Sí.
Yo les ayudé.
Traicioné a mis compañeros y me traicioné a mí misma.
Ayudé a soltar los gusanos en la matriz de los incubados con el propósito de matar a los experimentos y darle las muestras genéticas a Anna Morózova y Esteban Coslov.
Pero si algo nunca supe fue saber que esos experimentos eran humanos y no los monstruos de los que tanto me hablaron y los que me mostraron en esos videos.
Y lo que nunca esperé, era que los resultados para terminar con el laboratorio subterráneo sobrepasaran nuestras expectativas.
Nuestro objetivo nunca fue el que tuvimos al final.
Que los gusanos evolucionaron y los experimentos se deformaron, no era nuestro plan.
Y esa fue la paga de mi ingenuidad.