Es de noche en la ciudad de Arequipa-Perú, una tan normal como en cualquier otra ciudad. Este país tiene sus problemas sociales, económicos y políticos al igual que en todo el mundo, la gente no hace nada ante ellos, solo se quejan y culpan a otros por sus miserables vidas. Si naciste siendo rico, atractivo o inteligente, ten por seguro que dadas las decisiones que tomes, tu vida será ampliamente mejor que la de los demás ¿Pero qué harás cuando tu vida sea perfecta?
Por las frías calles de un zona poco concurrida, un joven camina cabizbajo mientras se cubre la boca con su suéter café de cuello largo, lleva una ropa normal para cualquier muchacho de ciudad, su cabello es negro con ondas que llegan casi hasta sus hombros y está muy descuidado podría decirse que un poco sucio, puede verse que tiene raspones en las mejillas, sus ojos marrones son adornados por ojeras pronunciadas y camina evitando tener contacto visual con otras personas. Llega a una pollería medio llena de gente, donde hace cola esperando el turno para pedir su orden, delante de él se encuentra un joven de su edad que habla por el teléfono con quien parece ser su novia, tras él llega una pareja algo cariñosa que no para de besarse apasionadamente, sin importar que están en público e incomodan a los demás con sus jugueteos y palabras subidas de tono, pero nadie les dice nada.
Este joven se llama Javier Ávila, tiene 22 años y asiste a la Universidad de San Agustín (UNSA), donde sigue la carrera de contabilidad. Pudo haber entrado a una carrera de ingeniería, pero resulta mucho tiempo y esfuerzo mantenerse en ella, cosas de las cuales no dispone por su situación. Al menos es algo inteligente y está sin problemas académicos, sin embargo, día a día siente el peso del estrés consumiéndolo, su vida no es fácil pero hace lo mejor que puede por salir adelante.
—Oye amigo —apartándose de los labios de su novia—. Mi nena y yo estamos apurados ¿Qué te parece si nos das tu lugar? —Este joven casanova lo toma del hombro mirándolo intimidantemente.
—Y-Yo también tengo pri... —Contesta algo nervioso pero es interrumpido.
—Vamos cholito, no seas malo sí... Ayuda a una linda chica que tiene hambre. —Le contesta aquella muchacha de ropa ajustada y maquillaje cargado, es delgada con rasgos faciales finos, resalta de ella su cabellera larga con mechas platinadas.
—¿Eh? No... yo... Es-Está bien pero no demoren por favor —él les sede su lugar e inmediatamente que lo hizo, vinieron otras cuatro jóvenes parejas que lo apartan mandándolo al final y a pesar de que quería argumentar, ninguno le hizo caso.
—Sí que corren rápido, Katy. Puta que estoy de hambre después de tanta chupa —levantando la mano hacia quien toma los pedidos—. ¡Casero, póngale ganas porfa! —Era obvio que el grupo que vino conocía a los otros dos, charlaban bulliciosamente y de forma algo grosera que incomodaba a los demás clientes.
«Oh mierda, odio a esta gente que no tiene consideración por los demás y quería irme rápido a dormir —viendo las vestimentas ajustadas y provocativas de las chicas—. Apuesto a que terminaran tirando después de beber, se nota que todas solo buscan alcohol y sexo... Que fácil resulta la vida para las mujeres, solo tienen que ser bonitas y los hombres les darán todo con tal de cogérselas», pensaba Javier enojado, tenía que guardarse sus comentarios, pues no quería tener problemas y estaba tan cansado que sus parpados se cerraban mientras cabeceaba.
—Gustavo, tengo algo especial para ti —notando que Javier estaba tras ella con los ojos entrecerrados como mirándola—. Más tarde te digo, me da grima el tipo raro de atrás. —Susurró una chica al oído de su pareja viendo despectivamente al muchacho, el novio de esta miró disimuladamente a Javier y soltó una sonrisa burlona.
—Oye *gil, que *chucha le miras tanto a mi *germa. —Dice aquel sujeto de forma amenazante.
*Gil: Tonto.
*Chucha: Órgano reproductor femenino, también usado para determinar a alguna característica en particular o sorpresa.
*Germa: manera de llamar a una novia, pareja, esposa.
—¿Qué? No, yo solo qui-quiero comprar y nada más. —Responde Javier espabilado del susto, ese tipo se le para al frente mirándolo amenazantemente, el horrible olor a alcohol que salía de su boca incomodaba al muchacho.
—¿Tas diciendo que mi María es poca cosa? —Empujando el pecho de Javier—. No vales ni la pena, gil, apuesto a que de pajas no pasas —tomando de la cintura a su pareja, sube sus manos hasta sus pechos—. Nunca vas a tener algo así, pobre imbécil, vete atrás y no jodas. —Ese sujeto rodea con sus brazos a su pareja, se ríe jactándose de lo que dijo e hizo, sus amigos le animan.
—Ya Gustavo, déjalo que se largue nomas. —Aquella chica llamada María comienza a besarle el cuello provocativamente, lo hacía para que no siguiera haciendo una escena.
Las personas de la pollería no hicieron nada, solo vieron como un brabucón abusaba de alguien inocente y siguieron comiendo tranquilos. Javier se levantó y retrocedió para evitarse problemas, el hombre tras este hizo un gesto de molestia, pero le permitió alejarse de los que estaban adelante.
«Odio a ese tipo de gente, pero parece como si las mujeres murieran por estar con ellos. Qué bueno debe ser poder trabajar y darte el lujo de tener una novia, aunque sea una perra como esa... Bueno, tiene tetas grandes, apuesto a que trae babeando a otros sujetos de ese grupo, tal vez se acueste con ellos a espalda del que "dice" es su novio... Todas estas perras son iguales, apenas ven una mejor opción se largan»
«¿Y que hay con toda la gente en la pollería? Ninguno hizo nada para ayudarme o dijo que lo que hacia este tipo estaba mal, solo les importa tener su nariz metida en sus platos y burlarse de mí entre susurros. Esta gente es un asco, odio a los tipos como esos, odio a las perras como estas y odio a esta gente... Ojala murieran y se pudrieran en el infierno», los pensamientos de Javier estaban llenos de ira y afuera del local un auto se detenía de golpe.
Repentinamente la puerta de la pollería fue abierta de par en par, en segundos entraron unos ocho sujetos llevando mascaras baratas de carnaval y comenzaron a apuntar a todos con pistolas.
—¡Quietos o les meto fierro, imbéciles! ¡Al primero que se haga el valiente, me lo hecho! —Este sujeto ordenó a sus compañeros que vayan hasta el fondo de la pollería, a otros que salten el mostrador y encañonaran al cajero.
—¡Al toque, celulares y billeteras! ¡Apuren, hijos de puta! —Uno de esos tipos tenía una bolsa de tela abierta, fue por todo el local amenazando con su arma a los comensales y golpeando a algunos para imponer autoridad.
«¿Es en serio esta mierda? Por culpa de estos animales, ahora me quedé metido en esto. Felizmente solo traje la plata para el pollo y dejé mi celular en casa, espero acaben pronto para ir a otra pollería, dudo que aquí sigan atendiendo», pensaba Javier sintiéndose molesto con la situación, solo se hizo a un lado esperando que el asalto fuera sin problemas.
Los ladrones saquearon rápidamente a los comensales, quien parecía ser el líder le daba puñetazos al que atendía la caja para que suelte el dinero... Pero durante esos bruscos movimientos, a la máscara barata que traía se le rompió la liga y mostró su rostro ante los que estaban cerca de la caja. El cajero miró al delincuente, por ello recibió un disparo en la cabeza y los gritos se hicieron presentes.
—¡Puta mascara de mierda! —Intentando acomodársela terminó por solo sostenerla con una mano—. Ya se cagaron... —Este hombre estaba rapado y le resaltaba una cicatriz sobre su labio inferior que llegaba al mentón.
—Espera loquito, no hemos visto nada y no vamos a decir nada... Tranquilo nomas, brother. —Decía entre lágrimas aquel tipo llamado Gustavo que intimidó a Javier, ese iracundo asaltante estaba a lado de Javier y él estaba pasmado por ver la muerte del cajero.
—Lo siento *causa pero así es la vida, te jodiste por estar aquí. —El ladrón apuntó a la cabeza de Gustavo, pero este tipo tomó a su novia del brazo, la lanzó contra el criminal y ella terminó con una bala atravesando su ojo derecho. El cadáver de esa chica de grandes pechos terminó encima de Javier, la sangre brotó manchándole el rostro y el sintió un frío aire raspar su garganta.
*Causa: Forma de referirse amistosamente a alguien.
—No quiero morir... ¡Maricas, hagan algo! —Aquel cobarde que sacrificó a su novia corrió a ocultarse tras sus compañeros, estos cubrieron sus cabezas e intentaron botarlo fuera de su grupo, pero el criminal disparó sin chistar y llenó de balas a todos esos jóvenes fiesteros.
Luego disparó contra los que estaban sentados en la mesa y vieron su rostro, los clientes que estaban al fondo del local se metieron bajo sus mesas, por último el ladrón se colocó mal la máscara y dio la orden a sus compañeros de salir mientras él terminaba de matar a los testigos. Javier estaba petrificado sosteniendo el cadáver de esa chica, pensaba que si se quedaba quieto lo ignorarían pues siempre ha sido alguien que no llama la atención, sin embargo, ese criminal que sujetaba su máscara sobre su rostro, se dio cuenta de su presencia y le apuntó en unos segundos que parecían eternos para el desafortunado joven.
«Puta vida me vio, va a matarme... Me va matar como lo hizo con todos esos inútiles, no puedo morir así y abandonar a mamá, no por culpa de basura como ellos y menos a manos de un ratero», Javier sentía sus músculos tensos pensando en su situación.
Javier usó el cadáver de esa chica de nombre María para cubrirse del disparo que iba a su cabeza, se puso firme empujando el cadáver contra el criminal y apoyándose en el mostrador notó que tenía un tenedor cerca. El muchacho golpeó con su palma la mano que sostenía la pistola, ocasionando un disparo cuando el truhan la soltó, luego usó el tenedor para clavárselo en el ojo a su agresor y terminó por hacerle una herida profunda que lo rezagó de dolor. Este criminal lo empujó en el pecho haciéndolo caer de espaldas, corrió dejando un rastro de sangre al ir al auto con sus cómplices y desapareció a toda velocidad entre las calles.
La caída para este pobre muchacho parecía eterna, extrañamente recordó partes de su vida mientras se dirigía a tocar el suelo. Se recordó de niño junto a su padre en un parque, recordó a su madre felicitándolo por pasar la secundaria, hizo memoria de cómo se divertía con sus compañeros de clase... Vio a su madre llorar dentro su habitación, recordó la última vez que habló con su padre, también a la sombra de una mujer que era su madre postrada en la cama con la mirada perdida, por ultimo a una chica diciéndole algo y él llorando tras escucharlo.
«Mierda... ¿Por qué tenía que pasarme esto? Solo quería comprar un pollo a la brasa para mi mamá, a ella siempre le gustaron y hoy era su cumpleaños —Javier tenía un disparo en el corazón, estaba ahogándose con su propia sangre—. ¿Así se siente morir?... Es horrible, me siento tan solo ahora mismo, había tanto que quería hacer... ¿Por qué... tenía que... ser... yo?», los ojos de Javier fueron perdiendo vida, hasta que se apagaron dejando solo un cadáver.