Tráeme la ciudad
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—Para un autoproclamado Alfa, era demasiado estúpido. La mente es un lugar que ninguna existencia se hubiera atrevido a comprometer pero él...
Kiba miró el irreconocible cadáver de Goten Pielesblancas y suspiró.
—Ni siquiera sabía que su mente estaba implantada con una materia biológica extranjera que reaccionaría en el momento en que compartiera información que su conciencia considerase confidencial.
Kiba presionó un dedo sobre el cadáver y lo envolvió con corrientes de energía. Una luz deslumbrante estalló y el cadáver se desintegró en polvo.
—Aun así, incluso yo no fui capaz de detectar esa materia cuando lo escaneé, así que no se le puede culpar del todo.
No era la primera vez que Kiba se encontraba con tales mecanismos para proteger la información confidencial de ser divulgada. Hace meses, cuando capturó a revolucionarios, intentó leer los recuerdos de uno de ellos. Lamentablemente, el mecanismo oculto se activó y la conciencia del revolucionario colapsó.
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