La anciana había llegado hace diez días, pero durante los primeros días su mente estaba confusa, y ni siquiera recordaba su propia llegada, así que Gu Jiao y Xiao Liulang habían retrasado la fecha de su llegada algunos días.
Esto fue diferente al día en que la anciana desapareció en el Pueblo Qingquan.
Sin embargo, lo que ni Gu Jiao ni Xiao Liulang sabían era que cuando la anciana se desplomó en la puerta de Gu Jiao, Xue Ningxiang había escuchado el alboroto.
Sintió que algo andaba mal con la mujer anciana…
—Ah Xiang —la voz de la suegra venía del cuarto vecino.
Xue Ningxiang se serenó y caminó hacia el cuarto de su suegra —¿Madre, ya despertó?
—Creí haber escuchado a alguien en el cuarto hace un momento. ¿Le ocurrió algo a mi hijo menor? —la anciana estaba ahora más preocupada por el hijo menor que había ido a ser soldado, después de haber perdido ya a otro de sus hijos.
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