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Mermelada de naranja

Nos encontrábamos muy cerca ya de la gran ciudad, como siempre mi jornada partió con la salida de los primeros rayos de sol, correr hasta casi desmayarme, flexiones, abdominales, golpes, levantar rocas pesadas, esa fue mi maldita rutina durante todos estos días, luego bañarme en el rio, comer, y llevo un tiempo comiendo mal, bueno todos en realidad, pero me imagino que eso es algo normal de la época, nunca pensé que diría esto, pero como extraño un local de hamburguesas, mi estomago crujía solo de imaginarse una buena hamburguesa con doble queso cheddar, pepinillos mostaza y ketchup. Lay soltó una pequeña carcajada por el sonido de mis tripas, me daba gusto como Lay había cambiado en estas casi dos semanas, bueno al menos conmigo, con su familia sigue siendo igual, bueno con Roy intenta esforzarse un poco, pero aun no puede ser honesta con él.

-Ya es hora muchacho, estamos por llegar, así que entrégame tú daga.

Yo aun seguía bastante molesto con Willfest, él lo sabia por la manera en que lo miraba.

Me solté las amarras de la funda de mi pierna, seguía mirando a Willfest.

-Lay, cuídala bien por mi, es algo...

-Muy preciado para ti, lo sé, descuida.

Ella agarro la daga y se la puso en su cinto al lado de su espada.

-Como sea, el resto del viaje tendrás que caminar, extiende tus brazos y juntas tus manos.

Le hice caso, el amarro muy bien mis manos, luego amarro mi amarra a su caballo, me hicieron caminar por detrás del caballo de Willfest duran casi media hora hasta entrar a la ciudad.

La ciudad era mucho mejor de lo que pude creer, habían pequeñas casas lejos del castillo amurallado, pero, todo estaba construido en piedra o madera, al ser una ciudad portuaria, había muchos canales entremedio y habían pequeños puentes para cruzar, incluso para ir al castillo se tenia que cruzar uno, ya que el castillo que me imagino es donde reside el Justicar Lord Irish estaba rodeado por agua y por un grueso muro de piedra, casi hasta había olvidado que me tenían prisionero.

-¿Gran?

Me dio un vuelco al corazón que alguien me reconociera, ¿pero como?, es imposible, me voltee de inmediato, mientras seguía tirado por el caballo, con la esperanza de ver a alguien que conocía, pero termine de decepcionarme solo, era Helen la prima de Fress.

-Gran eres tú, pero ¿Qué te sucedió?

Solo verla me traía los amargos recuerdos de la traición de Fress.

-Estoy bien descuida, debo irme... gracias por cuidar de mi, por la herida de mi cabeza, eso.

Ni siquiera fui capaz de mirarla a la cara cuando le hable,solo quería que Willfest me sacara de acá rápido, realmente me estaba sintiendo mal.

-Helen, se que tu familia tiene un desdén por las reglas, pero te recuerdo que es un delito hablar con los presos- Dijo Willfest cruzándose entre ella y yo con su caballo.

-Un ingles hablando de leyes cuando les conviene, porque mejor no te vas a la mier...

-Escucha bien prostituta barata de burdel, no estoy de humor para tratar con alguien como tú, vuelve a tu casa de remoliendas a atender a tus clientes.

Willfest se había propasado, pero no quería meterme, solo huir mire a Lay, pero ella estaba pendiente de su padre.

Helen apretó sus labios avergonzada tanto como si no quisiera estar ahí.

-Yo no soy prostituta, Ingles - dijo muy avergonzada.

-Tengo entendido que así se les llaman a las mujeres que trabajan en un burdel Helen, pero como sea no tengo tiempo para ti, además tu hermana nos mando una carta avisándonos que había un extraño en su pueblo.

-Gran yo no tenia idea de que Fress...

Ella se acerco a mi, pero yo me eche para atrás, verla me traía muy malos recuerdos, al alejarme ella se quedo en silencio.

-Willfest sácame de aquí.

Helen no siguió insistiendo, además apenas hablamos unos minutos yo era un total desconocido para ella, como ella para mi.

Me llevaron directo a la guardia, en poco tiempo me dejaron encerado en una celda como ya me habían dicho el día anterior, algo que definitivamente me esperaba y me hacia sentir mal de todas maneras. Desde que llegamos nadie me hablo, incluso Lay me ignoro, aunque no puedo culparla, a fin de cuentas tienen que hacer como si fuera lo que en este momento soy un prisionero.

Estuve unas horas ahí, mi hambre solo aumentaba.

-¿Los aposentos son cómodos?

-Roy que haces ahí, no tienes otro chiste aparte de preguntarme sobre mis aposentos.

-Gran no tengo mucho tiempo, tu juicio con Irish sera en la tarde, asi que no tendras que estar mucho tiempo aqui, me tengo que ir, eso es todo, a espera una cosa más esto lo envia Lay.

Roy me paso algo entre las rejas, era algo envuelto en un pañuelo.

-Gracias Roy, dile a Lay que estoy bien, prefiero no preocuparla.

Roy se fue sin decir nada, envuelto en la tela había un pan algo añejo, pero le habían puesto mermelada de naranja.

Comencé a comer al menos con esto apacigüe un poco el hambre que tenia.

Gracias Lay, ¿por que me salen lagrimas?, nunca he sido un llorón, pero desde que llegue a esta época solo he hecho eso, ahora porque no puedo aguantar las ganas, tan mal me dejo el recuerdo de Fress, ¿tan solo estoy?, no tengo a Lay, pero ¿por qué me siento tan solo?

Cerré los ojos dejando que mis lagrimas cayeran.

Mis lagrimas estaban mojando lo que quedaba de pan.

-Es verdad hoy es...

Termine de comer el pan, aunque me costo por estar llorando.

Hero te necesito.

Arisa me había ordenado limpiar la cocina, resulta que la señora es bastante mandona, pero al menos se que el Duke esta cumpliendo su promesa, a mandado guardias a preguntar por Gran, pero por desgracia no a tenido suerte, también no he tenido que ver a su hijo en las dos semanas que llevo aquí, no se que le hizo el Duke, pero me alegro de lo que le haya hecho.

Me sorprende eso si que me manden a limpiar algo que prácticamente esta limpio, de hecho me sorprende mucho para la época este nivel de cuidado y limpieza, es como si casi no tuviera que hacer nada, además aun no puedo moverme como quiero, mis costillas a un duelen cuando hago mucho fuerza, o me agacho.

El vestido se me engancho en con la punta del mueble de las especies, como odio esta cosa, siendo que Arisa lo ajusto para mi, pero quiero ropa más cómoda, mi camisa quedo arruinada por el cerdo del hijo del Duke, además tengo que andar sin sostén cosas que me es incomoda, talvez le pida Arisa si pueda arreglármelo, en esta época aun no existe esa ropa, creo que en estos años suelen ocupar una tele para sostener los senos, pero eso debe ser muy incomodo.

En mi tiempo en el castillo suelo hablar mucho con el Duke, él conto sobre un tal Lord Irish, alguien que desconozco totalmente, no debería ser Thomas Fiztgerlad el Justiciar de Irlanda, o Jhon Wogan, tal vez debería interesarme por eso... no es más importante encontrar a Gran, tal vez con él encuentre respuestas de que esta sucediendo.

Los últimos días el Duke se encerró en su despacho porque esta planeando un ataque a los ingleses, él no me lo conto, pero de vez en cuando me pongo a oír de tras de las paredes, además cuando se encierra en su despacho solo deja entrar a Arisa o al capitán de su Guardia Fisto O´conell, intente hablar con el, pero esta claro que no le caigo bien, siempre me rechaza, cosa que no me molesta la verdad, si no le caes bien a alguien, no pienso esforzarme en caerle bien, a Rury nunca le gusto eso de mi, ni a Artur mis dos ex novios, ahora que lo pienso, Gran era el único que le gustaba eso de mi... me haces falta, ¿Por qué no me hiciste caso cunado te dije que no entráramos al bosque idiota?, ahora podríamos estar acurrucados mientras te mimo.

-Esa es una mirada muy penetrante querida, tal vez algún día logres hacer que mi pajarito vuelva funcionar.

El Duke se había aparecido por la cocina, no me di cuenta cuando llego por haber estado absorta en mis pensamientos.

-Eso es asqueroso Argus, además no creo que a Arisa le agrede que me digas esas cosas, de hecho te tengo estima cadáver arrugado así que no me hagas cambiar de opinión.

-Niña es una broma no te lo tomes apecho además tengo un humor acido, además ya han pasado 6 años desde que no e tenido alegrías ahí abajo, incluso tengo problemas hasta para mear.

-Si, si, no me va a dar pena su problema erectíl, solo recuerda lo que te dije, a que viene a la cocina Argus.

-Mmm déjame pensar, porque vendría yo el Duke, a la cocina de mi castillo, no lo sé ¿dímelo tú señorita Yume?

-Seguimos con las bromas al parecer, creo que tendré que decirle Arisa que espera que le devuelva la felicidad adentro de los pantalones.

El Duke se puso serio.

-No más bromas, si le dices eso Arisa me mata mientras duermo... solo vengo por mermelada, Arisa es muy exigente con las comidas, y se que hace 2 días lo preparo, el olor en el castillo estaba pasado a ese néctar.

-Es el frasco de aquí yo se lo paso.

Agarre el frasco, me percate que era mermelada de naranja...

-¿Argus podrías decirme que día es hoy?

-Es miércoles querida Yume.

-No el día la fecha.

-Mmm déjame ver 31 de junio, ¿por?... Yume por que lloras.

-Gran despierta.

-Hero es muy temprano, ni siquiera sale el sol- decía entre sueños.

Ella salto a mi cama obligándome a despertar.

-Me moleste en prepararte el desayuno, así que despierta.

-Ya, tranquila Hero, lo hare.

Me frote los ojos, Hero trajo una bandeja con 2 tasas de té y un pan de molde de 6 pisos relleno con mermelada de naranja, encima del pan había una vela encendida.

-Feliz doce años Gran.

Ella corto un pedazo de pan con un tenedor y la llevo a mi boca.

-Espero que tú deseo de cumpleaños sea estar conmigo siempre.

-Ni siquiera me dejaste apagar la vela, pero si siempre querré eso hermanita.