Este recuerdo la hizo reírse entre dientes.
- ¿De qué te ríes? ¿Mm? - preguntó Edward mientras la soltaba de mala gana.
- Recordé lo que pasó con Lady Laure Gaillard...
- Casi la envenenas con la sangre dañada por tu mirada de oro, recuerdo que tuve un gran problema con el Varón Gaillard por ese incidente y te golpearon con el látigo por tu insolencia...
- Pero tú no permitiste que me golpearan, recuerdo que el varón, su altiva esposa y su mimada hija pálidecieron al ver que me refugiaba en tus brazos mientras lloraba...
- Lo hiciste a propósito...
- Estaba marcando mi territorio, aunque en ese entonces solo era para causarte problemas...
- ¿Y ahora con qué intención marcas territorio?
- Porque si otra mujer llega a tocar tu piel, le arrancaré los ojos y lanzaré una maldición a su familia... ¡Hablo enserio! Mejor cuidas lo que haces...
- Tranquila. No planeo engañarte, ahora mucho menos ya que me doy cuenta de que me metí con una bruja mestiza...
- Más te vale que lo tengas claro, no escatimaré en esfuerzos de hacerte la vida imposible si llegas a intentar verme la cara de estúpida.
- Está claro - respondió Edward inclinándose para dejar un beso furtivo en sus carnosos y rosados labios.
- Esto lo vería todo el día... pero se hace tarde y el camino es algo complejo con esta ropa... asi que par de enamorados ¡Salgan ya al mundo real! - regaño Ashley mientras cruzaba los brazos con su rostro serio pero con sus ojos con un brillo conmovido.
- ¿No es lo mismo que haces con el demonio de Anthony Brown? - preguntó Adelaida con una sonrisa burlona.
- Que sea el nieto de sangre de un demonio no lo convierte por ley en uno, lo sabes Adelaida, él ha sido amable con la familia todo el tiempo...
- Sobre todo contigo. Sí lo ves está noche dile que si uno de sus esbirros del mal se vuelve a acercar a mi, no seré indulgente como la última vez - pidió Adelaida con un gesto serio.
- Sabía que le tenía cierto rencor al mestizo pero jamás creí que llegara tan lejos - le susurró Marc a Vanessa que estaba junto a él, pero por supuesto Adelaida logró escucharlo claramente.
- No confío en él, huele a muerte y sus aliados son espantosamente agresivos y sigilosos - dijo Adelaida severamente mientras miraba a Marc con el ceño fruncido.
- Él puede controlarlos, ese es el punto de ser pariente directo de un demonio - replicó Caitlyn bajando las escaleras mientras que con sus manos levantaba la falda de su vestido para no tropezar.
- Como sea - replicó Adelaida dándose la vuelta y caminando hacia la puerta con Edward abrazándola por el hombro - Pero no sabes lo que realmente piensa Anthony, Ashley, tú no lees mentes... pero él te ve como en un libro abierto.
- Tendré cuidado, ¿esta bien así? - preguntó Ashley siguiendo a la pareja por detrás. Los demás simplemente se sonrieron y empezaron a caminar, eran cuatro caballos de raza, Edward y Adelaida iban en uno, Ashley y Caitlyn en otro, Vanessa y Jessica en otro, y Marc en el último, como no llegaba carruaje hasta esa zona y debido a que la ropa que llevaban podría fácilmente ser arruinada el grupo tuvo que ir a un paso bastante lento, mientras charlaban animadamente, eventualmente llegaron al pueblo y después de hora y media de viaje a caballo al final llegaron a la mansión Sanderson.
***
El salón principal estaba decorado con adornos en tono de dorado y rojo, el suelo de mármol blanco alfombrado con color negro le daba un aspecto clásico y zobrio a la casa, habían exquisitas jarras de vidrio con diseños en grabado y flores bellamente combinadas en ellos, la sala estaba iluminada por tres candelabros que colgaban del techo y en las paredes también había algunos más pequeños, era un ambiente tranquilo y elegante que le agradaba a los invitados.
Cuando Adelaida entró sosteniendo el brazo de Edward, la primera en acercarse fue Nathaly Sanderson, ella miró extrañada a su primo segundo, quién tenía una expresión ilegible mientras sostenía firmemente la mano de Adelaida, como si quisiera evitar que alguien la robara.
- Señorita Adelaida, veo que se ha recuperado, cuanto me alegro de ver que está bien.
Adelaida sonrió sin que esa sonrisa llegará a sus ojos dorados y asintió con algo de respeto fingido pero que parecía verdadero a los ojos de la vampiresa.
- Estaré bien, me siento mucho mejor - dijo ella con una sonrisa indiferente.
- Me alegro que te sientas mejor, te digo algo... más tarde mi esposo quiere conocer a la niña que le salvó la vida.
- Ella no es una niña, Nathaly - comento Edward mirando a Adelaida con un brillo singular en sus ojos.
Al darse cuenta del segundo significado en las palabras del Lord, Nathaly lo miró con sospecha mientras que el rostro de la muchacha se ponía rojo como tomate.
- ¡Adelaida!
De repente Ashley llegó a paso rápido y con cara pálida, le susurró a Adelaida:
- Daga envenenada con mandrágora, la lleva un hombre y tiene el sello de una bruja negra.
El rostro de Adelaida pareció palidecer y su aura se volvió extremadamente amenazante, congelando el aire a su alrededor, y dificultandole a Nathaly respirar por el escalofrío que recorrió su columna vertebral...