Lana tenía una amplia sonrisa en su rostro mientras caminaba hacia la oficina de Liam. Hacía tiempo que no entraba en su edificio. Saludó a todos los que conocía mientras pasaba por el pasillo. Podía ver los ojos del chismoso siguiéndola mientras avanzaba, pero ya no le importaba lo que murmuraran detrás de su espalda.
Liam era suyo y ahora había decidido que no retrocedería al mostrarle a todos que él era su hombre. Llamó a Jorge antes de salir de su coche. Él dijo que Liam acababa de terminar una reunión de almuerzo fuera y que ahora estaba descansando dentro de su habitación privada. Él no sabía que ella iba a venir, y ella quería sorprenderlo con su pastel favorito que ella personalmente había horneado para él.
—Hola... —saludó Lana a Mian.
—Oh... ¿cómo estás? Ha pasado un tiempo desde tu última visita. ¿Cómo fue el examen? —preguntó Mian y Lana respondió que todo parecía ir bien.
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