« ¿Qué esta pasado? Nunca escuche que algo como esto pase, si se toca estos cristales, lo mejor será hacer algunas preguntas más adelante... pero debo ser discreto , no sea que meta la pata y me busque problemas »
Lein no estaba completamente seguro de por que este extraño fenómeno le sucedida, pero no quería retirar su mano del cristal de Aura, ya que la sensación de la energía entrado en su cuerpo era casi adictiva.
Durante casi 20 minutos Lein siguió en la misma posición hasta que se dio cuenta que lo mejor sería retirar el cristal y seguir cavando.
Con sus fuerzas restauradas no le tomó mucho tiempo hacerlo, una vez tuvo la extraña gema en sus manos vio que tenia mas o menos el tamaño y la forma de un huevo, pero con la superficie algo irregular. Lo puso en su bolsa de herramientas y al hacerlo noto, que la conexión entre el y el cristal se había roto.
Lo más seguro era que la bolsa tuviera algún tipo de mecanismo aislante, que cortaba la conexión, entre el y el cristal, lo metió y saco varias veces, hasta estar completamente seguro que lo que pensaba era correcto.
La sensación del cristal al tocar su piel era tan agradable, que Lein no quería separarse de él. Así que, como un niño que se dispone a robar naranjas, metió su camisa dentro de su pantalón y puso el cristal dentro, de esta forma podían sentirlo mientras continuaba buscando más.
Con su extraña capacidad de sentir los cristales, no le tomó mucho tiempo encontrar otro y comenzar de nuevo el proceso de extracción. Esta vez fue más fácil el sacarlo de la pared rocosa, una vez hecho esto procedió a compararlo con el primero, notando algo muy extraño. El primero se había vuelto un poco más opaco, su hermoso brillo disminuyó.
Lein recordaba que el primero era justo como el segundo la primera vez que lo vio... ¿Entonces que había pasado? Sera acaso que estar en contacto con el cristal durante tanto tiempo había drenado parte de su energía. Para el esta era sin duda la única explicación posible.
Sin pensarlo mucho, puso los dos cristales dentro de su camisa y siguió minado.
« Esto es genial, ahora que tengo dos cristales me siento aun mejor y mi cansancio es casi nulo...¡Fantástico! A este paso podré sobrepasar mi cuota fácilmente»
Aunque no estaba seguro del porque, Lein sentía como entre mas cristales tenia, mas fácil era para él recuperar sus fuerzas, no sentía hambre y podía notar como sus golpes se hacían poco a poco más fuertes. Era una sensación increíblemente satisfactoria, que lo motivaba a cavar sin darse cuenta del paso del tiempo.
Un fuerte sonido se extendió por toda la mina, este avisaba que el día de trabajo había terminado, Lein rápidamente recogió todas sus herramientas, luego hizo una recuento de los cristales de alma y vio que había logrado extraer cinco. No todos eran del mismo tamaño, además lo que extrajo primero se veían menos brillantes. Rápidamente coloco los cristales en su bolsa de herramientas, ya que sería muy extraño que los llevara dentro de su camisa.
— ¡Maldito Muchacho!... Pensé que habías muerto ahí dentro. ¿Por qué diablos no saliste a comer?
— Lo siento Señor, tenía un poco de pan y carne seca dentro de mis bolsillos, además estaba un poco preocupado de no cumplir con la cuota diaria así que decide seguir trabajando...
— ¿A ver? muestra que hiciste...
Lein sacó los cinco cristales de aura y se los entregó al tuerto, Este quedó sumamente sorprendido y su único ojo casi se sale de sus órbitas.
— Ja, ja, ja! Increíble chico me has sorprendido, no pensé que ni pudieras sacar uno solo, por lo visto no se puede juzgar un libro por su portada. Has hecho un gran trabajo aunque algunos de los cristales no son de buena calidad has logrado sacar cinco: 2 de calidad baja, 2 de media y uno de calidad alta. buen trabajo incluso te ganaste algunos puntos de recompensa para que intercambies en la tienda.
Lein recordaba que todos los cristales eran iguales cuando los extrajo, a lo mucho habían diferencias de tamaño pero siempre cabo en los lugares donde se sentía una mayor atracción, el resultado de las diferentes calidades era sin duda el tiempo que estuvieron con él. Esto aclaro las dudas que había estado teniendo mientras cavaba.
— Gracias Señor por la recompensa.
Mientras se alejaba muy contento sosteniendo una ficha con el número 10 impreso en ella, recordó que en este lugar existían una tienda donde estos puntos de recompensa se podían cambiar por artículos varios: comida, armas, herramientas, ropa y casi cualquier cosa que se pudiera imaginar. Era unos de los negocios principales de la "Familia Loklar" encargada de la ciudad minera del norte.
Lógicamente si se tenía los puntos necesarios nada era gratis. En este mundo también existía el dinero, solo que El Duque Loklar había implementado un sistema de puntos, donde si querías comprar algo en su tienda primero debías cambiar el dinero por puntos.
A demás si alguien quería vender algo o trabajar para el solo recibiría puntos... No dinero, esto era una forma de asegurar que los tuvieran que gastar en su tienda.
El antiguo Lein nunca había ganado un solo punto, ya que el trabajar en la cocina ya era en si un trato preferencial por su débil cuerpo, sin embargo le gustaba ir para poder ver los muchos articules que en ella había.
El área común era muy grande, más de 100 metros cuadrados, rodeados de todo tipo de escaparates, con mercancías y artículos de todo tipo. A pesar que tenía borrosos recuerdos de este lugar, era completamente diferente verlo con sus propios ojos.
— Buenas joven, ¿Le puedo ayudar en algo?
Pregunto una hermosa joven de unos 20 años, con una hermosa figura, mientras le sonreía amablemente.
— Buenas Señorita, soy esclavo en la mina y me dieron algunos puntos como recompensa, ¿Quisiera saber si podría intercambiarlos aquí?
Pregunto Lein de forma temerosa, a pesar que este era el lugar que le habían indicado, no podía dejar de tener dudas, ya que todo se veía tan limpio y ordenado. Había muchas personas que se veían de una posición económica alta, la suma de todas estas cosas lo preocuparon un poco, dándole la sensación de que podía ser expulsado de este lugar en cualquier momento.
— Mientras tengas los puntos para intercambiar, no importa si eres esclavo, campesino, plebeyo, o noble. Incluso poderosos "Cultivadores de Aura", nos visitan en busca de artículos especiales.
Esta tienda era uno de los negocios principales de la "Familia Looklar", encargada de la administración de la Ciudad Minera del Norte. La misma suministraba todo tipo de recursos a varios pueblos cercanos, además era el corazón de la "Ciudad Minera" en esta región.
— Bueno... Me gustaría alguna herramienta que sirviera para extraer más fácilmente los cristales de aura, los cinceles que se nos dan en la mina se desafilan muy fácilmente.
A pesar que tenía muy poco tiempo en este mundo y del hecho de que era un esclavo, Lein por fin podía ver una luz al final del túnel, esta pequeña esperanza se la dieron los cristales, si era capas de extraer los suficientes, podría mejorar sus condiciones de vida, incluso pagar el dinero que le dieron a sus padres y ser libre antes de que se cumplieran el contrato de 4 años.
— Claro, ven conmigo —dijo la hermosa chica mientras lo llevaba a un área donde se encontraban las herramientas especiales—
— Este pico está hecho de una una aleación especial y tiene talladas dos runas mágicas, que aumentan su fuerza, he impiden que se desafilé fácilmente. Su precio es de 8 Puntos y es el más económico que tenemos, hay algunos de mayor capacidad con más runas pero son mucho más caros.
Lein no lo dudo ni por un momento a pesar que de que gastaría casi todos sus puntos, sabia que con ese pico podría aumentar la cantidad de cristales que extraía, y de esta forma sus ganancias aumentarán significativamente. "Para ganar dinero hay que invertir dinero"
— He escuchado, que este lugar también rentan cuartos por semana y me gustaría saber cual es su precio.
— Los más baratos cuestan 5 puntos por semana o un punto por día, como le sirva mejor pagar...
— Bueno me llevare el pico, también me gustaría pagar la habitación por 2 noches con los 2 puntos que me quedan.
Lein no sabía cómo serían estos cuartos, pero nada podía ser peor que el cuchitril en el que había dormido. En su contrato de esclavitud, solo se indicaba que: debía trabajar 9 horas, 6 días a la semana y que tendría derecho a 2 comidas al día. donde durmiera era su problema.
— Gracias por su compra, esta sería la llave de su cuarto. Cuando salga diríjase a la derecha y siga recto unos 200 metros, antes de entrar en la "Zona Roja" hay un gran cartel, no hay como perderse. —dijo la hermosa joven mientras se despedía con una encantadora sonrisa.