JODIDA CABEZA.—

Zayn tomó el arma con agilidad, pero su preocupación estaba en su pequeño amado que había hecho ya bastante esfuerzo por salvarle el pellejo, pero ya debía acabar con aquel maldito. —Liam, corre hasta la escalera mientras mando al infierno a esta mierda andante.—

Y sin más, cuando notó que su pequeño corría tan perfectamente como solo él sabía hacerlo, vació el arma en el rostro del hombre, dándole el honor de una muerte no tan dolorosa, pues el tiempo era oro en unos momentos como esos. Guardó ambas pistolas entre su pantalón, y corrió con ansias en busca del menor, a quien encontró esperándole al inicio de la escalera.

—Corre Liam, hay que llegar al jodido Jet antes de que llegue la policía. Mis hombres ya deben de haberse ido.— Zayn gruñó tomando la muñeca de su chico, jalandole con fuerza durante todo lo que duró el trayecto al techo de aquel edificio, sin tomar atención a los chillidos de protesta.

—Zeeee.... Te digo que habían unas fresas que se me antojaron mucho en el bar. ¡Que vayas por ellas ahora mismo! No me iré del país sin esas fr...— El viento que proporcionaba en el lugar la hélice del jet no le dejó terminar, y si no fuera porque el cuerpo de su hombre le rodeó con fuerza, él habría salido volando.

Con un poco de ayuda de un par de hombres se acomodaron rápidamente en los asientos, poniéndose los implementos necesarios para un despegue seguro, y al fin respiraron. Al fin les fue posible a ambos respirar con calma, sentirse realmente libres. Todo fue tan rápido, que no habían tenido un sólo segundo para procesar todo. Al fin estarían juntos y formarían su propia familia.

—Señor Malik, ya es posible que hagan uso de su recamara. El despegue fue perfecto.— Uno de los hombres anunció cuando todo se encontraba en orden con el vuelo, ganándose una amplia sonrisa por parte del pequeño y también de su jefe, algo que muy escasas veces había presenciado.

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Liam estaba frente al espejo, completamente desnudo y con su cabello aún húmedo después del relajante baño que había tomado. No podía dejar de tocar su vientre y sonreír muy bobamente, mientras que murmuraba palabras tiernas a su hijo.

—No sé cómo no me di cuenta el último da que te hice el amor en ese lugar del diablo. Tu cuerpo realmente cambió. Tus caderas están más...— Zayn hizo una seña con sus manos, indicando que las nombradas habían crecido. —Tu trasero... Y tu pancita, amor. Yo me odio por como me comporté contigo. Nunca se lo cuentes a nuestro hijo.—

Liam dejó escapar una muy adorable risa, antes de caminar hacia su hombre a un paso bastante lento y sensual, para a la hora de llegar a su lado, rodar su cuello con ambos de sus brazos y pararse en las puntillas de sus pies, ya que así se le hacía más fácil besarle. —Te amo, Malik. Y no importa tu arrebato, yo he tenido muchos. Como cuando te lancé la lámpara por no tener tiempo para mí el día en que el difunto salió de improvisto.— Ambos se carcajearon mirándose a los ojos, pero la risa acabó cuando un Liam juguetón le robó un corto, pero dulce beso de los labios a Zayn, quien recorrió sus curvas con total libertad, como si se tratara de su propio cuerpo.

—Necesito hacerte el amor hasta que lleguemos a nuestro destino, vida mía.—

Liam sonrió ladinamente, girándose sobre sus talones para comenzar un muy sensual balanceo de sus caderas contra la polla de Zayn, quien le tomó desde la cintura con posesión y le incitó a seguir los movimientos susurrándole vulgaridades al oído, pues el estímulo había calentado bastante rápido a ambos al encontrarse completamente desnudos después del baño, pero Liam soltó una cínica risa antes de separarse del mayor, para así posteriormente lanzarse contra el suave colchón que el Jet les proporcionó, metiéndose rápidamente bajo las sábanas.

—Me vas a enterrar tu negro coso cuando me olvide de las fresas que se nos antojaron a mí y a tu hijo, mal padre.—

—Liam, no empieces. ¿Cómo mierda iba a volver por unas malditas fresas que se te antojaron en plena acción?— Zayn se tomó de los cabellos ya bastante exasperado, pues le habían sacado en cara esas malditas fresas desde que habían despegado.

—Buenas noches, señor antifresas. Espero que tu hijo y yo podamos sobrevivir esta noche, ya que no has cumplido nuestro primer antojo.—

—Ese era un maldito capricho, no un antojo, mi vida. Ya no te pongas así, en serio. Es nuestro primer día de libertad. Disfrutemos.—

—Shú.—

Y fue lo último que salió de la boca de Liam aquella primera noche de libertad para ambos, bastante feliz de tener al hombre que realmente amaba besándole, suplicándole el perdón a su oído, llenándole de mimos. La primera de muchas más, de eso estaba completamente seguro. Se durmió con el feliz pensamiento de una familia unida y con muchísimo amor, mientras que unas grandes manos de un hombre ya dado por vencido le sujetaban con dulzura el pequeño vientre abultado. Podrían ambos morir y hacerlo con una sonrisa en el rostro, pues aquella paz que les brindaba el amarse libremente no lo cambiarían por nada ni por nadie.

—————————— FIN ——————————

Espero de todo corazón que este primer one shot que he escrito en mi vida, basado no totalmente en el vídeo musical Let me de Zayn Malik, sea de su agrado. 💞

—Camila.