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Day Zero IV

Lo próximo que recuerdo es que las siguientes horas fue la clase de inglés de Fuji-Nee, incluyendo la advertencia del toque de queda.

También la aparición del profesor Kuzuki, un exprofesor de teatro que ahora era algo parecido a un preceptor que nos da clases variadas, desde cosas de supervivencia hasta Shakespeare, pero la escuela de alguna forma lo permite.

Y a nosotros nos sirve, a veces. Por lo que aceptamos sus clases de manera obediente.

De todos modos, las clases ya habían acabado, tal como cualquier otro día.

Hay muchos tipos de estudiantes, los que van a los clubes, los que tienen prisa por volver a casa, y los que permanecen en el aula sin ningún motivo.

Parece que yo no voy a estar en ninguno de ellos el día de hoy.

—Disculpa, Emiya, sobre lo que queda por reparar. ¿Tienes tiempo hoy?

Me quedé algo quieto, puesto que estaba recordando lo que había dicho hoy y..

—Algo de tiempo, hagamos esto rápido. Tengo que ir temprano a casa hoy.

Han pasado cinco años desde que me tomé en serio mí entrenamiento, sí bien conseguí un trabajo, Romani-Nii me dijo que no era necesario ya que él es el hombre en la casa.

Así que volviendo a la realidad, decidí seguir a Issei para poder terminar el trabajo que teníamos pendiente.

Cuando esto fue terminado, la noche estaba en su plenitud, no era algo que le gustaba, Sakura de seguro iba a estar enojada, ni hablar de Fuji-Nee sí se enteraba.

La entrada de la escuela ya está cerrada.

Ya son las siete en punto y hemos pasado el toque de queda. Pero gracias a Issei no hay problema.

—Me has ayudado mucho hoy, tengo que hacer algo para compensártelo, así que dime sí necesitas cualquier cosa.

Dice Issei con su habitual pose de un brazo libre y el otro con su mano dentro de su bolsillo derecho levantando ligeramente la parte superior del uniforme.

—Bien, te haré saber sí surge algo. Aunque no creo que surja nada.

Yo no le ayudé a obtener algo a cambio, así que no necesito nada de Issei.

—…Vaya, creo que tienes un problema al ser demasiado bueno. Me ayudas cuando hace falta, pero no puedo soportar cuando los demás te usan a su antojo. Ayudar a los demás es algo bueno. Pero deberías ser exigente con quienes ayudas. Porque terminarás ayudando a cualquiera que te lo pida, sin importar sí es moralmente correcto o no.

Este es otro de los diagnósticos clásicos de Issei sobre mí comportamiento.

Desde que lo conozco es así, es más, el momento en el que nos conocimos lo recuerdo diciéndome lo siguiente:

"Pareces alguien ingenuo que cualquiera podría usar a su imaginación, ten algo de respeto por ti mismo".

Es gracioso, ahora Issei lo llama su único amigo en la escuela.

—¿Tengo tan poco criterio?

Pregunto a Issei, con algo de curiosidad de sobre lo que es capaz de elaborar esa mente suya. Yo no soy inteligente, pero sí que puedo decir cuando alguien lo es cuando lo veo, y Issei, bueno, él es alguien tanto honesto como perspicaz.

—Sí, y eso sólo hace que idiotas sin corazón te utilicen como deseen. Eres un hombre ocupado, así que estarías bien que te niegues de vez en cuando.

No podría asegurarlo, pero parece que Issei se preocupa por mí.

"He estado ayudando a la gente desde secundaria, ya que no rechazo las peticiones y no pido a nada cambio".

Creo que Issei piensa que esa forma de actuar es peligrosa.

Pero lo hago porque quiero hacerlo, y no es un problema mientras rechace aquellas peticiones que estén fuera de mí alcance.

—No hay nada de qué preocuparse, Issei. Yo me conozco mejor que nadie. Además, ayudar a los demás siempre es algo bueno. No es algo a lo que el hijo del dueño de un templo budistas debería oponerse.

Nuevamente, sin importar lo que diga, Issei muestra esa preocupación en sus palabras.

—Pero.. pienso que lo llevas tan lejos que eventualmente, algún día, puede que no sea mañana, o incluso años, pero en algún punto, te sobrepasará, Archaman.

¿Sobrepasarme, eh?

¿Sería capaz el mundo de traicionar a la mano que quiere sacarlo de su miseria?

¿Hay una persona tan ciega en su dolor como para negar la ayuda ajena?

—Mm.. tomaré en cuenta tus advertencias. Nos vemos mañana, Issei.

Pero, antes de irme, es Issei quién me detiene con su voz.

—Una cosa más, Archaman.

Doy media vuelta y veo a Issei sacar algo de su mochila.

—Un conocido del Templo se lo dio a los monjes y ellos me dieron esto, ya que al ser más joven podría reconocer qué era. Pero, no tengo la más mínima idea de qué es, ¿Tienes idea acaso?

Era.. un tipo de caja, no, decirle caja sería erróneo.

Era pequeña, no podía ser llamada consola, pero era demasiado grande para ser un celular, y a su vez, muy pequeña para ser llamada computadora.

Pero.. reconocía este diseño.

Él recuerda haber visto una vez en el cobertizo de Emiya Kiritsugu una de estas cosas.

—No sabría decirte cómo se llama, pero creo que lo he visto antes. En mí cobertizo también tengo uno, pero es de color negro y este es de color blanco.

Issei asiente mientras me entrega la cosa en las manos, la reviso cuidadosamente con mis ojos y dedos.

Después de un poco de inspección superficial, decido lo siguiente.

—Aún así, creo que lo mejor sería compararlos mañana, estaré más despierto y les daré una merecida inspección.

Explico mientras reviso con mis dedos el objeto, está frío, tal como lo sería un teléfono o una consola cuando no es utilizada.

—Ya veo, bueno, mañana lo llevaré para que lo veamos en el salón del consejo estudiantil.

Asiento ante sus palabras y ahora sí me despido.

—Nos vemos mañana, Issei.

Él hace lo mismo mientras toma una ruta distinta, en dirección a la montaña, yo, por mí parte, tomo una dirección hacia las casas de estilo oriental.

—Sí. Te veré mañana.

Issei se va, parece algo más aliviado, ha de ser por que le he prometido ayudarle con esa cosa.

La casa de Issei, el templo Ryudou, está en las montañas, así que naturalmente, nuestras rutas están en rutas distintas.

De todos modos, sigo caminando a través del pueblo, siendo iluminado por luces en mal estado y por la luz de la Luna que es la más brillante de todas las presentes.

Mientras camino calle arriba, me doy cuenta que no hay gente a los alrededores.

Son alrededor de las siete y media.

Debería haber gente regresando a casa o yendo a un trabajo nocturno.

Pero, no hay señales de vida en Lo absoluto.

—.. Oh, cierto.

Hubo un crimen aquí en el distrito de Miyama hace unos pocos días.

Un ladrón mató a alguien, o eso recuerdo.

Ese debe ser el motivo por el que no hay nadie afuera y por lo que el toque de queda de la escuela ahora es a las seis en punto.

—Fugas de gas y el asesinato, ¿Eh? Se está poniendo peligroso últimamente.

No es una sorpresa que haya menos gente caminando durante la noche.

Se está poniendo muy peligroso como para dejar que Sakura regrese por su cuenta a casa.

Ya que el hogar de Sakura está del otro lado del distrito de Miyama, específicamente en la ruta opuesta a la del lado oriental.

Empezando esta noche, debería caminar con ella a casa---…,

—¿Huh?

Por un momento, no puedo creer lo que veo.

Hay alguien en la calle que creía vacía, desierta como la palabra lo indica, es decir, un desierto.

La persona me mira desde un nivel superior de la colina, y aún así, su rostro me menosprecia.

—….

Sin notarlo, contengo el aliento.

De alguna forma, una parte de mí cree saber qué es esta niña.

La chica del cabello plateado sonríe y baja de la colina sin hacer algún ruido, cómo sí sus pasos no tuvieran peso alguno.

—Morirás sí no lo invocar pronto, Oni-chan.

Ella dice algo extraño.

Pero estoy seguro de algo y eso es que..

Ella es una hechicera.

La niña después de esas palabras se aleja caminando, y mí respiración vuelve a calmarse.

La presión pasa y mí cuerpo se relaja..

—¿Qué fue eso?

Es lo que me pregunto.

Apoyándome en el muro de piedras apiladas unas sobre otras, camino hacia mí casa subiendo la colina bajo la luz de la luna.

Al final, llego a casa, puedo ver la luz desde la entrada.

Ellas ya deben haber llegado, me pregunto sí Romani-Nii también, ha estado ausente últimamente, imagino que se debe a su trabajo. Que, pese a todo, aún no me revela exactamente qué es.

Según él, es un resuelve problemas, le dan plata y hace lo que le dicen que tiene que resolver.

Aunque hay veces que dice que es un escritor, otras que es un plomero, y así sucesivamente.

Algo es seguro, y es que Romani Archaman jamás le dirá de qué trabaja por más que lo intente.

Y seguirlo tampoco es una opción, ya que la única vez que lo intentó, se llevó un puñetazo a la cabeza por ser un niño poco obediente.

Desde ahí simplemente siguió las órdenes de su hermano, después de todo, no quería hacerlo enojar, bajo ningún motivo.

Entrando a casa, vi que del fondo del pasillo salió una chica que reconocería en todos lados.

—Bienvenido a casa, Senpai. Lo sentimos por empezar sin ti.

Sus manos sobre su falda, puedo verla con sus dedos agarrando la manga de su uniforme, es la Sakura pose por excelencia.

—Lo siento, llegué tarde. Desearía haber podido llegar más tarde.

Sus manos ahora pasan a estar detrás de su espalda, su sonrisa se pronuncia y sus ojos violetas siempre me transmiten sus sentimientos.

—No, has llegado a tiempo. ¿Podrías esperar un poco? Traeré tú cena ahora mismo.

Asiento con la cabeza mientras me quito la mochila de la espalda y hombros.

—Está bien. Iré a lavarme las manos y dejaré mí mochila en mí habitación. Asegúrate de que Fuji-Nee no se coma mí comida—Digo de primeras para verla asentir y antes de seguir por el pasillo le pregunto algo—. Romani-Nii.. ¿Todavía no ha llegado a casa?

Sakura vuelve a asentir.

—Sí.. él, debe seguir trabajando. Ya sabes como es el Sr. Archaman—Por más que pasen los años, Sakura sigue tratando de forma respetuosa a Romani-Nii, aunque, de la misma forma lo hace con Fuji-Nee, pero sigue siendo distinto—. Y me encargaré de que Fujimura-Sensei no se coma su comida, Senpai.

Doy un ligero suspiro y asiento con la cabeza, marchando primero al baño, en donde me lavo las manos por un momento y luego reviso mis brazos en el espejo.

—Todavía no hay consecuencias visibles.. debo seguir entrenando.

Es lo último que digo antes de continuar con mí camino hasta mí habitación.

Ya allí veo una mesita con libros en ella, estos son ni más ni menos, que los libros de anotaciones de Emiya Kiritsugu, el viejo amigo de Romani-Nii.

Dejo mí mochila en el suelo a un lado de mí futón, y tomo el libro más cercano a mí.

—Anotaciones, número 6.

Ha pasado un tiempo desde que los empecé a leer, son alrededor de 7, ya estoy cerca de completarlos.

Esto me cuenta mucho sobre quién era el hombre que me salvó.

Y es algo de lo que no le he hablado a nadie.

Emiya Kiritsugu, mí Salvador, también fue un asesino.

Él mismo lo admite en el quinto volumen.

"He cometido muchos asesinatos, pero, todo debe ser por el Bien mayor. Incluso sí mí vida está en juego".

Siendo sincero, lo odié durante años por esa visión que representaba, pero, pude entender las palabras de Romani-Nii aquella noche hace cinco años.

"Un hombre que intentó ser un Héroe de la Justicia".

Emiya Kiritsugu fue eso, alguien que lo intentó, con métodos muy intensos, pero que lo intentó.

Por esto mismo siento un respeto a ese hombre, ya que el sexto libro me cuenta sobre su pasado, la isla y lo que sucedió.

Es curioso, los hechiceros dicen ser superiores, pero son más inferiores moralmente que los humanos.

Dispuestos a sacrificar todo por sus estúpidas ambiciones egoístas.

Me repugnan.

Ya que pensar que un hechicero podría causar lo mismo que me dio origen cuando era pequeño.

—Son despreciables.

Ahora que me lo pregunto, cabello plateado..

¿Eso no fue mencionado en el volumen seis recientemente?

—¡Senpai! ¡Sí no se apura la comida se le va a enfriar!

Oh, es verdad.

Tengo cosas qué hacer.

—¡Ya voy!—Digo mientras levanto la voz y dejo el libro sobre la mesa.

Me cambio de ropa rápidamente y me pongo algo más cómodo.

Emiya Kiritsugu, quién diría que tú me salvaste ese día.

—Espero algún día entender por qué..

¿Por qué sonreías cuando me salvaste en ese fuego infernal?

Me preguntaba una y otra vez mientras caminaba, al final, regresé con Sakura y Fuji-Nee.

—Itadakimasu.

Digo antes de ponerme a comer sentado en el suelo.

—Espero que sea de tú agrado..

Sakura es terriblemente modesta.

Sus habilidades culinarias han mejorado vastamente desde el último año.

Me ha derrotado completamente con comida de estilo occidental y yo apenas puedo ganarle con la comida japonesa. Ninguno de los dos ha tocado la china (más que nada porque no me gusta la idea).

Me da gusto que mí aprendiz esté mejorando, pero es un tanto deprimente cuando el maestro es vencido por el estudiante.

—Mmm..

Está tan bueno como esperaba, digno de Sakura.

—¿Cómo está, Senpai? Um, creo que hoy me quedó bastante bien.

Su rostro está lleno de intriga, y yo le respondo con una mueca propia.

—Está perfecto. La salsa también está genial. Supongo que me superas completamente cuando se trata de comida occidental.

Fuji-Nee rápidamente hace un comentario de la comida y me ataca furtivamente como un tigre al acecho.

—Vaya, apuesto a que estabas ayudando a alguien de nuevo. Eso está bien, pero al menos debes venir temprano a casa en momentos como este. Te dije que era peligroso en clase, ¿Acaso no me escuchas?

Su mirada algo conflictiva y la inexpresividad de Sakura me arrinconan.

—Ugh, ¿No podrías decírmelo en casa en vez de en el aula?

Fuji-Nee niega con la cabeza y responde.

—No escucharías sí te lo dijera aquí. Es más efectivo que te lo diga en la escuela.

Rápidamente Sakura es la imparcial aquí, como de costumbre.

—Sensei, creo que está abusando de su autoridad. No debe mezclar el trabajo con la vida privada.

Taiga puso una sonrisa y respondió como sí sus palabras lo justificara.

—No, no es suficiente para Shirou a menos de que vaya a este extremo. Sí no lo hiciera, él no entendería. Él siempre está del lado de los perdedores porque siempre está ayudando a los demás. Él por lo menos debería venir a casa directamente y relajarse de cuando en cuando, es un idiota.

Eso sí que me molestó.

—¿Qué quieres decir con "idiota"? No estoy en el lado del perdedor sí ayudo a alguien y se ve beneficiado.

Rápidamente Fuji-Nee suspira y y dice con algo de culpa.

—Dios, me pregunto sí conseguiste esto de Romani-Nii y esos libros de su viejo amigo que terminaste así.

Fuji-Nee y Romani-Nii son los únicos que saben de estos libros, ya que son mís más preciadas reliquias.

No sé exactamente cómo es que está preocupada porque traga la cena con mucha energía.

—Um, Fujimura-Sensei. Por lo que dice, ¿Senpai siempre ha sido así desde que era pequeño?

Taiga asiente y explica la situación.

—Sí, siempre ha sido así. Es el tipo que va a ayudar a las personas en problemas, pero no es entrometido. Sólo es un poco precoz.

Fuji-Nee ríe peligrosamente.

—Fuji-Nee, me enojaré sí hablas de más.  Y Sakura, no hagas esas preguntas aburridas.

Las miro fijamente.

Fuji-Nee chasquea la lengua y retrocede, pero. .

—Fujimura-Sensei, por favor, continúe.

Sakura se rebela.

—Entonces lo haré. Veamos, Shirou es una persona que no puede ignorar a alguien en problemas. Es como ayudar a los débiles y derrotar a los fuertes. En el ensayo que escribió cuando era niño, dijo 'Mí sueño es convertirme en un Aliado de la Justicia'

Maldita sea, Fuji-Nee.

Ella sigue hablando del pasado de esa forma.

Aún así, no miente, así que no es conveniente interrumpir.

Ser un Aliado de la Justicia es algo que aún se mantiene en mí cabeza.

No he alejado ese sueño, mas lo he convertido en una meta.

—Wow, Senpai realmente era un niño sorprendente.

Una cara distinta es la que tiene Sakura y Taiga sonríe mientras dice lo siguiente:

—Sí, fue un niño raro. Él ayudaba a las niñas que estaban siendo molestada por chicos mucho mayores que él. Y hacía las labores de la casa cuando ese vago de Archaman no estaba en casa—Dice Taiga antes de ponerse a quejarse de golpe—. Hombre, era tan lindo e inocente en ese entonces, ¿Por qué creció tan mal?

—Probablemente debido a ti, Fuji-Nee. Los niños piensan mucho cuando ven a adultos malos. Aprende a hacer tú propia cena antes de quejarte o decir algo de mí.

Eso, podría llamársele golpe bajo.

Pero, poco me importa.

Así que veo a Fuji-Nee derrumbarse.

Pensé que podría dejar caer su cabeza y arrepentirse, pero…

—Uh Nee-chan está triste. Sakura-chan, ¿Puedo comer otro plato?

Qué mujer con más apetito.

Fuji-Nee pide su tercer plato ya.

Así, la cena termina y regreso a mí cuarto.

El tiempo pasa y son las nueve en punto.

He leído un poco del Volumen 6 pero no mucha más información sobre una niña de cabello plateado por ahora.

—Bueno.. ¿Qué debería hacer ahora?

Aún queda algo de tiempo antes de empezar la rutina nocturna.

Debería llevar a Sakura a casa.

—Sí, se hace tarde, así que debería llevarla a casa esta vez.

Sakura está en la sala de estar preparándose para regresar a su casa luego de limpiar la sala.

—¿Huh? ¿No te estabas bañando, Senpai?

Niego con la cabeza.

—No, me bañaré luego. Primero tengo qué llevarte a casa.

Sakura abre un poco los ojos.

—¿Eh.. llevarme a casa?

Asiento con la cabeza y procedo a explayarme.

—Está comenzando a hacerse peligroso estar afuera últimamente, así que te llevaré a casa. Está lejos de aquí. Así que al menos déjame hacer eso por ti, ya que siempre eres tú la que viene aquí.

Sakura está preocupada, puedo verlo en sus ojos que me evitan.

Hay un silencio incómodo.

No sé sí dije algo malo.

—Disculpa. Aprecio tú preocupación pero deberías quedarte aquí. Estoy acostumbrada a ir a casa así que debería estar bien por mí misma.

Rascándome la cabeza, con algo de vergüenza, digo lo siguiente.

—Bueno, eso es cierto. Pero déjame hacer esto por ti, ¿Quieres? Aparte, sí esto sigue así, esta no será la última vez que te lleve a casa.

Ella trata de poner alguna excusa usando a Shinji como la misma.

Y pese a ser cierto.

Ya que Shinji no está muy a favor de que su hermanita venga a mí casa.

Él no puede objetar ya que es Fuji-Nee quién suele llevarla de regreso a su casa, pero sí voy yo habrían problemas.

Shinji, ese tipo realmente es un hermano sobreprotector.

Incluso sí me odiase, Shinji es incapaz de desquitarse con Sakura.

—Podría acompañarte hasta una parte del camino, ¿Sabes? No hace falta que Shinji me vea.

Sakura sigue callada.

Considerando a Sakura, no creo que sea capaz de mentirle a Shinji, son hermanos algo unidos después de todo. Incluso sí Shinji es una peste o un narcisista con el resto, con su hermana es una cosa distinta.

—¿Puedo llevarla yo?

Pregunta Fuji-Nee, a lo que voy a decir algo, pero me callo ya que pensándolo bien, Fuji-Nee no podría ser llamada una chica, sus habilidades después de todo son aterradoras.

Y siempre lleva consigo un bolso en donde guarda su mayor arma así que no debería tener problema.

—Creo que es lo mejor.

Termino diciendo luego de exhalar algo de aire, y Sakura asiente compartiendo la idea.

Y antes de que se vaya Sakura..

—Una cosa más Sakura.. Gracias, ¿Por estar aquí, sabes? Se siente sólo estando yo y Fuji-Nee. Pero contigo aquí.. es distinto, no distinto malo, sí no, distinto agradable, pero tampoco estoy diciendo que seas diferente sabes es que. . . Erm, ¡Tú me entiendes!

Siento que mí cara arde, maldita sea, odio estas cosas.

Agradecer a los demás de corazón no es algo en lo que sea muy bueno.

Y viendo a Sakura, ella se queda sorprendida al punto de inclinar ligeramente la cabeza a la izquierda.

—Sí. Haré lo mejor que pueda la próxima vez sí no te molesta—Responde antes de caminar un poco y darse la vuelta para decirme en forma de despedida—. Y. . . me alegra ser distinta para ti, Senpai.

Esa sonrisa de Sakura hace que me ardan mucho las orejas al punto que tengo que tocarlas con mis manos para enfriarlas.

Y así, las dos se van, dejándome sólo en esta gran casa.

Es problemático como Sakura me sorprende mucho estos días.

El tiempo vuela. Ella era sólo una niña, mí aprendiz de cocina. Ahora es una mujer aprendiz, incluso sí no me gusta la idea.

Algún día se enamorará de un buen chico y tendré que dejarla ir.

Quizás así sea mejor.

Ella hará su vida y yo seguiré con mí meta.

Qué penoso que soy, viéndola de esa forma cuando es parte de la familia.

Me siento asqueado de mí mismo.

—Ella me ve como un hermano mayor y yo viéndola de esa forma.. ¿Qué demonios estoy haciendo con mí vida?

Me levanto del suelo luego de golpear ligeramente el piso y me dirijo al baño, la idea es obvia, una ducha y a entrenar.

No puedo perder el tiempo, todavía soy joven y tengo que seguir entrenando.

Tengo que ser lo suficientemente fuerte como para ser un verdadero Aliado de la Justicia.

Nuevamente, el tiempo pasa, entrené usando mis circuitos, mí capacidad de análisis, como también mí capacidad de réplica.

Algo que no es una espada cuesta muchísimo replicar, y el gasto de hechicería es mucho.

Por lo que practicar reforzando es lo más práctico por ahora.

Dejar que la energía fluya a través de mis circuitos como un circuito, es lo ideal sí quiero llevar a cabo lo que quiero.

Emiya Kiritsugu tenía algo que casi todas las familias tienen, y es un algo que se transmite generación por generación.

Una cresta familiar.

Esto lo menciona en su sexto libro, que si muriera, es posible que algún día alguien fuera a robársela, dónde fuera que estuviera su cuerpo para empezar.

Incluso sí quisiera la cresta de Emiya, no podría tenerla, ya que la sangre no nos relaciona, y aún así, no me pertenece, es más, sería repugnante la mera idea de quitarle eso a otra persona, incluso sí estaba muerta.

Romani me dijo que podría obtener más compatibilidad con mis propios circuitos sí los alineara con mí "origen" pero nunca decidió decírmelo.

Dijo que una vez que lo supiera, no podría ser el mismo de vuelta.

Aún no lo comprendo.

¿Qué es este "origen" que pueda cambiarme tanto para empezar?

Aún así, debo confiar en él.

Así que me callo y vuelvo al trabajo.

—Ya casi está.

La energía que estoy reuniendo podría ser la suficiente para reforzar esta palanca.

A diferencia de lo que podría ser sí no supiera de mis propios circuitos, es que estaría creando unos nuevos desde un inicio.

O bueno, replicándolos.

Romani me explicó que mí hechicería es única.

Es un nivel mucho más avanzado que la simple "Proyección" que todos conocen, según Romani, con suficiente práctica, podría ser capaz de replicar cosas que no podrían ser replicadas para empezar.

Un ejemplo sería un circuito mágico.

Pero eso pondría en peligro mí vida ya que requeriría de una extrema concentración y paciencia.

Un paso en falso y su cuerpo explotaría.

Por eso agradecía el día que Romani-Nii activó sus circuitos el año siguiente al que lo conoció.

Según él, dejarlos así sin uso podría volverlos inútiles.

Era mejor darles un mantenimiento a base de un entrenamiento riguroso.

—Trace On.

Y eso hacía.

—Estructura mágica, analizada.

Después de unos segundos sentía su cuerpo fluir.

—Composición, analizada.

Fortalecer objetos.

De eso se trataba el "Refuerzo", algo considerado inútil por los hechiceros.

—Estructura básica, alteración.

Delante de mí está esta palanca de metal.

Y para que el objeto no se destruyera por intentar mezclar cosas que no debían estar juntas para empezar, lo debido era comprender su composición.

Por aquella razón las palabras de Romani sobre la utilidad de su hechicería.

—… Composición, reforzada.

Un peso sobre mí espalda cae, y me mantengo férreo al proceso.

Al abrir los ojos, puedo ver que la palanca tiene líneas verdes a lo largo y a lo ancho.

—¡Lo logré!

Festejo vitoreando mí hazaña, ya que esto demostraba que mí avance era real.

Sí bien desde hace mucho podía hacerlo, cada vez que lo hacía terminaba por mejorar el refuerzo.

Es decir, sus habilidades iban mejorando.

Y por esta misma razón sabía que su refuerzo de hace cinco años no era lo mismo que el de ahora.

La propia palanca le informaba de ello.

Con esto hecho, podía decir que estaba un paso más en alcanzar su sueño.

—Para ser un verdadero Aliado de la Justicia.. todo esto lo vale.

Esas fueron mis palabras mientras revisaba la palanca y probaba su fuerza golpeando una barra de metal vieja, aplastándola al golpearla con la palanca.

—El resultado con el uso de un verdadero circuito.. el consejo de Romani sirvió.

Aún podía recordarlo.

Una de las clases que tuvo con Romani este explicó que sólo tenía dos métodos para realizar su hechicería.

Y esa era usar sus verdaderos circuitos, o crear unos propios usando sus nervios.

"No permitiré que uses tú cuerpo como un juguete, desde ahora, sólo tienes permitido usar circuitos improvisados bajo una emergencia".

Bajo esta idea, Romani-Nii encendió sus circuitos de forma que pudiera usarlos, y ahora conociendo su propio "disparador" (como lo llamaba Emiya Kiritsugu en su primer libro) podía ser incluso mejor que las veces pasadas y sin poner en riesgo su vida, o al menos no tanto.

Y también gracias a su hermano mayor, no estaba perdido sobre lo qué era un verdadero aliado de la Justicia.

No, él sabía lo que era dicha persona.

"Aquél que esté dispuesto a salvar vidas sin importarle su propia vida, perdonando a los que puedan ser perdonados, derrotando a los que no puedan ser perdonados. Un aliado de la Justicia es un usuario de la misma, a través de este se manifiesta. Alejado del conflicto del tren, un Aliado de la Justicia tratará de salvarlos a todos, y sí no fuera capaz de hacerlo…"

Puso una mirada determinada y repitió las palabras de su maestro.

—El aliado cargaría con sus lamentos. Eso es lo que compone a un verdadero Aliado de la Justicia.

Giro mí cabeza al cielo nocturno a través de una ventana.

—Puede que sea inútil decir que he descubierto la verdad. Ya que simplemente sigo las palabras de alguien más.. pero, estas palabras realmente son importantes para mí. Y las defenderé, ya que representan aquello que debo hacer.

Es lo último que digo antes de regresar a mí entrenamiento, uno que al terminar me dirijo a la casa Emiya ahora en posesión de los Archaman, todo para poder conciliar el sueño.