Claro Amanecer sonrió también. Sabía que era muy probable que ambos murieran, por lo que desechó todas sus dudas y siguió su corazón.
—Felicidades, Bambú Verde. Felicitaciones, hermana mayor Claro Amanecer —dijo la otra mujer Hegemón a su lado con una sonrisa.
—¡Felicidades! ¿Quién hubiera pensado que algo tan maravilloso sucedería durante esta catástrofe? Cuando salgamos de este lugar de manera segura, tendremos que tener una celebración adecuada —dijo el hombre musculoso con una sonrisa.
—¡Sí, tenemos que celebrar!
Los otros Hegemones y Emperadores estuvieron de acuerdo. Estaban buscando un rayo de luz para iluminarlos en ese momento tan oscuro. En realidad, todos sabían que el número de sobrevivientes podría contarse con una mano o, si no tenían suerte, ¡todos morirían!
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