El Señor Nicholas, quien estaba sentado con las piernas cruzadas una sobre la otra, miraba a la chica con sus labios ligeramente levantados, y le parecía divertido cómo se ponía nerviosa con cada segundo que pasaba. No le tomó tiempo comprender que ella no estaba acostumbrada a este tipo de ambiente.
Notó algo más mientras miraba a Heidi con ojos aburridos, a pesar de que fuese lo contrario. Al principio pensó que a ella le gustaba cubrir su cuerpo debido a su carácter modesto, pero luego observó que los vestidos que eran de hombros descubiertos eran ignorados o apartados hacia un lado cuando se los traían. Ella escogía vestidos que le llamaban la atención y, curiosamente, los devolvía cuando se daba cuenta que mostraban sus hombros o su espalda.
—Señora, ¿por qué no se prueba estos? No podrá decidir a menos que se los pruebe.
—¿Aquí?
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