Fuera del bar había un camino flanqueado por árboles de ginkgo.
La noche era fría, mientras una pareja caminaba lentamente por el tranquilo camino.
—¿Estás bien? —preguntó Lu Tingxiao preocupado.
Ning Xi agitó la cabeza. No se había calmado del todo por la escena anterior.
—¿Cómo es que de repente apareciste allí?
—Estaba discutiendo unos asuntos arriba y acabo de terminar. Te vi cuando estaba a punto de irme —explicó Lu Tingxiao.
—Oh... —Ning Xi no sabía realmente qué decir y respondió:
—Gracias por rescatarme de esa situación.
Lu Tingxiao se encogió de hombros con indiferencia: —No tienes que darme las gracias. Sé que aunque no me presentara, podrías resolverlo por ti misma. No quería que tuvieras que ensuciarte las manos.
El corazón de Ning Xi latía rápido mientras su voz baja y áspera permanecía en su oído. Se aclaró la garganta y trató de cambiar el tema.
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