Despues de haber comido entre todos, yo y Hero llevamos a Gwyn a lo que seria su nueva habitación, al menos por ahora en la casa de los placeres y me sentía culpable porque ya se comenzaba a escuchar los gemidos de las trabajadoras de la casa.
La pieza para nuestra pequeña quedaba a continuación de la nuestra por si sucedía cualquier emergencia o trataba de escapar. Me preocupaba ese ultimo punto, ya que, con mi querida Hero notamos que durante de la comida estaba mirando constantemente lugares, a lo que me imaginaba que buscaba la manera de escapar.
Apenas abrimos la puerta de la habitación que seria para Gwyn hizo lo mismo que en la cena, mirar para todos lados, lo que me provoco mirar a Hero porque no sabia que hacer, entonces ella le hablo a Gwyn explicándole que cualquier cosa que necesite contara con nosotros. El asunto es que no me iba a quedar tranquilo con eso, así que me dirigí hacia el pestillo de la ventana y lo malogre para que no pudiera ser abierta, eso si mañana le diría a Felia de esto y le pagare la reapariciones.
Tenia que empezar a ser más consiente del dinero, ya no me quedaba mucho de lo que robe de las arcas de los impuestos y el dinero que se me entregaba mensualmente tampoco era mucho que digamos, la mayoría se iba en arreglar la vieja mansión, así que mi misión, al menos en mi hogar era comenzar a trabajar las tierras, asunto del que no tengo idea como se hace.
—Gwyn, no te escapes, en serio tengo todo el deseo de cuidarte, no quiero que te suceda algo pequeña, así que no intentes escapar, se que podría poner más trabas para que no lo hicieras, pero conozco de primera mano el talento que tienes para escabullirte, y no hablemos de lo bien que sabes pelear para alguien de tu edad, aun así déjanos a mi y a Hero estar a tu lado.
Gwyn me escuchaba con atencion, pero no recibí ninguna señal de si estaba de acuerdo o no lo que me preocupaba.
—Mi Gran dice todo muy sinceramente querida, se que todo esto es mucho por asimilar, y tal vez no tuvimos el mejor de los encuentros, pero ambos queremos ayudarte, confía en nosotros.
Pese a nuestras palabras, Gwyn simplemente se dio media vuelta y se acostó sobre la cama, yo y Hero nos miramos a los ojos algo preocupados, ya que, sentíamos que algo andaba mal, por un lado ella no quería estar acá, pese a que estaba intentando cooperar.
Mucho más no podíamos hacer, simplemente confiar que al otro día ella estuviera en esa habitación cuando amaneciera, así que salimos para dejarla tranquila, y una vez lo hicimos Hero no espero ni una segundo para atacarme.
Me abrazo por la espalda y me mordió el cuello.
—Gran se que tal vez no es el mejor momento, pero ya me as hecho esperar mucho, y los gemidos que escucha de fondo me tienen excitada, además...
Hero comenzó a bajar su mano por mi ropa hasta agarrarme la ereccion que tenia entre mis piernas.
—...No soy el unico que se que esta caliente, así que vamos a la pieza, quiero hacerlo contigo Gran.
No podía negar que me encantaba todo lo que estaba haciendo, y probablemente estaba apunto de ponerme a tirar con Hero aqui mismo en el pasillo junto a la habitación de Gwyn, pero obviamente no podía hacer eso, menos con una niña al lado, no de nuevo.
—Ven Hero sígueme.
La tome de la mano para llevarla a la pieza, a lo que ella me empujo sobre la cama apenas entramos a ella. Se abalanzo sobre mi y la tuve que detener, ya que, quería hacer algo mucho más especial que simplemente llegar y tener sexo con Hero.
—Espera un segundo Hero, solo...
—No hay más esperas Gran, no quiero mas escusas, ¿enserio vas a seguir rechazándome?
A Hero le habian salido una pequeñas lagrimas en los ojos, su cara de frustración me hizo que me doliera en lo más profundo de mi ser.
—Hero, tomemos la ropa de cama y sígueme, te prometo que valdrá la espera, solo un par de minutos más— Dije sin contestarle su pregunta.
Agarre un par de almohadas, me puse la ropa de cama sobre los hombros. Con una la única mano que tenia libre agarre a Hero que me ayudo a sostener las frazadas.
Intente no meter ningun ruido para no despertar o molestar a nadie y por suerte lo conseguí, me acerque al pasillo con la puerta oculta, empuje la pared, que revela una escaleras que solo iban hacia arriba.
—¿A donde me llevas? - pregunto Hero
—Al segundo lugar más bello que hay en Dublín Hero.
Ella se quedo pensativa, mientras subí por la escaleras.
—¿Segundo?, ¿Cuál es el primero en esta cloaca de ciudad, Gran?
Yo seguí subiendo con ella hasta que llegue a la puerta que daba al mirador oculto en el techo de la casa de los placeres.
—Donde sea que estés tú Hero, ese es el lugar mas bello que hay, no importa en que tiempo, año, época, o lugar estés, tú siempre serás mi lugar más hermoso y perfecto donde querré estar.
Hero me empujo con todo lo que podía, haciendo traspasar la puerta que gracias a dios habia alcanzado a girar el pomo si no la hubiéramos roto.
La caída fue algo dura, pero gracias a las almohada y la ropa de cama amortiguo un poco, aun así ni me importo porque Hero me dio el mejor de los besos, cada uno se dejo llevar, no por placer, o éxtasis, si no por calidez y ternura, un beso lleno del deseo que por mucho tiempo estuvo ahogado de estar juntos al fin.
Acariciaba su carita que no despegaba de la mía, incluso nos llegábamos a dar besos con nuestras narices, como los perros esquimales.
La levante, para detenernos un segundo, quería que viera lo hermoso del lugar, ya que incluso una cloaca como esta podría convertirse en un bello lugar si cambias la perspectiva de verla.
Además el paisaje era mucho más hermoso de lo normal, con un cielo estrellado precioso, como un mar lleno de luces que creaban un sendero.
Me volteo para hablarle a Hero, cuando lo hice habia notado que se habia soltado el camisón dejándose caer la ropa, se acerco a mi para sacarme la ropa lentamente sin dejar de verme a los ojos.
Todo lo que habia pensado que sucedería con Hero, fui muy distinto, pense que solo iba a tener sexo, como lo habia hecho con anterioridad, pero esto era muy diferente, la calidez que sentía en mi me inundaba totalmente, solo me dejaba llevar por los roces de nuestros cuerpos.
Cada beso que nos dábamos era una caricia al alma que nos unía en una atmosfera que solo nos pertenecía a nosotros dos.
La noche era helada, pero ninguno de los dos tenía frío aunque estábamos desnudo.
Yo me acerque para agarrar uno de los pequeños pechos de Hero, hice todo con delicadeza, casi me sentía como si fuera la primera vez que estuviera haciendo esto, pero al menos no estaban los nervios de aquella vez.
Me agache un poco recorriendo desde los labios de Hero hasta sus dulces senos, que fui lamiendo, provocado pequeños sonidos de placer de la voz de Hero, donde ella me acariciaba el cabello.
Cada rose, cada acción que cometíamos el uno con el otro nos llenaba de una ilusión mágica que no queríamos que terminara, ninguno de los dos habia dicho ninguna palabra, porque no se necesitaban, nos comunicábamos a través de nuestros ojos y acciones.
Hero se apoyo en mi haciendo que cayéramos sobre el suelo, yo sin dejar de jugar con su pecho, lleve mi mano al cuello de Hero para besarla nuevamente. Ella despues de eso comenzó hacerme varios chupones por el cuello y el cuerpo como si quisiera jugar a beberme la sangre.
Entonces fue cuando los dos nos movimos la mismo tiempo, ella hizo que me sentara y se puso sobre mi acomodándose para que comenzara a penetrarla, ella hizo casi todo el trabajo porque era ella la que se movía, ambos nos abrazábamos con fuerza, no habia nada de lascivo en lo que hacíamos, simplemente habia cariño, todo muy distinto a las veces que lo habia hecho, incluso por las actitudes de Hero, pense que las cosas iban a ser como siempre en el sexo, pero no, esto era hermoso, era como si nuestras emociones tuvieran tacto y hacían el trabajo, simplemente lo que habia era una demostración de amor entre los dos, algo que tal vez habíamos esperado que sucediera desde hace siete años.
Ambos habíamos acabados al mismo tiempo, pero ninguno quiso separarse del uno del otro, simplemente nos tapamos como estábamos y nos pusimos a dormir juntos uno arriba del otro, donde el cielo, ese firmamento nocturno que nos iluminaba en la penumbra de la noche, era testigo de nuestro amor.