—¿Pueden sus expectativas hacia los demás no ser tan estrictas? No me digan que nunca antes han sido heridos, abandonados o traicionados; no me digan que nunca han querido ser ricos y disfrutar de los lujos que vienen con ello; no me digan que pueden vivir toda tu vida con tu integridad intacta. Si es así, entonces, ¿quiénes son los que nos atacan? —increpó Fang Yu levantando su mano entrelazada con la de Huo Jingjing, y prosiguió: Yo no soy casado y ella tampoco. Somos una pareja normal. ¿Por qué tienen que dedicar tantos insultos a una mujer?...
...Si no pueden detener sus ataques y quieren quejarse de la vida personal de otros, dirijan toda su insatisfacción hacia mí. Por favor, dejen de lastimar a la persona que atesoro.
Mientras Fang Yu decía estas palabras, todo lo que Huo Jingjing vio fue el lado de su cara, pero las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos involuntariamente.
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