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El Contraataque de la Madrastra: Criando a un Niño en una Época Pasada

[Esposa Delicada VS Hombre Duro, Consintiendo a la Esposa + Doble Virtud + Vida Diaria Criando Niños] La streamer amante de la comida Shen Mingzhu transmigró al papel de una malvada madrastra de una novela de épocas pasadas, convirtiéndose en una figura de contraste para la aldeana Shen Baolan. Shen Baolan era amable y virtuosa, tratando a su hijastro como si fuera propio, mientras que el personaje original era severo y malvado, ya sea golpeando o regañando al hijastro. Shen Baolan disfrutaba de sus años crepusculares gracias a su prometedor hijastro, mientras que el personaje original fue quemada viva por su retorcido y siniestro hijastro. Para cambiar el trágico desenlace, Shen Mingzhu se remangó, preparada para arreglar las cosas correctamente. — Shen Baolan tuvo un sueño. El hombre con el que estaba a punto de casarse moriría medio año después, dejándola viuda y sin nada, destinada a llevar una vida de miseria. Mientras tanto, Shen Mingzhu, por haberse casado con el hombre adecuado, se convirtió en una dama rica envidiable. Ambas del mismo pueblo, ambas convertidas en madrastras de alguien, ¿por qué debería Shen Mingzhu vivir una vida mejor que la suya? Ella se casaría con el hombre con quien estaba casada Shen Mingzhu, ¡y viviría la buena vida de Shen Mingzhu! — Pasaron cinco años. Shen Mingzhu se había convertido en estudiante universitaria, el hombre de Shen Mingzhu no murió sino que se convirtió en un gran jefe, y el hijastro de Shen Mingzhu se convirtió en un niño prodigio. Shen Baolan, que anhelaba que su esposo tuviera éxito, seguía esperando amargamente el día en que su hombre alcanzaría la grandeza.

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Capítulo 109 Shen Baolan se arrodilla para pedir perdón

Shen Mingzhu solo se dio cuenta de que lo que Pei Yang había estado escondiendo era un retrato familiar cuando se acercó más.

La foto había sido especialmente recortada a dos pulgadas para caber en la capa plástica de la billetera para su fácil almacenamiento.

Al ver que lo había descubierto, Pei Yang no jugó al desentendido y francamente le pasó la billetera para que ella la mirara.

—Llevar tu foto conmigo me da en qué pensar cuando estoy lejos. —afirmó Pei Yang.

Al escuchar las palabras del hombre, los ojos de Shen Mingzhu se humedecieron ligeramente, y no pudo evitar querer persuadirlo de nuevo, que abandonara su trabajo como marinero y se quedara en casa, lo que podría cambiar su destino de morir joven.

Sin embargo, antes de que pudiera hablar, el teléfono de la sala sonó.

Pei Yang se dio vuelta para contestar la llamada.

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