El corazón de Ning Xi se derritió al ver al panecillo pellizcarse. Sostuvo en sus brazos al hombrecito y le dijo: —Eh, mi niño, ¿por qué eres tan guapo? ¡No estás soñando!
¡Papá se estaba encontrando con mamá en secreto sin él otra vez!
Después de notar la mirada hostil de su hijo, Lu Tingxiao sonrió y le dio palmaditas en la cabeza. —Te la dejaré esta noche.
Convirtiendo a la tía Xiao Xi en media madre, y luego en una madre entera, el pequeño había estado pasando mucho tiempo con Ning Xi.
Lu Tingxiao los cubrió a los dos con las sábanas. —Duerme temprano, todavía tengo trabajo que hacer.
Ning Xi frunció el ceño. —¿Tan tarde?
Lu Tingxiao asintió. —Necesito ganar dinero por el bien de mi esposa e hijo.
Ning Xi se quedó sin palabras.
Lu Tingxiao volvió a sonreír y la besó en la frente. —Duérmete, terminaré pronto.
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