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Como Jia Li no tenía más exámenes esta semana, podía trabajar en sus tareas libremente, y Fu Hua fue de gran ayuda para ella.
Él la supervisaba y se aseguraba de que utilizara las puntadas correctas en los lugares adecuados.
Jia Li descubrió que cuando Fu Hua comenzaba a trabajar, no paraba hasta lograr algo. Y estas pocas horas de ayuda, le hicieron descubrir otro lado de él.
A medianoche, cuando el vestido fue terminado, Fu Hua dejó que Jia Li se fuera.
—¡Por fin! Estoy tan somnolienta —dijo Jia Li mientras suspiraba aliviada. No podía esperar a que su cabeza tocara la almohada.
—Mmm... te has esforzado, puedes irte a la cama —dijo Fu Hua.
—Buenas noches —dijo Jia Li antes de darse la vuelta para irse mientras bostezaba.
«¿La habré hecho trabajar demasiado?» —se preguntó Fu Hua al ver su bostezo y echar un vistazo al reloj de la pared.
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