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Acolito

Estaba desnudo frente al río, yo miraba perdido a la nada, no quería pensar, aun así mi mente en estos días se a convertido en mi propia enemiga, solo quería una vida feliz, estar con Lay, y el que hecho a perder todo fui yo.

-Tanto es pedir un milagro...

Mi estomago rugía por hambre, ya que no me habia alimentado bien en los últimos días, pero pese a la protesta, no quería hacerlo.

Entre a las frías aguas del rio y camine a la parte más profunda, me sumergía en el dejando que la corriente me llevara, quería perderme en su totalidad, deseaba que el agua me borra para pasar a ser parte de ella.

Cerré los ojos para olvidarme de todo por un segundo, pero en ese momento mi cabeza se sintió pesada, se nublo...

-¿Donde estoy?

Estaba rodeado de una niebla blanca muy espesa, me encontraba vestido, pero hace un segundo yo estaba sumergió en el lago... no es solo eso tenia mi ropa de antes de viajar al pasado puesta.

-Tranquilo cuervo mío.

Una alta mujer se hacia paso entre la densa niebla, sus pasos resonaban como si en el lugar hubiera eco.

-Acércate a mi Granet.

Por alguna razón me sentía dulcemente atraído a ella, así que decidí hacerle caso, mis pasos también resonaban en un eco distante, lo que era extraño ya que pisaba pasto, no roca o algo que provocara el sonido.

Al acercarme a ella y poder verla, la reconocí, aunque esta vez no me sentí con miedo hacia ella, la misma mujer que nos ataco con la guadaña y tiempo después soñé con ella.

-¿Quien eres?

La mujer se acerco a mi rostro, lo acarició con cierta dulzura.

-Cuervo mío, enserio preguntas mi nombre cuando incluso ya as profesado por el en un par de coacciones, incluso me alegraste cuando lo hiciste.

Ella ahora olfateaba mi cabello.

-Disculpa, pero no logro entenderte... ¿podrías darme un poco de espacio?

-No quiero separarme de un cuervo tan adorable.

La mujer giraba alrededor mío examinándome detenidamente.

-Tus músculos han crecido desde nuestro ultimo encuentro, y tu corazón sufre en el turbulento espiral del amor, un amor pasional y cariñoso por tu hermana que no es tú hermana, un amor carnal por la mujer que te salvo la vida, y un amor fraternal por la mujer que estas apunto de perder.

-Lay...

Todo esto habia hecho que me olvidara de ella por un segundo.

-Yo no debo estar aquí, ella me necesita, necesito irme...

-Tranquilo cuervo mío, justamente por ella es que lograste llegar a mi, debo admitir que estoy complacida, solo hay otro humano aparte de ti que logro llegar aquí y que sigue con vida, aunque tú lo lograste por tus propios medios.

La miraba muy confundido.

-No comprendo nada, no se ni siquiera como aparecí aquí.

-Tu dolor, tú amor, tú sed por la conquista, tú perdida, tú creencia en mi, te trajo directo hacia mi, aunque lo ultimo yo mismo lo plante en ti Granet Venture Erydiss.

-¿Como sabes quien soy?, incluso sabes de mi Hero, de Helen y de Lay.

-Lo sé todo, porque mis hijos lo ven todos por mi. - dijo la mujer cuyo nombre aun no sabia.

Ella indico a un lugar en la niebla que se despejo revelando un árbol grande seco, donde en sus ramas se apoyaban un millar de cuervos, en su base descansaban varios lobos con mirada ciega, algunos osos dormidos y varios conejos procreando entre si.

Ella se acerco a mi me abrazo por la cintura, me agarro mí entre pierna mientas me saboreaba el cuello, por alguna razón no me podía mover.

-Granet disfruto de las guerras, me guio por el amor, y me encantan los amantes, has profesado mi nombre en un par de ocasiones, dime ¿quien crees que soy?. - decía mientras continuaba saboreándome mientras yo no podía moverme.

-Morrigan... pero eso es imposible, tú no existe.

Inmediatamente ella se detuvo, me agarro del mentón, y me levanto con mucha facilidad con una mano.

-Crees que no existo.

Ella hablaba con mucha ira.

-Cuervo mal educado.

-Lo lamento todo esto es algo nuevo para mí, no quise ofenderte Morrigan, o Morrigu, señora, discúlpeme. - dije con miedo en mi boca.

Ella me soltó y volvio a ser amable conmigo

-Así me gusta más, dime como tu prefieras llamarme, solo recuerda que debes tratarme con respeto.

-Me hablas de respeto, cuando casi me matas, hiciste que viera un matadero que tu mismo creaste, como esperas que respete eso.

Pense que la diosa Morrigan iba a volver a enfadarse conmigo por mi protestas, pero no hizo nada pese a mis palabras.

-Cuervo rebelde, no nos queda mucho tiempo, así que hablemos de lo importante. Te ofrezco un trato cuervo mío, un trato par salvar a Lay de Poart.

-No me importa, hare lo que sea, no me importa, si realmente puedes salvarla...

Me arrodille ante ella.

-...Te lo suplico, enserio acepto.

Ella hizo una maquiavélica sonrisa.

-¿Lo que sea?, incluso el amor de tu querida Hero, mi cuervo.

La mire horrorizada, no sabia que decirle, no podía, o no quería, pero Lay moriría si no lo hago...

-Yo.... acep...no...

Morrigan me agarro de la barbilla, pero esta vez muy dulcemente.

-No sufras cuervito mío, recuerda que también creo en el amor, simplemente estaba jugando.

Ella intento besarme, pero me eche para atrás rechazándola.

-Sabes cuantos de mis hijos desearían poder besarme cuervo mío.

-Disculpa no me siento cómodo con eso, yo...

-Como disfruto de un amante conflictuado... Escúchame bien mi cuervo, esto deseo a cambio por salvar a Lay, sigue el camino que tengo pensado para ti, sin desviarte, sigue profesando mi nombre, viste con mi signo, enfréntate a mi viejo lobo y llévame a una guerra jamás antes vista, prométeme eso con tu sangre, y te recompensare en el futuro con mucho más que con salvarle la vida a Lay.

Honestamente lo que se escuchaba era algo macabro por su parte además de el rostro algo enfermizamente maligno que ponía, pero si quería eso, por la vida de Lay, no tenia problema en ellos.

-Si necesitas que sea tú peón, adelante, me convertiré en el, si salvas a Lay, mi...

-No necesito un peón, sino un Rey una especie de Oberon, Granet, eso busco en ti, alguien que me llevara a una guerra sin precedentes.

-Como usted desea mi diosa Morrigan. 

Me sentía algo asqueado por decir esas palabras.

-Prometo servirle a cambio de la vida de Lay.

Ella volvio a sonreír, pero esta vez casi como si estuviera exitada.

-Una cosa más que debes saber, cuando Lay fallezca, cuando llegue su nuevo momento de partir, su alma quedara ligada a mi, pasara a servirme después de su muerte, esa es a única manera en que puedo otorgarle una nueva vida.

No me gustaba la idea de esclavizar a Lay ante esta diosa macabra y depravada.

-Puedo hacer una petición egoísta Morrigan, antes de hacer mi pacto.

-Quieres que ancle el alma de Lay a la tuya si es que muere antes que tú, para darle algo de descanso antes de su muerte, si Granet, leo tu mente, eres un libro abierto muy preciado para mi.

-Si eso deseo Morrigan.

-Muy bien queda poco tiempo, toma tu daga y córtate la palma de la mano.

Sin dudarlo, desenvaine mi daga y me hice el corte que ella me pidió, Morrigan con uno de sus dedos se hizo un corte también en su palma de su mano, luego extendió su mano para que yo la agarra con mi mano herida, le di la mano, ella me apretó con fuerza, recito unas palabras en un idioma totalmente incomprensible para mi, los animales que estaban en el árbol comenzaron hacer ruidos salvajes. Morrigan bruscamente giro mi mano y luego lamio la herida, cosa que me dio asco, pero al segundo sentí como si mi mano se quemara viva, el dolor ni siquiera podía aguantarlo, el corte pasaba a formar a ser una cicatriz en forma de cuervo en mi palma.

-Nuestro contrato esta hecho cuervo mío, ahora presta mucha atención, te dare una especie de piedra blanda, esa piedra debes metértela a la boca, luego debes besar a Lay y pasarle la roca a su boca y hacer que se la trague, después de unas horas veras como recupera la vida, ¿entendiste?

-Si, Morrigan. - dije totalmente adolorido.

-Extiende tus manos y cierra tus ojos Granet, te daré la piedra.

Solo la obedecí, pero no debí haberle obedecido, apenas lo hice ella me beso la boca, metiéndome la lengua hasta lo más hondo posible, por alguna extra razón era tan asqueroso como placentero, movía su lengua de un lado a otro mientras acariciaba mi lengua con la suya, después de haberme besado, nos conectaba un hilo de saliva, que ella enredo en su dedo y se lo metió a la boca.

-La próxima vez encontrémonos en tu plano mortal, tus expresiones son encantadoras. - Dijo tan exitada como complacida.

Iba a protestar, pero era mejor no molestar a la diosa.

-Una cosa más muchacho cuando ese Irish te pidan ir a la batalla de la pradera, niégate, no le des en el gusto, luego has lo que quieras.

Volví abrir los ojos, me estaba ahogando, pero alguien me agarro y me saco con mucha fuerza del rio como si fuera un simple muñeco de trapos.

-Eres idiota, o que te pasa Granet.

Escuchaba una voz de una mujer, pero yo estaba tosiendo porque sentía que algo estaba atascado en mi garganta, tosí hasta que una especie de piedra salió de mi boca, y pude volver a respirar.

Agarre la piedra, cuando lo hice note que tenia la cicatriz en forma de cuervo en mi mano.

Nada de eso fue un sueño.

Mire para ver quien me habia salvado, era Velaria cosa que me extrañaba bastante , además estaba toda empapada por meterse al rio para salvarme.

Me vestí rápidamente ya que me encontraba desnudo.

-Gracias por salvarme Velaria.

-¿En que estabas pensando Orcus?

-¿Orcus?. Lo lamento te agradezco mucho que me salvaras, pero es urgente debo irme, la próxima vez que te vea te lo agradeceré como corresponde Velaria, te lo prometo.

-Agradécemelo sin que tengamos que vernos otra vez.

-De acuerdo lo hare la próxima vez que nos veamos. - dije distraído pensando en únicamente en Lay.

-Todo los orcus son iguales y yo preocupadme por uno ¿Qué mierda me esta pasando?