Rosa no se sentía mejor al día siguiente, cerca del mediodía, y aún no había señales de Zayne. El clima empezó a mejorar pero ella se negó a dejar que Catalina fuera sola al palacio a hablar con Gage. En cambio, Rosa envió dos guardias que estaban dispuestos a enviar un mensaje al rey.
Rosa volvió al frente para esperar la devolución del mensaje o ver si Zayne regresaba antes. Antes había intentado mantenerse tranquila y no pensar en nadie, pero ahora estaba enojada consigo misma y con el rey. Zayne no debería haberse ido cuando no quería.
—¿Quieres un vaso de agua, Lady Hamilton? La señorita Catalina está escribiendo una carta a su hija para ver si está segura —informó Krystle a Rosa.
—Ya me has ofrecido suficiente agua. Sé que te preocupas por mí, pero no soy yo quien necesita tu preocupación. Estoy bien —prometió Rosa. Perdió la cuenta de cuántas veces les dijo a todos que estaba bien.
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