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Capítulo 3: El Encuentro en la Ciudad de las Mil Luces

Después de días de viaje a través de tierras salvajes y caminos sinuosos, el príncipe Alexander y Sir William llegaron a la imponente Ciudad de las Mil Luces. Sus altas torres brillaban como joyas en el horizonte, y el bullicio de la actividad llenaba el aire mientras se acercaban a las puertas de la ciudad.

La Ciudad de las Mil Luces era famosa por su mercadillo, donde comerciantes de todas partes del mundo se congregaban para vender sus mercancías. El príncipe Alexander y Sir William se adentraron en las bulliciosas calles, maravillándose ante la diversidad de culturas y colores que se desplegaban ante ellos.

Mientras paseaban por el mercadillo, el príncipe notó a una joven doncella que parecía destacar entre la multitud. Su cabello dorado brillaba bajo el sol y sus ojos verdes destellaban con una luz propia. Estaba rodeada de una aura de gracia y misterio que capturó la atención del príncipe al instante.

Intrigado, el príncipe Alexander se acercó a la doncella, quien estaba examinando una colección de joyas en un puesto cercano. "Disculpe, señorita", dijo con cortesía, "¿podría usted decirme el nombre de esta ciudad?"

La joven doncella se volvió hacia él, sorprendida por la pregunta. Sus ojos se encontraron con los del príncipe, y en ese momento, algo inexplicable pareció chispear entre ellos. "Esta es la Ciudad de las Mil Luces, noble caballero", respondió con una sonrisa encantadora. "Bienvenidos."

El príncipe Alexander quedó cautivado por la belleza y la gracia de la joven doncella. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo más, una voz autoritaria interrumpió su conversación.

"¡Príncipe Alexander!", llamó Sir William desde la distancia, visiblemente preocupado. "Debemos continuar nuestro viaje antes de que anochezca. No podemos permitirnos demoras."

El príncipe miró a la joven doncella con pesar, sintiendo que algo dentro de él se resistía a alejarse. "Lo lamento, señorita", dijo con una inclinación de cabeza. "Espero volver a encontrarnos algún día."

La joven doncella asintió con una sonrisa triste, y el príncipe Alexander se alejó con Sir William, con el corazón pesado pero la mente llena de preguntas sobre la misteriosa joven y el destino que los unía.

Mientras dejaban atrás la Ciudad de las Mil Luces, el príncipe Alexander sabía que aquel encuentro había marcado el inicio de una nueva etapa en su búsqueda del amor perdido, una etapa llena de sorpresas, desafíos y, tal vez, la promesa de un futuro donde sus destinos estuvieran entrelazados una vez más.