Ch.04: Mine y el joven emperador, Es otro encuentro cliché!

Tres semanas después de recibir a Incursio, Mizuki se encontraba frente al espejo.

En él se reflejaba una hermosa mujer de apariencia dulce, cabello rosado, ojos castaños y un pequeño lunar cerca de su labios.

Su ropa consistía en un pequeño conjunto similar al de Esdeath cubierto por un sobretodo de cuero de tonos oscuros al igual que sus botas.

A sus espaldas estaba su doncella de coletas rosadas, ella es un personaje conocido en el futuro como el francotirador número uno de Night Raid, Mine y recordando cómo la conoció, Mizuki suspiró por su suerte cliché...

Todo empezó la semana anterior, Mizuki logró convencer a Esdeath de salir y visitar las calles del imperio, pero quién diría que apenas caminó unas cuantas cuadras la vio, siendo molestada por nobles y varios pueblerinos solo por ser de sangre mixta.

Y Mizuki siendo Mizuki, corrió a su lado, la agarró de la mano y la llevó lejos de las masas, al mismo tiempo también vio por el rabillo del ojo a una chica de cabello plateado.

Pero fue ahí cuando lo entendió, si él la ignoraba, Mine podría ser recogida por Najenda que había desertado del imperio poco después de la muerte de Bulat, pero incluso si eso pasaba, Mizuki se odiaría por no haberla ayudado cuando podría y una Mine con carácter de Tsundere era algo difícil de negar.

Pero volviendo al presente, Mizuki se acomodo el collar en su cuello y partió hacia las puertas de la mansión con algo de miedo, Esdeath volvería hoy y después de pensar en miles de métodos para permitirle poseer a Mine, se rindió.

¿Quizás si era sincero, le permitirá una sirvienta? realmente no lo sabía, pero lucharía por conseguirlo.

Claro que cuando la vio a lo lejos se sorprendió, Esdeath parecía una belleza de fantasía y el mismo mundo lo decía.

Su rostro hermoso más el brillo del sol a sus espaldas la volvió deslumbrante, no por nada era el material a waifu de miles de personas en la vida pasada de Mizuki.

Esdeath también lo miró y le sonrió como una chica enamorada, pero cuando vio a Mine que estaba solo a unos pocos pasos de Mizuki, su rostro se enfrió.

Al principio lo considero interesante, un hombre maldecido y convertido en una mujer parecía una mascota de buena calidad, pero ese mismo día vio una sonrisa que la dejó sin palabras.

Incluso los días siguientes pensó en llevarla al cuarto oscuro y jugar con sus látigos. 

Hacerla gemir parecía un logro para una sádica como ella, pero verla sonreír y agradecerle cada vez que entrenaban la dejaba dudando.

¿Esto era amor?

Desde su partida del extinto clan Partas, nunca había visto a nadie como su igual y siguiendo las palabras de su padre, "El fuerte sobrevive y el débil muere", consideró a Mizuki como el débil, pero hoy todo su mundo pareció cambiar.

¿Acaso sintió el peligro de perderlo? 

Esdeath no lo sabía, ni quería saberlo, ahora solo le importaba ver lo que él le haría para contentarla.

Por otro lado, Mizuki se acercó a Esdeath y le dio la mano para bajarla del caballo, pero ella solo lo miro a los ojos y le dijo:

"¿Quién te dio el permiso?"

Él solo sonrió y la jaló de caballo, sabía que esta reina era algo tsundere, pero creía que Incursio podría volverlo tan fuerte como ella.

Pero Esdeath tampoco se resistió y cayó al pecho de Mizuki, el problema era que sus curvas lo hacían ver como un encuentro yuri a los ojos de Mine quien no conocía sobre la "maldición" de Mizuki.

Por supuesto, si Mizuki supiera que su imagen dio un giro de 180 grados en la mente de Mine, escupiría sangre.

Pero dejando de lado su miseria, Mizuki le presentó a Esdeath sus aventuras en la semana y la llevó a conocer a su doncella tsundere.

Esdeath miro a Mine por todos lados y resoplo, realmente quería deshacerse de ella, pero ya que su mascota lo consiguió, le dejaría tenerla.

Mine por su parte también fue respetuosa, sobre todo porque Esdeath era un general belicoso y eso era de conocimiento público.

Ella bien podría sonreír brindando con sus aliados o sonreír cortando a sus enemigos, sin duda era una especie peligrosa vestida de humana.

Por supuesto, Mine actuó racionalmente y se apartó de Mizuki y Esdeath dejándolos en la habitación principal mientras se iba con calma.

Esdeath al verla sonrió y dijo:

"No está mal"

Pero Mizuki solo sacudió la mano y respondió. —"Es mía, no la dañes"

"Lo que digas Mizuki-Kun ~", ella acarició el cabello rosado de la 'chica' a su lado y caminó hacia los baños, mientras la llevaba de la mano.

Mizuki por su parte sintió su corazón al límite, no era la primera vez que la veía bañarse, pero ver la piel blanca y suave de su compañera lo dejaba seco.

Verla desnudarse era una obra de arte en movimiento y su cuerpo pulcro más el tatuaje en su pecho solo resaltaba su sensualidad de aspecto juvenil.

El único problema con los baños de pareja, era que su general siempre parecía disfrutar con manosearla.

Pero manosearlo como hombre no sería tan molesto como ahora que tenía estas molestas sensaciones bajo su vientre. Pero Mizuki no se apartó, esto solo se agregaría a su libro de cuentas para su venganza futura.

Allí será cuando tenga a la reina sádica rogando por detenerse, pero él no lo hará y la dejará sin aliento, al menos así piensa Mizuki, por supuesto, todo depende de su suerte y resistencia con su cuerpo masculino.

Pero dejando de lado aquello, sus días futuros siguieron la misma rutina hasta el suceso que lo cambió todo.

Un año después de su llegada al mundo de Akame ga kill, Mizuki conoció al emperador que se había disfrazado como plebeyo para pasear por su imperio.

Y Mizuki siendo Mizuki volvió a rescatarlo pensando que era un plebeyo común que casi era engañado por los desagradables nobles, pero esto no era el problema, el problema era que el emperador era un niño en su adolescencia.

Y un adolecente siempre es presa de sus impulsos y como tal, puede ser presa del síndrome llamado primer amor.

El único problema era que él no deseaba ser objeto de su primer amor.

Por desgracia ni Esdeath que estaba peleando en el norte ni el ministro complaciente lograron que el emperador se llevará a Mizuki a su palacio.

Él por su parte solo suspiró, su vida se volvió otro cliché del tipo romántico...

La plebeya y su príncipe, vaya mierda...