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"Ah, aquí y... listo, ¡bien hecho!"

"Ufa fa, fuu~"

"Jaja, Kunou, no te rías mientras comes jajaja, te sale extraña la risa."

"Mouff."

Alexander miró el puchero endemoniadamente adorable de su hija en ley, y retiró la cuchara con una sonrisa.

Kunou era una chica que parecía una pequeña Barbie, y su aspecto mientras comía la comida que Alexander le daba, era suficiente para hacer al más hombre de los hombres, tener las rodillas débiles de la lindura que exudaba.

De alguna manera, Alexander sintió que más que por una herida, o más que por algo como el tiempo, si algún día él moriría... sería sólo por lo lindo que eran las mujeres y las chicas de su vida.

Es decir, normalmente, cuando uno ve a una pequeña bebé con su pequeña cara redonda y con un sonrojo saludable, incluso siendo un macho completo, o teniendo la personalidad más fría del mundo, sentiría cierto grado de emoción dentro de sí mismo, lo que eran los instintos paternales de uno actuando instintivamente, y entonces querrías proteger a esa pequeña de todo lo malo de el mundo. Como los pervertidos, las pervertidas, la gente desviada y así.

Ahora, hay que recordar que Alexander siempre fue huérfano toda su vida.

No solo eso, sino que también, a diferencia de otros chicos, no veía mal, o auspiciante, el ser padre. Porque siempre tuvo este pensamiento de que si alguna vez tendría un hijo, haría todo lo que su padre no hizo con sí mismo para su hijo.

Por lo que al ver lo Kawai que era Kunou ahora mismo, Alexander sintió que finalmente conoció la justicia.

Era algo que merecía decirse.

"Esto es justicia."

Después de asentir para sí mismo, sintió una palmadita en su hombro y giró la cabeza para ver a Sui, que también sostenía su plato principal en las manos azules traslúcidas de ella, y le hacía señales cómicas, pero obvias.

"¿También quieres que te alimente, Sui-chan?"

Sui movió su cabeza arriba y abajo varias veces, y su pequeños ojos azules brillaron bastante en ese momento.

Y Alexander lo hizo nuevamente, mientras volvía a encontrar otra definición del significado de justicia mientras lo hacía.

De todas formas, no era su culpa de que su familia fuera tan adorable, ¿no?

Esto es malo, estas chicas son demasiado lindas, y como si fuera poco, demasiado cariñosas también.

A veces, Alexander sentía que no merecía esto, pero luego pensaba en lo que él se había convertido para ellas, y eso era lo que le quitaba todas las dudas.

Luego de alimentar a Sui, Alexander sintió unas palmaditas otra vez en la espalda, y cuando se giró, vió a Luu Luu que lo miraba con la cara algo roja.

¿Para qué lo había llamado Luu Luu?

Bueno, ciertamente no era para pelear, o para discutir del Dao, o algo así...

Alexander sólo sonrió y naturalmente, también la alimentó hasta el final.

.....

Alexander mismo no se dió cuenta, pero todo esto había sido presenciado por todos los demás que ya habían acabado de comer, y había una santidad y pureza en la escena de Alexander alimentando a Luu Luu, Sui y Kunou, que nadie podía decir absolutamente nada. No solo eso, sino que Kaguya de hecho, no era la única que estaba sangrando por la nariz al ver lo adorable que era Kunou mientras se reía con la boca llena, y Alexander la regañaba suavemente.

Aunque bueno, no eran todos en sí, ya que los hombres estaban ahora mismo dando un paseo por Kyoto, inspeccionando (haciendo turismo) distintos lugares de interés laboral puro (tiendas, barrio rojo, bares, etc), ya que habían almorzado más temprano para este motivo...

En ese momento que veían la imagen delante de ellas incluso, las chicas creían ver que las figuras de Alexander y las pequeñas alimentadas en la sala-comedor brillaban de alguna forma.

Si.

Como Buda Maitreya.

Con efectos relajantes y todo eso.

Y si uno agregaba que la apariencia de Alexander era normalmente asesina de mujeres en todo momento, y que esto se multiplicaba cuando atendía tan paternalmente a las pequeñas y les daba de comer... y que las espectadoras eran todas mujeres o chicas, entonces...

Bueno, el efecto resultante era bastante potente.

Era como cuando una fujoshi normal se encontraba repentinamente delante de dos chicos que tuvieron un accidente y terminaron en posiciones vergonzosas, lo que la hacía sangrar por la nariz sin parar...

...

...

Ejem.

O más o menos con la misma potencia.

Bastaba con mirar los ojos fuertes y brillantes de las chicas mayores, o la mirada de enamoramiento de las chicas menores, o la baba en la boca de Prim, o las estrellas que salían... literalmente, de los ojos de Serafall... para saber esto.

La verdad, nadie de los Demonios había esperado nada así para este día.

O sea, no habían esperado que uno de los mejores días para todas las Facciones del mundo, también sería el día en que conocerían esta casi perfecta y carismática familia que era casi desconocida hasta ahora aquí en Kyoto.

Aunque era un Harem.

...

Pero la vida era así.

A veces, todo estaba normal, pero al día siguiente, todo estaba torcido de una forma tan fuerte, que era simplemente imposible volver a entablarla...

No importaba que tanto uno pensaba o investigaba sobre ello, el mundo y sus leyes eran como motores de maquinarias enormes y antiguas que seguían funcionando sin fin, rompiendo fácilmente los supuestos límites de la Física actual para ello...

Uno nunca sabía lo que había por delante.

Y cuando llegaba al final del capítulo de algo, era imposible saber con qué se comenzaría lo siguiente.

Bastante extraño, en realidad.

Ni siquiera el acto deliberado de un director calvo y normal de escuela teniendo lucha libre en la zona de recreo con un ciervo, era suficiente para que llegara a su nivel.

....