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Capítulo 1: Demasiado tarde para dar vuelta atrás.
Retiro los restos de lágrimas, retoco mi maquillaje por tercera vez y me miro por última vez al espejo. Héctor, mi novio, ya ha de estar por llegar. Tengo que darle una noticia importante y sólo espero que se lo tome bien, no quiero que esto afecte a nuestra relación, me dolería mucho tener que perderlo, él es mi otra mitad y estoy segura que sin él mi vida no podría continuar. Salgo de mis pensamientos cuando escucho la voz de mi madre:
-Ruth, el desgr...tu novio te está esperando en la puerta.
-Mamá, no lo llames así, sabes que no me gusta.- le doy un beso de despedida y salgo hacia el coche de mi novio.
-Hola Amor-le digo en cuanto subo al auto.
-Hola.- responde seco y cortante.
-¿Ha pasado algo?- pregunto
-¡Y encima me preguntas!- grita frustrado en cuando salimos de mi casa.
-No sé de qué me hablas, pero quiero saberlo.- contesto.
-¡Mujer! Me has hecho esperar un buen rato allí abajo, sabes que no me gusta que te retrases, ¿lo sabes o no? - Me grita, luego me pega una cachetada- ¿¡Te piensas que tengo todo el tiempo del mundo!?
-tienes razón- digo sollozando, asustada por su reacción.- No va a volver a pasar.-digo en un hilo de voz.
-Todo esto es tu culpa, amor-dice mientras acaricia lentamente mi mejilla-hoy fue un día agitado en casa, ya sabes con eso de que papá está un poco enfermo, todo está patas para arriba. Si no te demoraras yo no reaccionaría así, ¿entiendes?
-Oh, es verdad.- un gran sentimiento de culpa invade mi mente, cierro fuerte lo ojos.- Tengo que darte una noticia.
-¿Qué noticia cariño?-preguntó mientras aparcaba frente a nuestro restaurant favorito.
-Tengo un atraso, mamá se enteró y me compró un test. ¡Vamos a ser padres Héctor! – Digo con hálito de felicidad, hasta que noto que está blanco como un papel- ¿Qué pasa? ¿He dicho algo malo?- Él solo me mira ¿asustado?- Héctor, por favor, háblame, dime algo cariño.
-¿Cómo que te has quedado embarazada mujer? ¿¡Que tu no sabes que yo tengo una carrera que terminar!?- Grita cuando sale del shock agarrándome fuerte del brazo, tan fuerte que siento que me va a lastimar- ¿¡No te dije que te cuidaras!? Ahhh no, ese bebe no es mío de seguro me engañaste, ¿verdad? De seguro es de tu vecino... O de algún "amigo" de la facultad- dice mirándome con desprecio.
-¡NO! Es tuyo Héctor, no he estado con nadie más. Sabes que no salgo con nadie que no seas tú, amor, yo no quiero perderte.-Le contesto llorando mientras siento como su agarre se va soltando.
-Pues si no quieres perderme aborta a ese bebe, total, sabes de sobra que ese niño sólo te va a paralizar tu vida.- dijo mirándome mientras me soltaba al todo el agarre.
-No voy a abortar a este bebe, si no lo aceptas, tienes el camino libre. Estoy dispuesta sacrificarme por mi bebe.- dije tomando valor mientras secaba las lágrimas.
-Jajajaja. Ay Ruth no me hagas reír. Sabes muy bien que no vas a poder sola, tus papas te mimaron mucho- me contesta. - A todo esto, nombraste a tu madre comprando un test de embarazo. ¿Qué dijo que mi querido suegro con la noticia que va a ser abuelo?- sonrió cínico.
-Se enojó y me dijo que tenemos dos meses para casarnos, obviamente, quiere evitar que el qué dirán de la gente.
-¿¡Casarnos!? No, no... ¿Dónde vamos a vivir? ¿Ah? ¿De qué vamos a vivir? - preguntó mientras pasaba las manos por su cabello, en un signo de frustración.
-Papá dijo que se encargaría de eso.- Dije un poco más calmada.
-Papá esto, papá aquello, ¿Cuándo va a ser el día que arregles tus problemas, sola? Estoy cansado de esto, pero si es lo único que por ahora podemos hacer...tendré que ir a hablar con tus padres.- me dijo.
-Está bien.- dije dando por finalizada nuestra conversación y nos centramos en la cena.
Héctor me llevó a casa luego de una, para nada tranquila, silenciosa velada, ya era un poco tarde y necesitaba dormir un poco.
Al llegar a casa mi novio no se bajó, dijo que se tenía que ir rápido a casa, pero, que sin falta mañana vendría al almuerzo para conversar con mis padres el tema del casamiento. Se notaba a leguas que él estaba enojado y disgustado con la noticia.
Pero, íbamos a ser padres; le guste o no, y sabía que si no me apoyaba en esto iba a salir sola adelante. No morí cuando Emilio me abandonó, no iba a morir si él lo hacía. Lo que sí, llegaba a salir corriendo, mi bebé nunca lo iba a conocer.
Una ira extraña invadió mi ser y tuve ganas de llorar, de hecho, eso hice, lloré como una desquiciada toda la noche; tanto así, que a la llegada de la mañana me acompañaron unas grandes ojeras
Evité comentarle a Héctor las palabras textuales de papá cuando se enteró de que estaba embarazada. En cierta forma, no sólo evité comentárselo a Héctor, sino que también quería eliminarlas de mi cabeza, sacar aquellas palabras de mi memoria. Me hizo sentir una porquería, dio justo en mi debilidad.
...Eres una perra, no te reconozco.
...Ya no te veo como mí bebé, sólo veo una ramera. -luego me escupió en la cara.
Siempre fui la nena de papá y tuve una infancia de ensueño, pero mi buena relación con papá terminó el día que Héctor pisó la casa con el título de novio. Éramos muy unidos, pero cuando le dije que quería a Héctor, me dijo un montón de cosas como que ese era de otra clase social y que él y yo nunca íbamos a estar bien.
Tengo que admitir que nuestras diferentes clases sociales influyen en algunas de nuestras peleas, pero sé que nuestro amor podrá, sobre todo.
Mi papá, hoy, cuando se enteró de mi embarazo me dijo que él ya no reconocía a su hija y que en su mente nunca había pasado la idea de tener que entablar esa conversación conmigo, porque él tenía otros planes para mi vida. También me dijo que se sentía traicionado por mí y que deseaba que me casara así no tenía que verme a la cara todos los días. Fue doloroso. Me rompió el corazón.
... ¿Qué pensaste cuando te encamaste con él? ¡Prostituta!
...Cuánto antes te vayas de casa mejor. Eres una maldita desgraciada. -me gritó, yo sólo me dedicaba a llorar. No lo vi venir, la palma de mi padre golpeo mi mejilla con tal intensidad que me sentí romper.
... No te quiero ver, me avergüenzas. - concluyó mi padre y derramó una lágrima.