Cuando Nian Xiaomu terminó de hablar, los espectadores inhalaron bruscamente. La forma en que miraban a Cheng Xiulu cambió.
Si el broche de diamante en su mano era probado como falso, no sólo las sospechas en cuanto a Nian Xiaomu como ladrona serían alejadas, sino que esto mostraría indirectamente que la señora de la prestigiosa familia Yu no tenía la habilidad de distinguir la autenticidad de un diamante, y que incluso había discutido ruidosamente acerca de cuán precioso era el producto falso...
¡Esto era mucho más vergonzoso que darle una bofetada frente a todos!
—¿Qué basura estás diciendo, zorra? ¿Cómo podría mi broche de diamante ser falso? ¡Evidentemente estás intentando deshacerte de tu crimen creando una tergiversación deliberada! —gritó Cheng Xiulu en un arrebato de ira. Dando un vistazo a las miradas burlonas de los observadores, su rostro se volvió verde, y luego rojo brillante.
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