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Capítulo 56: Atrapado

Adam se quedó quieto en la incómoda posición en la que se encontraba. El ojo continuó mirándolo fijamente y Adam cerró los suyos cuando se dio cuenta de que estaba devolviendo la mirada.

Aun así podía sentirla, invitándole. Momentos después, el ojo se cerró y Adam abrió los suyos al sentirse seguro. Inmediatamente intentó levantarse, pues, incluso con su nueva fuerza, le costaba mantener la posición en la que se encontraba. Además, el retrovisor no aguantaría mucho tiempo más.

Adam se impulsó hacia arriba hasta lograr sostenerse con un brazo al techo. Luego intentó impulsarse de nuevo, pero las cosas salieron mal otra vez. El retrovisor terminó de ceder y Adam apenas pudo sostenerse al auto.

Por un horrible segundo creyó que el espejo golpearía a la monstruosidad, pero, por suerte, quedó colgado de la puerta del auto.

En ese momento, Adam volvió a sentir la mirada. Se abrazó al techo del auto y volvió a quedarse quieto. La mirada no era tan poderosa como cuando todos los ojos se habían fijado en él, pero aún así era inquietante.

Entonces, esperó medio minuto, pero la sensación no desapareció. Pronto se dio cuenta de que tendría que continuar antes de que un Windwalker lo viera. Lentamente se paró y evitó en todo momento devolver la mirada, lo cual le costó la mayoría de su atención.

El salto al siguiente auto fue simple, pero Adam no podía calmarse bajo la tensión que comenzaba a sentir. No paraba de mirar al cielo y constantemente tenía que recordar no mirar a la masa de carne a sus pies.

El último salto resultó mucho más complicado. El siguiente carro estaba parado muy lejos, por lo que Adam tuvo que saltar con todas sus fuerzas y caer estrepitosamente sobre el techo de la vieja camioneta, lo que resultó de buena suerte, pues el vehículo podía aguantar una gran cantidad de daño.

Este pensamiento hizo que una idea sencilla se le cruzara por su mente. Tendría que modificar un poco su plan, pero estaba seguro de que valdría la pena. Pero para ello tendría que mover el auto al punto exacto, lo cual era peligroso

Adam saltó a la calle en medio de lo que le pareció una isla en un horrible mar de carne. Volteó a mirar la camioneta, cuya parte trasera estaba atascada en dicho mar. Todavía sentía la mirada sobre él, sin embargo, no pudo notar nada en las cercanías..

Con cuidado se aproximó a una de las puertas delanteras y luego de varios intentos logró forzarla sin hacer mucho ruido. Esto le llevó mucho más tiempo del que esperaba.

Luego se agarró con firmeza a la puerta y comenzó a empujar. La camioneta avanzó lentamente. La masa de carne que la rodeaba devoró el nuevo territorio con voracidad.

Un ojo se abrió de repente y miró a Adam, que sintió un escalofrío. No tardó mucho tiempo para que otro ojo se fijara en él, momento en el que Adam comenzó a sudar. Siguió moviendo el auto hasta que lo situó justo en el último punto de la trampa que le faltaba y, sin pensarlo mucho, se metió adentro.

Para sostener la puerta en su sitio usó su pistola de clavos. Sin embargo, esto resultó mal, pues el leve sonido perturbó a la monstruosidad cercana.

No se abrieron nuevos ojos, pero Adam observó, con creciente preocupación, como la masa de carne cambió su sentido de expansión y todo el espacio que había libre en la carretera comenzó a desaparecer.

Adam quitó la vista y se puso manos a la obra. Tocó el suelo del auto y canalizó su energía. Al principio pensó que solo podía usar su habilidad por medio del contacto directo con el suelo, pero pronto se dio cuenta de que estaba equivocado.

Desde el principio no había estado en contacto directo con la tierra como tal, sino con la capa de concreto superior, la cual ignoraba su energía. Pensó entonces que el contacto de las ruedas del carro con la carretera debería de ser suficiente.

Adam tenía razón. Sin embargo, en el recorrido se perdía parte de la energía, por lo que calculó que debería terminar en 7 minutos y no en 5, como las veces anteriores.

Tragó saliva y se concentró en controlar su energía. Trató de ignorar todas las demás distracciones, pero era un trabajo difícil, pues la monstruosidad mostró más y más interés en el auto, como si supiera que había algo allí. Sin que Adam lo notara, los bultos de carne se expandieron mucho más rápido de lo normal. Rodearon la camioneta desde todas direcciones y escalaron por las ruedas del auto.

Los minutos pasaron y poco a poco fue terminando la trampa. Por fin, las dos fallas finales estuvieron listas y Adam pudo sentir todas las piezas de la trampa unirse en un todo. Pero entonces abrió los ojos y se encontró con que todo estaba oscuro.

—Adam… ¿... bien?

Miguel le hablaba, pero el sonido sonaba entrecortado. Adam tardó un momento en darse cuenta de que la monstruosidad había cubierto por completo la camioneta y ahora él estaba atrapado.

—Estoy bien, la trampa está terminada, pero tengo un problema.

—Se…entrecortado… ¿Ataco? —Respondió Zack.

—No… espera… Windwalkers. Adam… prender… camioneta.

Adam intentó encontrar las llaves del auto, pero fue inutil. Además, no tenía ni idea de cómo prender un auto sin ellas.

—No tengo las llaves

La respuesta de Miguel tardó un rato en llegar, por lo que Adam repitió las palabras. Por fin, luego de un tiempo, cuando Adam ya comenzaba a pensar que lo habían abandonado, Miguel le respondió.

—Escucha… atención… sigue… instrucciones.

Lo que siguió fue una de las experiencias más frustrantes en la vida de Adam. Miguel repitió las instrucciones una y otra vez hasta que Adam entendió cómo encender el auto sin llaves

Luego de muchos intentos, estaba listo o eso creía. Sabía que Miguel tenía un plan, pero la interferencia no le permitió entenderlo por completo. Adam esperó, mientras soportaba el calor dentro del coche.

La oscuridad y los horribles movimientos que percibía de la masa en el exterior, le estaban alterando los nervios. Entonces, escuchó un disparo. Todo el coche crujió cuando la monstruosidad comenzó a moverse.

Cientos de ojos se abrieron y miraron fugazmente a Adam antes de voltearse, como si miraran hacia el exterior de la masa.

Adam sintió la horrible presencia y por un segundo casi encendió la camioneta. Pero sabía que tenía que esperar el momento adecuado.

Afuera, justo luego del primer disparo, el grupo de Zack, Miguel y Leonard, se ocultaron de la vista de la monstruosidad. Todos se tumbaron al suelo en el tejado y se quedaron quietos.

Miguel había disparado a uno de los Windwalkers y…falló. Ni siquiera la puntería increíble que había obtenido era capaz de ayudarle mucho con un blanco a cientos de metros que era capaz de volar.

Sin embargo, esto no era importante, pues el disparo había hecho su trabajo. La monstruosidad se contorsionó con el súbito ruido y cientos de ojos se abrieron.

El viejo militar alzó su arma de nuevo y disparó por segunda vez a otro Windwalker. Falló de nuevo, pero los zombies alados se abalanzaron en bandada hacia su posición, cruzando la plaza.

La abominación desvió la mirada hacia los grupos de zombies voladores y estos no tardaron en comenzar a morir en masa.

—¡Fuera de los tejados! —gritó Miguel, que continuó poco después—. Adam ¡Ahora! —El viejo militar se levantó y corrió hacia las escaleras al interior del edificio. Leonard le siguió de cerca.

El camino para retirarse del tejado era una escalera de mano estrecha que daba hacia un cuarto en el último piso de los edificios. Leonard no perdió tiempo y saltó directo al fondo.

Miguel se detuvo y volteó a mirar momentáneamente, esperaba que Adam hubiera escuchado. En la plaza, la monstruosidad ahora peleaba con los Windwalkers, que no paraban de atacar uno tras otro y de morir inmediatamente.

De repente, de la nada, una lanza blanca, más rápida que cualquiera otra cosa que Miguel hubiera visto, impactó contra la monstruosidad con una fuerza tremenda. Miguel desvió la vista hacia el bloque 3 y supo enseguida que el Breeder se había vuelto más fuerte. Aún así, el ataque no pareció tener mucho efecto, pues la monstruosidad no tardó en volver a formarse y continuar su ataque.

Miguel bajó la escalera escalón por escalón y se aseguró de cerrar la reja antes de bajar. Zack, en el otro edificio, repitió esta acción y corrió hacia los pisos inferiores.

Leonard descendió los escalones de dos en dos a máxima velocidad, pero se encontró con algo completamente inesperado. Miguel y él cometieron un grave error. Cuando Adam se encontró en problemas debido al Crawler en la tienda, Miguel disparó para salvarle. En ese momento, un bulto de carne comenzó a expandirse en dirección del disparo, buscando nuevas fuentes de alimento. Por lo que Leonard se encontró con la planta baja completamente inundada de la horrible masa de carne.

Todos los ojos en ella estaban abiertos, pero por suerte para el futbolista, estaban fijándose en el exterior, como si pudieran ver a los Windwalkers a través de las paredes.

Esta situación no tardó en cambiar. Un puñado de ojos cambió de dirección y miraron a Leonard brevemente antes de desviar su atención. Leonard suspiró aliviado, pero entonces, la masa cobró vida y se expandió a una velocidad ridícula. No tardó en subir las escaleras, acercándose a Leonard, quien retrocedió a gran velocidad y se encontró con Miguel a mitad de camino.

—Esa maldita cosa está por todas partes en la planta baja y viene subiendo, tenemos que encontrar otro camino.

Miguel maldijo y derribó la puerta de un apartamento para asomarse por una ventana.

—¿Tienes algún modo de cortar la reja? —preguntó a Leonard.

Por desgracia, Miguel tenía una pistola y la pelota de Leonard demostró ser inútil para ello. Solo les quedaba intentar con su nueva fuerza física. Leonard pateó la reja con fuerza y solo logró debilitarla un poco.

Miguel maldijo de nuevo, habían sobrestimado sus nuevas capacidades físicas. Puede que lograran removerla en algún momento, pero no tenían mucho tiempo. Así que detuvo a Leonard.

—Tenemos que volver al tejado. Está conectado con otros edificios. Podemos huir por allí.

—Pero ese camino solo nos llevará más cerca del bloque 2, ese Breeder nos tendrá a tiro.

—Me temo que no tenemos otra opción.

Miguel salió del apartamento y volteó a mirar las escaleras. Supo instantáneamente que había tomado la decisión correcta. La monstruosidad ya había alcanzado el piso en el que estaban y se acercaba a ellos amenazadoramente.

—¡Zack! estamos en problemas, estoy volviendo al tejado. ¿Qué pasó con Adam?

—Ya me di cuenta. Yo y mi equipo estamos en la calle, junto con los novatos. Esa cosa se ha expandido por todo el bloque y parece querer continuar. No veo a Adam, por lo que no sé si pudo escapar con la distracción.

Ivy, que estaba a su lado, escuchó la conversación y no pudo evitar acercarse a Zack y preguntar.

—¿Están bien?

—No lo parece. Creo que están atrapados en su edificio. Tendremos que esperar que Adam lo haya logrado.

Ivy asintió, pero no pudo evitar sentir un escalofrío al observar a la masa desde lejos.

—Creo que deberíamos alejarnos aún más —dijo Anin, no me agrada para nada que esté tan cerca. Zack asintió y le dio la espalda a la monstruosidad.

—Vamos, será mejor que preparemos todo para la vuelta de Adam.

—¿Crees que lo logre? Porque no creo que tenga muchas probabilidades de salir vivo —dijo Arlem, el cual hablaba muy rara vez.

Ivy observó al Sanador un momento antes de preguntar.

—¿Algo pasó con Adam?

—Digamos que no está en una situación… buena —respondió Zack, que siguió su camino.

Adam estaba a punto de morir. Cuando escuchó el segundo disparo, prendió la camioneta y sin siquiera pensarlo pisó el croche, cambió a primera y pisó el acelerador.

La masa de carne que cubrió la camioneta se desplazó junto con él, pero no tardó en desgarrarse. El resultado fue que toda la atención de la monstruosidad se centró en Adam, el cual sintió un horrible escalofrío que casi le hizo perder el control del vehículo.

Cerró los ojos con fuerza y cambió a segunda torpemente. No sabía hacia dónde se dirigía, por lo que simplemente se guió por la memoria de la calle y siguió adelante. El bulto de carne que cubría la camioneta se hizo pedazos mientras dejaba escapar litros y litros de sangre rojiza y apestosa que comenzó a corroer el exterior del vehículo como un potente ácido.

Adam siguió adelante con el corazón en la garganta. Por un momento creyó que lo lograría, pero algo fatal ocurrió. Había asegurado la puerta del auto torpemente con un par de clavos que la mantenían en su lugar, por lo que, cuando Adam, completamente ciego, chocó parcialmente con un coche estacionado, esta se abrió por completo.

En un acto reflejo, Adam miró al exterior y se encontró de frente con docenas de ojos. Antes de que pudiera apartar la mirada, se inmovilizó por completo. El tiempo pareció detenerse, pues el auto fue detenido de golpe. Adam no podía apartar la mirada por más que lo intentara.

Uno de los ojos llamó su atención con una fuerza descomunal. La pupila parecía un pozo sin fondo que creció y creció hasta que todo lo que podía ver Adam frente a él era un círculo negro que parecía consumirlo todo.

Fue atraído con fuerza hacia ese pozo. Todo a su alrededor desapareció, el auto, la sangre y la monstruosidad. Antes de darse cuenta, se encontró cayendo hacia aquél agujero.