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La Trampa de la Corona

``` —Estoy seguro de que encontrarás mis brazos más cómodos que cualquier otra cosa en este mundo... —Rey Darío Grant, el poderoso gobernante del Reino de Cordon. Era despiadado e impetuoso contra sus enemigos. Su mera presencia gritaba con autoridad robusta; su aura sola era más que suficiente para que algunos de sus enemigos admitieran la derrota y huyeran con solo verlo. Pero a pesar de todo esto, era impotente y desvergonzado frente a una mujer… su pareja, la Princesa de Ebodía a quien se negaba a dejar ir. Descubre cómo resultarán las cosas para nuestro Rey posesivo que está decidido a usar el Encantamiento de la Corona para hacer suya a su pareja por cualquier medio necesario. ¿Podrá tener éxito y conquistarla toda, cuerpo, corazón y alma? * Nota: Volumen 1 & 2: Historia Principal Estado: Completado (Capítulos 1 al 555) Volumen 3: Historia Secundaria Estado: Completado (Capítulos 556 al 641) —Solo puedo declararme ganador una vez que logre conquistar tu corazón... —Volumen 4: Historia Secundaria Estado: Completado (Capítulos 642 al 701) —El amor nunca estuvo en mi vocabulario cuando se trata de mujeres hasta que llegaste tú... —Volumen 5: Estado: Completado (Capítulos 702 al 805) —Te elijo a ti… tú que ocupas codiciosamente todo el espacio en mi corazón... —Capítulos Especiales en adelante, completados **** PD: ¡Portada del libro encargada y propiedad del Autor! ¡No usarla! ```

Eustoma_Reyna · Fantasi
Peringkat tidak cukup
621 Chs

Chisme

Fuera del carruaje, Jayra acabó montando a caballo, quedando encajonada entre Gedeón y Bartos mientras seguían detrás de sus respectivos señores. 

Habiendo tenido suficiente del silencio, Gedeón de repente tosió y dijo:

—Milady, no nos hemos presentado adecuadamente, así que permítame tomar la iniciativa de presentarme. Soy Gedeón, uno de los Comandantes de los Caballeros de Luz de Luna de Cordon.

Jayra le dio a Gedeón una sonrisa y una ligera reverencia mientras respondía:

—Soy Jayra, Mi señor. Se mordió el labio inferior, sintiéndose culpable de alguna manera ante los dos hombres a los que una vez dejó inconscientes. Volviéndose hacia el otro jinete con ellos, tragó saliva al encontrarse con la mirada de Boris.

Mostrando una sonrisa incómoda, le hizo una ligera reverencia.

—Oh, ese es Bartos —Gedeón proporcionó útilmente—. Él también es uno de los-

—Ahorra las presentaciones, Gedeón —resopló Boris—. Estoy seguro de que ella ya sabe quiénes somos.

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