La mujer estaba allí parada con unos ojos que denotaban cierta molestia, aunque había sido ella quien había venido a su puerta. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí parada? Habían pasado menos de dos minutos desde que habían regresado a la posada. Según la señora, habían estado allí desde que regresaron del bosque después de que Damien había ido en busca de ella.
—Llevo una hora tocando la puerta. ¿Van a comer o tiro la comida? —preguntó el posadero a Damien.
—¿Hará otra vez? —preguntó Damien para ver aumentar la molestia en el rostro de la mujer mayor—. Tomaremos gachas. No le añadan nada. Las necesitamos simples —ordenó a la mujer. Damien levantó una ceja perfectamente arqueada en señal de pregunta cuando no vio a la mujer ir por la comida. El posadero dio un paso atrás y bajó las escaleras. Algo llamó la atención de Damien y miró fuera de la habitación para ver que las otras dos puertas junto a la suya estaban cerradas. Apoyándose de nuevo en la habitación, escuchó a Penny preguntar,
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