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—¡Vishous... mi clítoris! Sí... ¡sí, tú maldito perro! ¡Lame mi jodido clítoris! —gritó Ava.

—Vishous gruñó en aprobación e incrementó el ritmo de succión y lamida—. Se estaba volviendo loco de placer.

—¿Quieres el jugo pegajoso de mi coño, desgraciado? —gritó Ava mientras empujaba su coño más hacia su cara—. ¿Quieres que esta pequeñita concha llore por ti? ¿La estás lamiendo bien? ¿Sabe bien, maldito perro?

—¡Voy a comerte cruda! —Vishous gruñó y aumentó la presión—. Su lengua se había vuelto áspera, tomando la forma de su lobo que tenía una lengua más larga, más ancha y ásperamente seca.

—Mientras introducía su lengua en su agujero para follar para sacar su pequeño coño venirse, Ava gritó de placer:

— ¡Aah... sí! Sí. Estoy a punto de c... ¡venirrrrme. Me estoy viniendo, desgraciado maldito!

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